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De los mayas a Nostradamus: ¿por qué este 2020 se han viralizado más que nunca las teorías sobre el fin del mundo sin base científica?

  • Analizamos las hipótesis más inverosímiles sobre el fin de la humanidad surgidas durante el 2020
  • Hablamos con Rocío López -psicóloga experta en duelo- y Javier Santaolalla -doctor en Física y divulgador científico-
  • "El miedo deja de ser racional cuando el peligro es irreal"
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¿Por qué triunfan las teorías sobre el fin del mundo sin base científica?

Estamos a punto de cerrar uno de los años más nefastos de los últimos tiempos. La Covid-19 nos ha obligado a modificar y adaptar nuestras vidas a la nueva normalidad, a enfrentarnos a pérdidas de seres queridos, a un futuro incierto y a un clima generalizado de tristeza. A tener la muerte más presente que nunca. Y en medio de esta pesadumbre, este año se han viralizado más que nunca todo tipo de teorías apocalípticas sin ningún tipo de base científica. Como si no tuviéramos suficiente con sobrevivir a una pandemia. ¿Ha tenido algo que ver que nuestro miedo a la muerte provocado por el coronavirus en la proliferación de las teorías sobre el fin del mundo? ¿Somos ahora más propensos a dar más credibilidad a las supersticiones que a la ciencia? ¿O compartimos estas teorías por Whatsapp por mero aburrimiento y cuñadismo?

De los mayas a Nostradamus: ¿cuántos "fin del mundo" hemos vivido en 2020?

Junio de 2020. El mundo parecía salir lentamente de sus confinamientos, pero nadie supo prever que se avecinaba el primer aviso sobre el fin del mundo del año. Lejos de ser una simple coincidencia dadas las circunstancias en las que se veía sumido el planeta, Nostradamus advirtió que el 28 de junio podría ser un día clave para la Tierra. ¿El motivo? La alineación de Saturno, Urano y Neptuno. El adivino más famoso de la historia logró predecir cientos de profecías hace más de 500 años, así que la que respecta a 2020 fue considerada por un amplio sector de la población como cierta

Si ya había quienes se alarmaron ante tal anuncio -sin base científica, recordemos-, el mundo volvió a estar patas arriba cuando una nueva teoría adelantaba la fecha del fin de nuestros días. En este caso, la hipótesis venía avalada por Paolo Tagaloguin, un científico norteamericano que percibió un error de cálculo al pasar del calendario maya al gregoriano -el que usamos en la actualidad-. Se dejaron de sumar 11 días por año y multiplicado por los 268 que llevamos utilizando el modelo actual, daba como resultado una pseudorealidad que alguno defendió con dudosos argumentos: lo que conocimos como 21 de diciembre de 2012, día en el que se fechaba el fin del mundo, con los cálculos correctos equivaldría al 21 de junio de 2020. Es decir, una semana antes de lo estipulado por Nostradamus.

Javier Santaolalla, ingeniero, doctor en Física, divulgador científico y conductor de Whaat!? confiesa su sorpresa al comprobar cómo un alto porcentaje de la población sigue creyendo en estas profecías: "Es impresionante la cantidad de teorías que pueden surgir al respecto... Es asombroso cómo la gente se puede poner a compartir cosas que están basadas simplemente en ideas falsas y sin ningún fundamendo cuando hay peligros allá fuera que nos acechan de verdad".

"La humanidad es mucho más frágil de lo que parece"

Pero si creíamos que 2020 había llegado a lo más alto en cuanto a teorías sobre el fin del mundo se refiere, parece que estábamos equivocados. El rabino Matityahu Glazerson, quien se define como experto en el código de la Torá, está convencido de que viviremos el fatal desenlace en unos meses tras descubrir una profecía secreta reflejada en el Antiguo Testamento de la Biblia.

A este respecto, Santaolalla lo tiene claro: "Desde la ciencia, la humanidad es mucho más frágil de lo que pudiera parecer a simple vista. Tener una supernova cerca de la tierra, un meteorito, una plaga o multitud de factores que pueden hacer que nos pongamos a temblar, como un volcán, la gente termina por olvidarse de estos verdaderos peligros y le presta más atención a los que no existen. Hace unos días hubo un eclipse de sol y la cantidad de personas que decían "no salgan a la calle porque puede generar malas energías" fue tremenda. Y lo mismo con cualquier fenómeno natural que no tenga nada que ver con la realidad", indica.

Isaac Newton también fue otro de los físicos que quiso dejar por escrito cuál sería la fatídica fecha. Según sus cálculos y gracias a sus conocimientos en teología, el fin de la Tierra tal y como la conocemos llegaría 1.260 años tras la refundación del Sacro Imperio Romano por parte de Carlomagno. Es decir, sobre el año 2060.

¿Por qué nos creemos el fin del mundo si nuestra mente es racional?

Rocío López Gómez es psicóloga experta en psicooncología, cuidados paliativos y duelo. Su trabajo directo con pacientes oncológicos le permite estar en contacto diario con la muerte, por lo que conoce a la perfección las emociones que emanan cuando creemos estar ante nuestros últimos días. "Hoy en día, en nuestra sociedad la muerte se vive como un tabú. Se enseña a la gente a negar la muerte, a creer que significa solo pérdida. Esto a su vez produce dos procesos: por un lado el miedo y por otro la falta de apreciación de la vida. Queremos negar la muerte hasta que estamos a punto de morir".

"Es normal que todo lo que no conocemos nos produzca incertidumbre y miedo, pero si van acompañadas de una educación basada tanto en la expresión emocional como en la normalización de la muerte, evidentemente estos sentimientos se van reduciendo. Por mi experiencia personal, la forma en la que nos enfrentamos a la muerte es con temor, sufrimiento y desesperanza. Curiosamente, he podido observar que estas emociones están más presentes al inicio de cualquier diagnóstico, cuando la salud aún no se ha visto mermada y comenzamos a pensar en todo aquello que podemos perder. Hay estudios que revelan la importancia de la espiritualidad en estas fases finales. Y con espiritualidad no me refiero únicamente a las creencias religiosas, sino a cualquier tipo de creencia que nos haga estar en paz con nosotros mismos", indica.

Ahora bien, ¿por qué nos creemos las teorías sobre el fin del mundo si nuestra mente es racional? "Porque lo es hasta cierto punto. El miedo es un instinto primario y básico con el que nacemos", confirma la psicóloga. "Es racional cuando es real, pero deja de serlo cuando el peligro es irreal, como por ejemplo la creencia sobre la llegada del fin del mundo. Cuando no tenemos un sistema de creencias consolidado -como el tema de la muerte, que al ser tabú no se habla de ello en la sociedad-, nuestra mente inventa y genera pensamientos irracionales convirtiéndose en esas ideas equivocadas que terminamos creyéndonos. El miedo, cuando es irracional, nos paraliza. Y esa paralización hace que nuestro córtex prefontal -encargado de las emociones- se active mientras que el neocórtex -encargado del razonamiento- se desactiva. Esta mezcla, junto a la búsqueda de un sentido que verdaderamente necesitamos, puede hacernos caer en muchas trampas sociales. Con lo cual, debemos aprender a gestionar tanto la información como las fuentes de donde vienen y las emociones que nos provocan".

Al igual que Rocío López, Javier Santaolalla cree firmemente en que el año que viene debe ser el momento en el que decir basta a este tipo de hipótesis infundadas: "Para este 2021, estaría genial que poco a poco dejemos esas teorías tan locas que hacen sonreír más que otra cosa. Llegan a ser hasta ridículas por cómo están establecidas, así que estaría bien que nos ocupemos de cosas que preocupan de verdad. Creo que tenemos problemas reales, como las crisis migratorias o la pandemia que estamos viviendo que realmente es en lo que nos tenemos que centrar. Así que por un 2021 con menos teorías fantasiosas y más conciencia sobre los problemas reales".