Llega la primera ola de calor de 2025: máximas de 44 ºC y noches tórridas con mínimas de 25 ºC
- Sevilla y Córdoba vivirán lo peor de una ola de calor que se extenderá al menos hasta el martes 1 de julio
- Las noches tropicales (con mínimas de al menos 20 grados) afectarán a media España
Junio de 2025 podría haber sido simplemente el junio más cálido registrado, porque las temperaturas se han mantenido elevadísimas y fuera de rango desde el día 1. Pero a este mes le quedaba un as debajo de la manga: la primera ola de calor del verano. Una ola de calor que nos acompañará desde el sábado 28 y que se extenderá, como mínimo, hasta el próximo martes 1 de julio.
Este viernes han empezado a subir las temperaturas. Las máximas superarán los 40º C en el valle del Guadalquivir y rondarán los 38 en las Vegas del Guadiana, Hoya de Granada, depresión del Tajo, del Ebro y el interior de Cataluña.
El sábado —oficialmente— será el primer día de esta ola de calor. Las temperaturas volverán a subir, tanto las mínimas como las máximas. Por la tarde se pueden alcanzar valores de 42 o 43 grados en el interior de Andalucía y los 40 en amplias zonas del interior peninsular. También pasaremos mucho calor en el sur de Galicia, con hasta 37 °C en Ourense. Se superarán los 30 °C en las costas mediterráneas. Hasta los 35 °C podríamos tener en Palma.
Previsión para el sábado 28 EL TIEMPO / TVE
El domingo empezará con temperaturas muy altas. Dormir será una tarea complicada porque, durante la madrugada, el termómetro no bajará de los 25 °C en algunas localidades de la costa mediterránea y de la mitad sur de la Península.
Previsión para el domingo 29 EL TIEMPO / TVE
¿Dónde tendremos lo peor?
Según la AEMET, una ola de calor se define como un episodio de al menos tres días consecutivos, en los que al menos el 10% de las estaciones meteorológicas consideradas —unas 137 repartidas por todo el país— registran temperaturas máximas superiores al percentil 95% de su serie histórica de julio y agosto en el periodo de referencia 1971–2000.
Es decir, el criterio para poder hablar de ola de calor es estricto y está claramente acotado. Aunque las olas de calor se declaran a nivel nacional y requieren un mínimo del territorio afectado, su grado de severidad no es ni mucho menos homogéneo. Durante los próximos días hará mucho calor en prácticamente toda España, pero el calor será más extremo en algunas zonas.
Como podemos ver en el mapa de provincias más afectadas, hay dos grandes áreas que se van a llevar la peor parte de esta ola de calor. Por un lado, tenemos el sur y el oeste peninsular (Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha, Comunidad de Madrid, oeste de Castilla y León e incluso el interior de A Coruña). Las temperaturas más extremas se esperan en Andalucía, especialmente en Sevilla y Córdoba. En algunas localidades podrían alcanzar los 44 °C.
En la mitad este de la Península tampoco se librarán del calor asfixiante. Las temperaturas serán particularmente altas en Aragón y en el interior de Cataluña. Aquí se pueden rebasar los 40 °C.
¿Es normal tener olas de calor en junio?
Desde que AEMET comenzó a cuantificar las olas de calor en 1975, solo 11 arrancaron en junio. Pero lo llamativo es el reparto: ocho se concentran en los últimos 20 años y 4 en la última década. La estadística es tozuda: la frecuencia de estos episodios se ha multiplicado por cinco respecto a los años 80.
El Mediterráneo vive su particular ola de calor
El mar Mediterráneo también atraviesa su junio más cálido de la serie instrumental. Las boyas de Puertos del Estado y el Sistema de Observación y Predicción Costero de las Islas Baleares ya han medido 27‑28 °C de media y picos que rondan los 30 °C frente a Pollença (Mallorca), unos valores que son propios de agosto y que están muy por encima de lo habitual para estas fechas. Además, queda margen de subida: la capa superficial seguirá calentándose mientras persistan este tiempo estable, marcado por el sol y con altísimas temperaturas.
Anomalía de la temperatura del mar el 22 de junio de 2025 COPERNICUS
Todo esto convierte al Mediterráneo en un gran almacén de energía térmica. El resultado es doble: las brisas costeras refrescan menos y las noches tropicales (≥ 20 °C) o incluso tórridas (≥ 25 °C) se multiplican en el litoral. Además, de cara a los próximos meses, un mar tan caliente añade combustible a posibles episodios de lluvias intensas y supone un nuevo factor de estrés para la biodiversidad marina.