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¿Puede "la barbie" ser un icono feminista?

  • Desciframos qué avances podrá lograr la realizadora Greta Gerwig tras dirigir una peli sobre la mítica muñeca de vida perfecta y físico irreal sin pelos en el cuerpo
  • ¿Empoderamiento femenino o más de lo mismo?

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¿Puede "la barbie" ser un icono feminista?

A lo largo de 2023 internet se ha vuelto loco varias veces con los anuncios y adelantos de la película live-action de Barbie, la famosa muñeca de Mattel. Desde que se anunciara la producción de esta película la expectación no ha hecho más que aumentar, aunque en un primer momento dejase a la opinión pública bastante indiferente, especialmente cuando los titulares afirmaron que la dirigiría la directora Greta Gerwig. De hecho, fue la propia Margot Robbie quien mencionó este fenómeno cuando afirmó en Vogue UK: “Por lo general, la gente oye ‘Barbie’ y piensa: ‘Ya sé lo que va a ser esa película’ y luego se enteran de que Greta Gerwig la está escribiendo y dicen: ‘Oh, bueno, tal vez no’...”.

Pero ¿quién es esta directora y por qué su particular visión promete darle una vuelta al universo de la popular muñeca?

Greta Gerwig nació en Sacramento, California, en 1983 y su carrera en la industria del cine comenzó como actriz en películas indies del subgénero conocido como mumblecore y que rápidamente le hicieron consagrarse como una musa indie del mundo de la actuación. Este género cinematográfico, el ‘mumblecore’, es un movimiento que busca una expresión muy natural, casi improvisada en el que los propios guiones desvelan mucho de la biografía del director o directora a través de unos diálogos y una imagen muy naturales. Una de las mayores exponentes de este género es Lena Dunham (la directora y protagonista de Girls), para que nos entendamos.

Tras unos años actuando y escribiendo, Gerwig se atrevió a dar el salto a la dirección y nos regaló dos de las mejores y más interesantes películas de los últimos años en las que ya se observa de primera mano esta visión particular que empaña todo lo que hace: Lady Bird y Mujercitas.

Lady Bird es una de esas películas que es un must si te gusta el cine. Este film cuenta la historia de una adolescente (interpretada por Saoirse Ronan) que vive en Sacramento, lugar donde creció la directora ya que obviamente la película tiene tintes autobiográficos. ‘Lady Bird’, la protagonista, se encuentra en su último año de instituto y quiere irse de la Costa Este para definirse y escapar de su protectora madre. La película tuvo una buena acogida de crítica y público y, de hecho, Greta obtuvo con ella su primera nominación al Oscar como directora además de como guionista. Más allá de nominaciones y premios, la película es espectacular porque consigue de manera sutil uno de los grandes objetivos del feminismo que es hacer lo femenino algo universal. Es decir, nos muestra que las historias de las mujeres también pueden pasar a formar parte del discurso general y no quedarse relegadas a un segundo plano, a un "colectivo" secundario, a pesar de que las mujeres seamos la mitad de la población mundial. Tan solo hace falta ver las imágenes del making of de Lady Bird para darse cuenta de cómo dirige Gerwig y cómo aporta su propia personalidad y energía femenina a las películas de manera única.

Lo mismo que hizo la directora años después con Mujercitas, nominada a seis premios Oscar entre los que se encontraba el premio a ‘Mejor película’ y ‘Mejor guion adaptado’ y que según Laura Dern sin duda se los merecía.

En Mujercitas Gerwig vuelve a poner su especial punto de vista en un clásico como es el libro de Louisa May Alcott. El propio libro, aunque el final no le encantara especialmente a su escritora, consigue hacer de lo femenino, de lo privado, de lo moral, algo subversivo gracias a las numerosas capas que tienen las famosas hermanas March ya que, de manera revolucionaria, las muestra como mujeres con personalidad propia y mucha profundidad algo que no abundaba (o abunda) en la literatura dominante de la época. Greta Gerwig consiguió trasladar a la gran pantalla en esta adaptación esta idea a la perfección, al mismo tiempo que captó gran parte de la personalidad de la propia escritora y trasladar esta revolución al presente y a su propio papel como directora. Tal y como afirmó en una entrevista en S Moda: “Y es que el concepto de una mujer queriendo ser escritora, dueña de su destino, es completamente revolucionario. Tanto entonces como ahora, cuando seguimos hablando sobre la paridad salarial y de oportunidades laborales para la mujer.”

Es por esto que el hecho de que vaya a dirigir la nueva película de Barbie tiene a todo el mundo expectante ya que es todo un reto que se asocie a la muñeca con una visión feminista y contemporánea. Sin embargo, la evolución que ha tenido la propia muñeca -que hoy en día incluye todo tipo de cuerpos y profesiones y que incluso ha creado su primera muñeca con síndrome de down- nos muestra que el film va muy de la mano con la vida de la muñeca más famosa. Además, el propio proyecto en sí es una muestra de empoderamiento femenino y de cómo poco a poco las mujeres controlamos el discurso que se cuenta de nosotras.

Por otro lado ¿esto convierte a la muñeca en un icono feminista?

Como todo en la vida, la respuesta no es una cuestión de blanco o negro. La muñeca, tal y como la recordamos la mayoría, es rubia, extremadamente delgada y con un cuerpo absolutamente irreal. Poco a poco sus diseñadores fueron modificándola y creando más versiones para irla adaptando a los tiempos y a las nuevas generaciones.

Empezaron a hacer barbies con variadas profesiones, lo cual ayudó a que las niñas creyeran que la mujer podía realizar todo tipo de trabajos al haber barbies científicas o astronautas. Poco a poco fueron ampliando el catálogo y hubo barbies racializadas e incluso con diferentes tipos de cuerpos - aunque ninguna es que tenga un cuerpo que se salga en exceso de la norma -. Con todo esto, tenemos una muñeca que ayudó a generar expectativas imposibles en torno al cuerpo de las mujeres, que no tienen ni un pelo en el cuerpo, que muestra una vida perfecta con su novio Ken y que tiene coches y casas de lujo que hoy en día casi nadie nos podemos permitir. Pero, al mismo tiempo, es una muñeca que avanza con los tiempos y que es cierto que gusta a las niñas y que muchas la tenemos como una parte muy importante de nuestra infancia.

Además, gracias a la tendencia bimbo, la muñeca ha sido considerada un verdadero icono y modelo de conducta ya que se considera -y con razón- que se puede ser guapa, ir maquillada, vestida de rosa y ser una persona inteligente que tiene conciencia política pero que al mismo tiempo quiere pasarlo bien y disfrutar de esta difícil vida, además de no sentirse culpable por ver películas divertidas sin más aspiración que la de entretener como por ejemplo como ocurre con Barbie en el cascanueces.

Sabiendo que esta muñeca representa unas expectativas imposibles, no tenemos que sentirnos culpables porque adoremos a la muñeca Barbie o sus películas, ya sean las de animación que son carne de memes o el próximo live action. La cuestión es que no todo lo que consumimos tiene que ser un producto que pretende cambiar la cultura y el paradigma artístico, podemos considerar Barbie: Escuela de princesas nuestra película preferida y ese acto en sí mismo puede ser una forma de resistencia a los designios y valores del patriarcado perfectamente.

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Mimí Granizo (Santa Cruz de Tenerife, 1992). Ha colaborado en medios digitales como Mad Girls Magazine, La Maldita Radio o Freeda. Actualmente es escritora y creadora de contenidos freelance.