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LITERATURA Z

Lucía Tudela presenta 'Las canciones que nunca te dediqué': "Siempre he escrito marcada por el dolor y no por la felicidad"

  • La escritora regresa con un proyecto repleto de sentimientos, emociones y música para acompañarlos
  • "Cuanto más amor propio te tienes, más sabes lo que vales"
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Lucía Tudela presenta 'Las canciones que nunca te dediqué'

Las canciones que nunca te dediqué. Ese es el mensaje y el esperado título del último lanzamiento de Lucía Tudela. Esta autora solo tiene 25 años, pero ha conseguido crear una comunidad que le ha permitido abrirse sin miedo y en canal en un libro cargado de playlist que evocan todas y cada una de las emociones que hay detrás de sus heridas. Unas heridas que se ha encargado de abrir, revivir y cerrar para mostrar con libertad su visión del mundo.

¿En qué momento vital te encontrabas cuando empezaste a escribir Las canciones que nunca te dediqué?

Lucía: Pues creo que ha sido el peor momento de mi vida en cuanto a creatividad. Cuando empecé con el libro llevaba ya unos meses de inspiración pura. Me costó muchísimo sacarlo. Fue un reto absoluto, porque era como "vale, Lucía, tienes que sacar un libro y tienes que hacerlo partiendo de cero".

El libro está repleto de playlist y acabas con las de autoayuda y dolor. ¿Crees que van de la mano?

Lucía: Supongo que son necesarias la una con la otra. Más la autoayuda con el dolor que viceversa. Al fin y al cabo, si no te quieres a ti mismo no vas a poder querer bien al 100%, porque vas a acabar pensando eso de "¿y si no soy suficiente?". Debes entender principalmente que lo más importante eres tú, y a raíz de eso, tirar con lo demás. La autoayuda como tal es necesaria por partir del amor propio.

"Nos han metido mucho en la cabeza las historias de Disney"

Hablas mucho sobre el amor, en todas sus facetas. Para ti, ¿qué debe tener una relación para que sea 100% sana?

Lucía: La confianza, sin duda. Para mí la comunicación es imprescindible. Se da por hecho que la otra persona puede saber cómo nos sentimos, pero para nada. La otra persona no es adivina y si no le dices: "me siento de esta manera", no puede dar por hecho cómo te sientes. No lo tenemos todavía arraigado del todo, así que las mayores discusiones siguen produciéndose por esto. Vas acumulando y al final acaba explotando por una u otra parte. También es importante la empatía para poder entenderlo todo desde su punto de vista. Si tú ves un nueve en el suelo, la otra persona va a ver un seis. Los dos vais a tener razón, pero cada uno posee su punto de vista.

¿Crees que percibimos el amor de forma diferente según si somos hombre o mujer?

Lucía: Creo que las mujeres en sí, al estar -por desgracia- en un mundo bastante heteropatriarcal, nos han metido mucho en la cabeza las historias de amor de Disney, el príncipe azul, el "si no te escribe, no le escribas", etc. Sigo pensando que somos más propensas a mostrar lo que sentimos. Los hombres por el contrario, creo que siguen pensando mucho eso de "si muestro mis sentimientos, vas a tocar mi ego". Las mujeres no es que veamos el amor de manera diferente, sino que ellos son más reservados a la hora de expresarlo, y eso es muy distinto a la hora de demostrarlo y de tener una relación sana del todo. También es verdad que cada vez hay más escritores que hablan más sobre amor y ya no se esconden.

Hablas sobre el sentimiento de culpabilidad que llegan a tener algunas mujeres por decir que no. “Me dejas extrañada porque es la primera vez que me pasa. Que digo que no y es que no. Y no me tengo que sentir mal después”. ¿Crees que se nos sigue culpabilizando?

Lucía: Cada vez menos, pero es verdad que aún hay un alto índice de que tú digas "no" y al final sea la mujer la que se sienta culpable o responsable. A veces terminas mirando por la otra persona y cedes, cuando quizás a ti no te apetece. Aún no está eso de decir "no es no".

"Cuanto más amor propio te tienes, más sabes lo que vales"

Uno de tus textos dice: “te has caído del pedestal en el que te subí, y menos mal”. ¿Crees que poco a poco llegamos a idealizar de tal manera que nos olvidamos incluso de nosotros mismos?

Lucía: Cuanto más sabes lo que vales o sabes lo que debes dejar pasar, eres más consciente de que es posible que te lleves decepciones porque puede que estés esperando un mensaje que no llega, etc.. Es mejor tener este pensamiento de "vale, puede pasar; pero si no ocurre, no me voy a morir". Hay cosas más importantes en la vida que estar pensando en si "me ha leído" o si me han dicho "te quiero". No es que no tengamos expectativas, porque el ser humano siempre las tiene, le gusta ser masoquista (ríe). Pero creo que cuanto más amor propio te tienes, más sabes lo que vales. En lugar de utilizar ese pedestal para poner a otra persona, en ese momento debes ponerte antes a ti.

“No te guardes todo lo que te duele, que no se te gangrene la herida”. ¿Consideras que poco a poco, nuestra generación va perdiéndole el miedo a decir abiertamente lo que siente? ¿Incluso de pedir ayuda profesional si es necesario?

Lucía: Sí, sin duda. Como todo lo demás, va paso a paso y poco a poco. Al fin y al cabo, si necesitas ayuda lo vas a decir porque se está normalizando el hecho de acudir a un profesional. Se está haciendo más conocedor el hecho de ir a un psicólogo, porque es como si te rompes una pierna y vas al médico. Un terapeuta va a cuidar algo que va más allá del físico, que es la cabeza. Si eso te falla, te falla todo. La generación que viene supongo que es más consciente de lo importante que es la salud mental. Antes decías que ibas al psicólogo y te decían "estás loco". Ahora lo dices y te sueltan: "dame el teléfono, que yo también quiero ir".

También hablas sobre “las últimas veces”. ¿Crees que las romantizamos en exceso?

Lucía: En ese aspecto soy un poco masoquista. En cuanto a inspiración se refiere, siempre he dicho que cuando quizás no me viene, suelo recurrir a viejas heridas: las abro, escribo, las cierro y sigo con mi vida. Suelo recurrir a eso de "la última vez que te vi", "la última vez que te besé"... Siempre he escrito más marcada por el dolor que por la felicidad, más que nada porque cuando estoy feliz, no estoy pendiente de lo que escribo o dejo de escribir. Para mí, la escritura siempre ha sido una válvula de escape y mi manera de sobrevivir. De hecho tengo tatuada la frase "escribir para seguir viviendo". Cuando no hay dolor, recurro a lo que tenía para sacar de ahí la inspiración. Por eso hago tanto hincapié en las últimas veces.

Una de las conclusiones a las que llegas es que las personas vienen y van. ¿Crees que ahora, viviendo un mundo de permanente cambio, ocurre más que nunca?

Lucía: Me acuerdo del texto que comentas porque es uno de mis favoritos. Lo escribí por el tema que hablábamos antes de no ponerte tú en primera posición e idealizar a las personas. Al fin y al cabo, todos estamos en este mundo de paso, así que no te puedes quedar enganchado a una persona deseando que no se vaya. En el fondo, si no se va porque quiere, se irá porque no quiere. Es decir, de repente la persona en cuestión puede morirse, enfermar... Por decir cosas fuertes, pero puede pasar. Si vives en el cuerpo de otra persona no estás disfrutando tu vida. Si estás pendiente de que no se vaya, te vas a ir tú antes. ¿Sabes? Creo que al fin y al cabo, las personas vienen y van, pero lo más importante es reír en el momento en el que estás, quererla y cuidarla.