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Entrevista

La vida de Aaron Lee parece de película, pero es muy real

  • La historia del niño prodigio al que sus padres encerraron en una isla por ser gay
  • Después de los continuos maltratos que recibía, decidió emprender su propio camino
  • Hoy es uno de los violinistas más reconocidos de España
  • "Yo soy muy mucho más que la música o mi orientación sexual"

Por
Aaron Lee
Aaron Lee

La de Aaron Lee es una de esas historias que bien podría ser el guion de la próxima serie que arrase en Netflix, o del film que consiga llevarse el Óscar a mejor película. El violinista Aaron tiene ahora 32 años, pero con 17 creía que nunca los llegaría a cumplir. Este pensamiento tan pesimista no se debe al diagnóstico precoz de una grave enfermedad, aunque sus padres creyeran que lo era. Aaron simplemente es gay. Siendo él adolescente, sus padres se enteraron y comenzaron a hacerle la vida insoportable. Así comienza la complicada historia de Lee, la historia de un niño prodigio, ahora adulto, que puedes ver en el Teatro Kamikaze bajo el título de Yo soy el que soy, obra que echará el cierre a uno de los espacios culturales más emblemáticos de Madrid. Pero, dejemos que él lo cuente con sus propias palabras.

Lee fue maltratado y torturado por su propio padre

"Todo empezó el día que terminaba el instituto en España. Ese mismo día, en lugar de recoger el boletín de notas, que es lo habitual, cogí un vuelo a Corea con la intención de dar unas clases magistrales de violín. Luego me dijeron que íbamos a hacer una pequeña excursión antes de entrar en la vorágine de las clases. Esa fue la excusa. Al final me llevaron a una isla muy pequeñita que se llamaba UlleungDo, ubicada entre la península de Corea y Japón. Y ahí, cuando llegamos a una iglesia, mi padre me dijo que no íbamos a salir hasta que cambiase. No era un centro de reeducación. Era mi padre que había decidido de manera unilateral, junto con mi madre, llevarme hasta allí como la medida más agresiva para intentar enderezarme." Allí permaneció todo un verano encerrado en una habitación de 3×2 metros, sin cama, sin sillas, ni mesa. Únicamente acompañado de una pequeña televisión, su violín, y una ventana enana que daba a un muro de hormigón.

Sin duda un capítulo durísimo de su existencia, aunque él lo cuenta con la serenidad de alguien que ha sabido perdonar. "Hay que poner las cosas en contexto y en situación. Mis padres llegaron a España a finales de los años 80, con los valores de la Corea del Sur de esa época. Era un momento muy duro: Corea salió de una guerra en el 53, el país estaba desolado y mis padres nacieron en el 62. Es decir, eran niños de la posguerra, pasaron por muchas dificultades y la disciplina era muy férrea. Además, tanto mi padre como mi madre vienen de una familia muy religiosa, de la rama protestante evangélica. Para ellos era una cuestión de salvar el alma de su hijo. Yo no justifico esa forma de proceder, pero después de haberles perdonado hace años, he intentado hacer el ejercicio de ponerme en la piel de ellos. Porque de nada sirve estar enfadado o pensar que solo tú tienes la razón."

Para salir del encierro tuvo que mentir

Después de aquel episodio tan traumático, nos preguntamos cómo Aaron pudo escapar de allí y acabar con la pesadilla que estaba viviendo. El capítulo que Lee nos está a punto de narrar es todavía más sorprendente, si cabe."Estando encerrado en la isla, pedí ayuda a la embajada de España en Corea y no pudieron ayudarme. Es más, agravó mucho la situación porque me pillaron pidiendo auxilio. Al final para salir tuve que mentir diciendo que había cambiado." Pero esta mentira no duró demasiado tiempo. Poco después, le pillaron en un renuncio y le echaron de casa. Con 19 años Aaron se vió en la calle solo con su violín.

"La verdad es que yo fui un poco testarudo, el orgullo me cegó y no supe pedir ayuda, o al menos no en el momento adecuado y de la forma que debería de haberlo hecho. En mi caso fue un camino un poco solitario y la verdad es que me he comido muchos palos yo solo. No diré que ha sido casualidad, porque ha habido algunas personas que me han ayudado, como el médico que me atendió cuando me dijo que yo no tenía nada que cambiar y que tenía que estar orgulloso de mí, o su hija, que es abogada y que me apoyó totalmente. Pero a día de hoy, hay recursos, instituciones y organizaciones públicas que ayudan a chavales jóvenes que sufren casos de delitos de odio. Por eso estoy colaborando activamente con la oficina de delitos de odio del Ministerio de Interior, para animar a las personas a que denuncien en caso de delito. Porque solo uno de cada cinco casos de agresión se denuncia por miedo y desconocimiento sobre cómo lo tratará la policía. Hoy, aunque queda mucho camino por recorrer, el trato de la policía, los jueces o los fiscales no se puede comparar con hace 20 o 30 años, ha mejorado muchísimo."

Hay gente que sostiene que superar las adversidades le ha hecho crecer. Esta frase, según la interpretación que se le dé, puede resultar bastante peligrosa. Y es que a veces, destacar que el sufrimiento te hace ser mejor persona o más fuerte puede ser contraproducente. Algo que explica muy bien Lee. "Hay una frase que yo repito a menudo en charlas, en el libro y en la obra de teatro: El sufrimiento en sí no hace madurar al hombre. Es el hombre el que da sentido al sufrimiento. Esto quiere decir que esas malas experiencias no te hacen mejor persona o más fuerte, no te curten en sí. Tú como persona tienes que poder asimilarlo y darle un sentido para que todo eso que has vivido tenga un efecto positivo en tu vida. Eso es lo más duro. Hay que ser consciente, ser sincero con uno mismo y trabajar sobre la salud mental de uno. Muchas veces hay que pedir ayuda. Yo tuve que pedir ayuda psicológica, siendo un tema tabú en este país."

"Yo no soy simplemente gay, soy mucho más"

A pesar de que lleva prácticamente una vida entera dedicada a la música, afirma que para él supone solo el 2% de su vida. ¿Será esto una especie de consejo para las generaciones futuras? ¿El de no obsesionarse con el éxito o con llegar a ser alguien dentro de una profesión? Aaron quiere puntualizar que para él la música es una pasión. "No es un sin esto no soy nada o nadie. Yo soy muy mucho más que la música o mi orientación sexual. Yo no soy simplemente gay, soy mucho más. No soy solo un violinista. Soy artista. Ser violinista no te hace artista persé. Artista es el que crea. Tú puedes ser un buen ejecutante, pero no un creador."

Y añade una pregunta que de pequeño le hizo pensar: ¿Qué pasaría si por una enfermedad, de repente te quedas sin movilidad en las manos? Un escenario, que el por entonces joven músico, no quería ni imaginar. "Después de la reflexión pensé: seguiré haciendo lo que sé hacer, crear. La disciplina que requiere la música te da unas habilidades para encontrar soluciones mucho más creativas, y eso, se puede aplicar a otros ámbitos."

¿Qué les diría Lee a esos jóvenes que se reprimen por miedo al rechazo?

"Es muy difícil porque cada caso es muy diferente, depende de las circunstancias, del lugar, del momento… No quiero sentirme responsable a la hora de influir en otros. Pero algo que si podría decir es que lo haga cuando esté 100% seguro, en un entorno de confianza. A veces la familia no es el mejor primer paso para salir del armario. Si estás en un ambiente familiar muy conservador, o incluso religioso, en el que sabes que la reacción va a ser muy negativa, pues es mejor esperar a tener cierta independencia económica y que no suponga un riesgo a tu integridad. Yo no animaría a nadie a hacerlo como yo lo he hecho. Me lo preguntaron hace no mucho: ¿cómo sería mi historia ahora si esto se repitiese? Y no sé si sería más fácil o más difícil. A veces creo que incluso más difícil."

¿Por qué?, le pregunto.

"No hay dinero o instalaciones suficientes para poder dar refugio a los chicos adolescentes en caso de que los echen de casa. Las instituciones culturales están mucho peor ahora que en el 2007. Ahora mismo hay tanta competitividad… Es mucho más difícil acceder a esos circuitos laborales. Y además, ahora con 16 años no te dejan entrar a la Universidad. Yo fui un niño muy precoz, pero ahora me pongo en la piel de un chaval de 17 años, que está empezando a estudiar una carrera, y le pasa esto... No sé, es muy complicado. Por eso seguimos trabajando en ello. Este proyecto, tanto mi libro como la obra de teatro, para mí es un juego. Mi idea es que a partir de los beneficios que me den, poder crear el primer refugio hogar para mujeres trans en España. Algo que no existe todavía aquí."

Por último, no quiero despedirme de Lee sin preguntarle lo siguiente: Nos has confesado que con el tiempo has conseguido perdonar a tus padres, ¿pero ellos a ti te han pedido disculpas?

"Pasados los años hubo una especie de disculpa (ríe). Me dijeron que podrían haberlo hecho de otra manera. A mí eso me vale como disculpa."