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Música clásica desde el cerebro

  • Señales cerebrales y latidos del corazón se transforman en obras musicales
  • Las piezas son interpretadas con ayuda de robots e instrumentos mecánicos
  • La Orquesta de Elche estrena una sinfonía basada en registros fisiológicos

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Desde hace tiempo, la Universidad Miguel Hernández (UMH) De Elche y la Orquesta Sinfónica Ciudad de Elche (OSCE) colaboran en estudios para analizar las relaciones existentes entre música, neurociencia y cerebro. Parte de los resultados de esas investigaciones se han podido ver sobre el escenario en un concierto que tuvo lugar el pasado jueves día 4 de junio en el Patio de Armas del Palacio de Altamira, en la ciudad de Elche.

Se presentaron por primera vez obras musicales basadas en registros de señales cerebrales reales. Dichas señales pretenden evidenciar la relación entre la música y el cerebro. Los investigadores quieren mostrar, por ejemplo, cómo “se oye” unas crisis epiléptica real o el concepto de la sinestesia.

El concierto

Durante el recital, se presentaron obras musicales basadas en señales cerebrales, con instrumentos mecánicos de manivela e instrumentos antiguos. También pudo verse a un paciente con esclerosis múltiple tocando un teclado con ayuda de un brazo robótico.

Una chelista del Conservatorio de Elche actuó tocando con un gorro de electroencefalografía, de forma que todos los asistentes pudieron escuchar el sonido del instrumento y ver, a la vez y en tiempo real, las señales cerebrales de la intérprete proyectadas sobre una gran pantalla. Interpretó el segundo movimiento de la 'Sonata del Antiguo Estilo Español' de Gaspar Cassadó.

La Orquesta Sinfónica Ciudad de Elche

La OSCE, a las órdenes de su Director Titular Leonardo Martínez, puso el broche a este recital con el estreno mundial de una obra basada en registros fisiológicos de estímulos visuales que se proyectaron en una gran pantalla simultáneamente con la música. La obra ha sido compuesta y adaptada por el compositor Luis Suria. El primer movimiento de esta nueva obra está centrada en el color y el segundo movimiento surge de registros cerebrales normales y de cerebros durante una crisis epiléptica. Además de la obra inédita, interpretaron la 'Sinfonía nº3, Escocesa' de Mendelsshon.

Según Eduardo Fernández, director del grupo de Neuroingeniería Biomédica del Instituto de Bioingeniería de la Universidad Miguel Hernández, “Éste es un evento de gran trascendencia, no sólo por la presentación mundial de estas novedosas obras musicales. También ayuda a reflexionar sobre las relaciones entre la música y el cerebro”.