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De detectores de fantasmas a leggings de oro: ¿hasta dónde llegan los famosos para complacer sus caprichos?

  • Según la revista Forbes, varios artistas habrían gastado auténticas millonadas en adquisiciones de lujo
  • ¿Todo vale con tal de complacer un capricho? ¿Hemos normalizado sus excentricidades sin plantearnos su papel en la sociedad?
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¿Hasta dónde llegan los famosos para complacer sus caprichos?

Si durante la pandemia ya nos planteamos el papel que deberían tener determinados influencers, ahora toca debatir sobre el que deberían desempeñar algunas celebrities. Es lógico y totalmente comprensible que cada persona gestione su fortuna como buenamente pueda. Sin embargo, cuando hablamos de cuentas bancarias con millones de dólares, darse algún que otro capricho puede alcanzar dimensiones algo marcianas. Y sino que se lo digan a Lady Gaga. Según la revista Forbes, la artista habría desembolsado la cantidad de 50.000 dólares en un detector de fantasmas. ¿El motivo? "Asegurarse" de que en sus conciertos no haya ninguna presencia non grata.

Es una de las artistas más completas y laureadas del panorama actual, pero... ¿de verdad, Gaga? ¿Es necesario invertir en este tipo de artefactos de dudoso funcionamiento? Muchos dirán que qué más da, si es su dinero, ¿no? Y por una parte, es totalmente cierto. Pero la lista de excentricidades de famosos de todos los tiempos suma y sigue. ¿Hemos pasado de reírnos de sus adquisiciones a replantearnos si de verdad no son parte de un proceso totalmente frívolo de vivir en otra realidad?

Las adquisiciones de las Kardashian

Si hablamos de gastarse auténticas millonadas en los caprichos más inusuales, no podemos pasar por alto a la familia Kardashian. Tal y como apunta el citado medio, North -hija de Kim y Kanye-, posee una casa de muñecas a tamaño real. Si ya de por sí puede parecer algo irreal, quizás lo sea unn poco más cuando conozcas el precio de tal regalo: 100.000 dólares. Pero su progenitora no se queda atrás, y durante semanas, fue habitual ver cómo empleaba su bolso de Hermes de más de 20.000 dólares como neceser para transportar los pañales de su pequeña.

Kendall sigue la estela de su hermana a la hora de decorar su casa. Esta vez, Forbes indica que la celebrity se gastó más de 50.000 dólares tras hacerse con un sofá diseñado por Edra. Solo tenía 21 años, pero su potencial a la hora de gastar dinero en su último capricho vuelve a replantearnos un serio debate: dada la situación que vive el planeta, ¿es necesario alabar este tipo de comportamientos? ¿O estamos en un punto en el que, finalmente, nos estamos replanteando su nula influencia en la sociedad?

La familia Kardashian posee un sinfín de acciones similares. Sin ir más lejos, Kylie Jenner obtuvo un Rolls Royce de 1,2 millones de dólares y un Ferrari de 500.000. El motivo no fue otro que su 21 cumpleaños y el nacimiento de su primera hija. Dos momentos que su pareja, Travis Scott, aprovechó para obsequiarla con tales regalos.

De leggings de oro a diamantes incrustados

Quizás este afán por evadirnos de nuestras vidas sumergiéndonos de lleno en la de artistas millonarios nos haya hecho normalizar que posean joyas de todo tipo: piedras preciosas, oro blanco e incluso diamantes. Es este último material el que el rapero Lil Uzi Vert decidió incrustarse en la frente. Como lo lees: el intérprete gastó 24 millones de su fortuna en ponerse tal adorno en su cara. En serio, ¿es necesario? Tachan a los jóvenes de dejarse llevar por modas, tendencias y movimientos que no hacen sino desprestigiar nuestra situación económica. Y más teniendo en cuenta la delicada crisis que vivimos actualmente. ¿No ha llegado el momento de decir "basta" a este tipo de caprichos? O más bien... ¿deberíamos ser conscientes de que, por mucho que lo intenten, esto no es a lo único que podemos aspirar en la vida?

Beyoncé, que siempre ha llevado por bandera sus orígenes, tampoco se queda fuera de esta lista. Su capricho más sonado fueron unos leggings de oro realizados por Balenciaga. ¿Imagináis el valor de la prenda? Exacto, miles de dólares que coparon la conversación social durante días. ¿O acaso es normal gastarse 100.000 dólares en unos pantalones? Conor McGregor, el luchador irlandés, tira más por la comida. El deportista se gastó 1.000 dólares en un filete de wagyu bañado en oro de 24 quilates. ¿Explicación? Seguimos buscándola.

Mariah Carey contrató a un chef de comida canina para sus ocho perros por un valor de 140.000 euros, Celine Dion se hizo con un humidificador de dos millones de dólares para mantener su voz intacta y Brad Pitt y Angelina Jolie se dedicaron regalos tales como un olivo de más de 200 años valorado en 180.000 dólares. Cifras que, para cualquier ciudadano de a pie, resultan del todo inconcebibles a la hora de invertirlas en antojos tan superfluos y frívolos. ¿Nos hemos acostumbrado a sus excentricidades? Lamentablemente, la respuesta es sí. Y aunque es absolutamente respetable lo que hagan o dejen de hacer con sus ingresos, ¿de verdad deberíamos tenerlos como ejemplos de conducta? Consumismo sin frenos y realidad paralela: las claves de la socialité que marca tendencia en nuestros días.