Enlaces accesibilidad

La 'skypeización' de la vida y el amor

  • El SXSW estrena 10.000 KM, de Carlos Marqués-Marcet, en competición
  • Natalia Tena y David Verdaguer, sus actores, premiados por el jurado
  • Vigalondo estrena Open Windows, un thriller en la pantalla de un ordenador
  • Emilio Aragón presenta Una noche en el viejo México, con Robert Duvall

Por
Natalia Tena y David Verdaguer viven en '10.000 KM' una relación a través de internet (aunque la foto parezca desmentirlo).
Natalia Tena y David Verdaguer viven en '10.000 KM' una relación a través de internet (aunque la foto parezca desmentirlo).

Rumiando todavía Her y su retrato 'naíf-ihilista' sobre el amor en tiempos de internet, la selección de películas del South by Southwest (SXSW) 2014 nos vuelve a enfrentar a ese mundo contemporáneo de antirromanticismo en el que la imagen de las cosas o personas nos resulta a veces más real, y casi siempre más habitual, que su presencia física.

Así sucede en dos de las ocho películas en la sección a competición, historias de amor en las que las relaciones se desarrollan a través de la pantalla del ordenador: 10.000 KM, del español Carlos Marqués-Marcet, y The heart machine, de Zach Wigon. Ambos son debuts en el largo de cineastas nacidos en la década de 1980 y la de Marqués-Marcet ha recibido un reconocimiento especial del jurado al dúo protagonista, Natalia Tena y David Verdaguer.

Open Windows, de Nacho Vigalondo es una thriller con una brillantísima y loca realización

En otro terreno, Nacho Vigalondo ha presentado Open Windows, un más difícil todavía en el que asistimos a la historia a través de las ventanas abiertas en el escritorio de un ordenador, una brillantísima y loca realización para un thriller de género con Elijah Wood y Sasha Grey de protagonistas.

“Me interesaba, como punto de partida, pensar en la diferencia entre estar delante de alguien o delante de la imagen de alguien, que además es algo muy cinematográfico porque en el cine vemos la imagen de alguien -explica Marqués-Marcet-, y en cómo podemos comunicarnos de otras maneras pero que al final eso no sustituye la presencia físicha”.

En 10.000 KM, Alex (Natalia Tena) y Sergi (David Verdaguer) son una pareja de Barcelona en torno a los 30 que está buscando tener un hijo cuando a ella le ofrecen una beca para desarrollar un proyecto de fotografía en Los Ángeles. 

A partir de ese momento, su relación se desarrollará a través de la pantalla del ordenador, en una rutina -en el sentido aséptico de la palabra- de videollamadas que acerca Los Ángeles y Barcelona pero que pondrá a prueba su unión.

El primer largometraje de este catalán afincado en Los Angeles tiene la grandeza de esas obras aparentemente pequeñas cuya sobriedad y naturalidad esconde un trabajo preciso y un mecanismo que se percibe afinado al milímetro, aunque sólo si te paras a pensarlo. Es, por eso, una pequeña joya que crece a medida que tomas distancia temporal y vas cayendo en la cuenta de sus capas.

Lo que nos cuenta la historia es el arco descendente de una relación urbana y treintañera amenazada por la distancia. Nada más. Sin pretensiones de filosofar sobre el amor, de retratar a una generación, sin hipsterismos ni histerismos. Carlos Marqués-Marcet construye una narración artesanal. 

Y todo funciona bien: el ritmo del guión (un drama que sabe introducir el humor), la cuidada realización (desde un brillante plano secuencia inicial de 22 minutos a memorables escenas costumbristas vía pantalla del ordenador), la gran interpretación de los dos únicos actores (miradas, silencios, además de ese reto que es enfrentarse a la imagen del otro personaje y no al personaje), la mínima presencia musical.

Pequeños directores de cine delante de la pantalla

”El discurso de 10.000 KM es también sobre cómo el lenguaje cinematográfico se introduce en nuestras vidas cotidianas. Cuando haces una videollamada estás haciendo de operador de cámara: hay una posición, una puesta en escena… nos convertimos todos en pequeños directores de cine y actores cuando nos ponemos delante de la webcam”, explica Marqués-Marcet.

“La distancia, cuando no hay conexión, permite idealizar, oestar más en conexión con la imagen interior que tienes del otro"

¿Son sus referentes las historias de amor antirromántico más cercanas, como Blue Valentine o 500 días juntos? “Mi referente es I fidanzzati", aunque por contraste, ya que es una película que cuenta la historia de una pareja cuya relación es reavivada por las cartas escritas desde la distancia. “La distancia, cuando no hay conexión, permite idealizar, o estar más en conexión con la imagen interior que tienes del otro. Cuando tienes a la otra persona delante, esa distancia se hace muy presente y la realidad de la no conexión es mucho más fuerte”.

The heart machine  parece -aunque quizá sólo lo parezca- que quiere funcionar al revés y muestra cómo  la distancia puede servir para convertir las relaciones en algo más profundo y auténtico. Un chico y una chica se conocen a través de una web de dating, pero ella está en Berlín y él en Nueva York. La relación evoluciona entre las sospechas del chico de que su novia virtual no está tan lejos.

Zach Wigan explicaba que el germen del guión estaba en una vivencia personal: “Tuve una relación a distancia, ella estuvo ocho meses en Europa, y vía Skype funcionaba bien, pero cuando volvió a Nueva York no funcionó”.

Además, de Vigalondo, Marqués-Marcet y Bayona, la presencia española en el festival de cine del SXSW se cerró este lunes con Una noche en el viejo México, de Emilio Aragón, una road-movie ambientada entre Texas y México con Robert Duvall y Angie Cepeda de protagonistas. Tanto 10.000 KM como la de Emilio Aragón cuentan con la participación de Televisión Española.