Por qué la cuenta de Twitter del mono lunar es lo mejor que hay ahora mismo en internet
- El mono lunar se ha hecho viral en Twitter transmitiendo un mensaje de tranquilidad y sosiego a sus seguidores
- La creadora de contenido y escritora Mimí Granizo analiza desde su perspectiva de experta en redes sociales el fenómeno tras la cuenta de Twitter
Paso muchísimas horas de mi día en internet. Es más, hay días en los que paso la mayor parte de mi día en internet. Ya sea viendo TikTok, Instagram, trabajando, leyendo artículos o viendo Twitter, la realidad es que muchísimos momentos de mi día nacen mientras estoy conectada a la red. Según mi teléfono estoy una media de seis horas utilizando el móvil entre semana y los fines de semana entre dos y tres horas. Hay días que he usado el móvil hasta once horas. La mayoría en redes sociales. Esto es una barbaridad obviamente -aunque gran parte de mi trabajo sea gestionar cuentas de redes sociales y no me quede otra- y no es nada bueno para la salud mental. Hablando con mis amigas pude observar que sus medias no distan mucho de las mías. Si a esto le sumamos todo el tiempo que paso leyendo artículos en el ordenador, en fin, no quiero ni pensar cuántas horas estoy exactamente en internet. Puede que por eso escriba tantos artículos sobre el mundo online y tan pocos sobre el mundo real. Vivo literalmente aquí, en un mundo generado por códigos html y cosas que no entiendo.
El problema es que el uso de redes sociales está relacionado con un incremento en las tasas de ansiedad y depresión e incluso puede causar problemas en el sueño o afectar a la percepción de nuestra propia imagen. Usar en exceso las redes sociales también está relacionado con los trastornos de la conducta alimentaria y con falta de autoestima en jóvenes y adolescentes. Lo que en los 90 era percibido como el futuro de la humanidad y la tecnología que nos iba a hacer mejores poco a poco se ha ido convirtiendo en un campo de batalla.
Si paso demasiado rato en Instagram acabo comparando mi vida con la de otras personas a través de historias de bodas, barcos y comidas deliciosas. El daño que me hace esta red social es más personal, más privado. Soy yo conmigo misma convirtiéndome en mi peor enemiga y sacando a relucir mis inseguridades.
TikTok no me causa esto y, de hecho, es una de las redes en la que el contenido me entretiene más porque o me hace reír o me hace aprender, pero sí que he notado que me hace consumir más que otras redes sociales y comprar más compulsivamente (si trabajas en alguna marca ignora este dato, por favor).
Cuando miro mucho Twitter, sin embargo, acabo decepcionada con la sociedad: me quedo con la intolerancia, bullying, misoginia, transfobia... Aunque mi algoritmo procure enseñarme memes y cosas divertidas, o incluso aunque tenga varias palabras y temas bloqueados, acaban llegando a mi ‘Para ti’ tweets de personas defendiéndose de ataques o criticando actitudes de otros (cosa que está bien pero que me pone triste, inevitablemente). Hay días que meterse en Twitter es como compartir espacio con una persona que es una nube negra. Es decir, es como hablar con una persona que está quemada, que es negativa y que no para de decir lo malo de todo. Esto está bien para hacer autocrítica un rato, pero estar todo el día recibiendo ese tipo de mensajes me hace perder un poco la fe en la humanidad.
Un día cualquiera, entre esta amalgama de horrores, encontré algo que me hizo tremendamente feliz: el mono lunar.
@micodelaluna es una cuenta de Twitter que tiene como protagonista un meme que es la cara de un monito adorable insertado en la luna. Alguien, una persona anónima, creó esta cuenta para dar las buenas noches y enviar mensajes bonitos a aquellos dispuestos a leerle o a los que el algoritmo decide que son merecedores de recibir estos bellos mensajes. Su manera de escribir, con puntos suspensivos entre cada palabra, transmite un mensaje de tranquilidad que inevitablemente se lee lento. Con calma. Todo lo contrario al ritmo de consumo que llevamos en las redes sociales en las que nuestra atención se capta en un segundo y pasa a otra cosa en cinco.
El mono lunar reconforta a aquellos que leen sus tweets e incluso se lo han puesto como amuleto en forma de chapa (sí, como Alf en el capítulo de Los Simpson) o como una especie de mensaje reconfortante que significa que todo saldrá bien en farolas de las universidades. Hay personas que se lo han tatuado o parejas que cada noche se desean felices sueños creando mensajes personalizados en el estilo de los del mico lunar:
La locura de cariño que recibe esta cuenta de Twitter me hizo reflexionar sobre qué es lo que hace que necesitemos de este amor y empatía en la red. Vivimos en una sociedad en la que estamos crónicamente online. Nuestros temas de conversación, bromas y expresiones se mueven a través de una telaraña que se expande por todo el mundo. Puede que tú que lees esto no lo sepas pero si yo digo “Attenzione pickpocket” en una calle aleatoria de Toronto, va a haber al menos 20 personas que sepan a lo que me refiero perfectamente. Nuestra generación y todas las que nos siguen somos así. Estamos unidos por internet y eso es algo que nos define. Es una parte de nuestras vidas que nos impacta a nivel cultural, social y, por supuesto, anímico. Lo que ocurre en internet es real, creo que mi cerebro al menos se cabrea lo mismo por algo que lee en la red que por algo que veo en la calle.
Por eso mismo, es tan importante y satisfactorio encontrar un remanso de paz en medio de la negatividad que puede suponer internet y es posible que por esto mucha gente en Twitter haya abrazado algo tan simple y sencillo como el monito lunar: un fenómeno online que cala en nuestro día a día con mensajes bonitos para hacer más llevadera nuestra jornada y recordarnos que el mundo es difícil, pero que lo estamos haciendo bien o al menos, tan bien como podemos, que ya es algo.
Mimí Granizo (Santa Cruz de Tenerife, 1992). Ha colaborado en medios digitales como Mad Girls Magazine, La Maldita Radio o Freeda. Actualmente es escritora y creadora de contenidos freelance.