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Aleksandra Kolontái, una política rusa

  • Política rusa que realizó una gran aportación al socialismo y a la lucha por la igualdad
  • Fue la primera mujer en formar parte de un Gobierno

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Mujeres malditas - Aleksandra Kolontai - 12/02/20

La política rusa Aleksandra Kolontái (1872-1952) realizó valiosas aportaciones al socialismo y, muy especialmente, a la lucha por la igualdad real de las mujeres. Fue la primera en ocupar un cargo en el gobierno de un país y también la primera embajadora.

Alexandra Kolontái, una mujer rebelde y enfrentada a su tiempo

Corren tiempos convulsos en Rusia. Estamos en 1872 cuando Alexandra Domontotovitch, conocida por el apellido de su marido, Kollontai, nace en San Petesburgo, en una aristocrática y adinerada familia.

Jordi Coromiras, escritor y periodista, le cuenta a Mujeres malditas, de Radio 5, que cuando ella nace su padre es general al servicio del Zar y su madre proviene de finlandeses de enorme fortuna, conseguida en la industria de la madera. Muy unida a su padre, con la madre tiene más de un conflicto, sobre todo cuando expresa su intención de continuar los estudios, algo que la mujer no considera propio ni necesario para una chica joven.

San Petesgurgo no es sólo el mayor centro industrial del país, sino el escenario de acciones de un incipiente movimiento obrero. Y pese a los intentos familiares de mantenerla alejada de las peligrosas ideas revolucionarias, la visita a una fábrica textil, donde las trabajadoras realizan jornadas 18 horas en condiciones de semiesclavitud, y la boda concertada de su hermana a los 17 años, la marcan para siempre.

Para Alexandra ideología y matrimonio eran un contrasentido

Kolontái ya tiene la primera oportunidad de rebelarse y, aunque quiere a su marido y es madre de un niño, no pasa mucho tiempo hasta que su matrimonio la hace sentirse atrapada. "Lo seguía amando -escribiría años más tarde- pero la dichosa existencia de ama de casa y esposa, se convirtió en una jaula".

Hacia 1896 deja a su marido y a su hijo para estudiar en Zurich, donde confluyen en ese momento numerosos jóvenes afines al socialismo. Participa activamente en los acontecimientos de 1905, tras presenciar como se masacra a los obreros frente al Palacio de Invierno. Crea organizaciones de trabajadoras y escribe artículos. A raíz de la publicación de uno de ellos, Finlandia y el socialismo, en el que animaba a los filandeses a sublevarse ante la ocupación rusa, tiene que exiliarse.

Viaja por Alemania, Gran Bretaña y Francia. Profundamente antiimperialista, se opone activamente a la Primera Guerra Mundial.

Regresa a Rusia poco antes de la Revolución de Octubre. Es elegida miembro del Comité Central y apoya a Lenin en la defensa de sus famosas "tesis de abril". Tras la toma del poder, es elegida Comisaria del Pueblo para la Asistencia Pública. Se convierte en la primera mujer que forma parte de un gobierno, y desde su nueva responsabilidad, trabaja de forma incansable por los derechos de las mujeres, por su organización y su implicación en la construcción de una nueva sociedad.

En marzo de 1921 se celebra el décimo Congreso del Partido Bolchevique, en el que se enfrentan tres posturas: la liderada por Lenin, la encabezada por Trotsky y la de Oposición Obrera, a la que mediante una resolución se califica como desviación anarcosindicalista. Kolontái y una veintena de compañeros dirigen una protesta a la Internacional Comunista, que finalmente apoya la decisión del PCUS.

En 1922, Oposición Obrera queda prácticamente disuelta y en1923, Alexandra Kolontái pasa al servicio diplomático, convirtiéndose, también, en la primera mujer embajadora.

Kolontái muere en Moscú en 1952

En 1930, se posiciona públicamente a favor de Stalin. Permanece callada ante la degeneración burocrática y consiente las deportaciones, encarcelamientos y asesinatos ordenados contra miles de militantes de la oposición de izquierdas.

Fallece en 1952, en Moscú, después de una larga vida de luces y también, especialmente durante los últimos años, de sombras en forma de obediencia al poder autoritario. Y aunque contradictoria, su trayectoria está llena de valiosas aportaciones al socialismo y, muy especialmente, a la lucha por la igualdad real de las mujeres.

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