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Un vino "resucita" tras estar dos años enterrado dos metros bajo tierra

  • El vino que resucita tras estar cuatro metros bajo tierra
  • Este gran reserva ha pasado dos años enterrado
Aquí La Tierra – Un vino "resucita" tras dos años enterrado bajo tierra
Aquí la Tierra

El vínculo entre vino y tierra es indiscutible e indestructible. Tierra y vino están unidos desde que nace la vid hasta que llegan los caldos a nuestra mesa. Viajamos a tierra de westerns para conocer una bodega que lleva un paso más allá esa relación tierra-vino. ¿Cómo? Enterrando sus vinos cuatro metros bajo tierra.

A 834 metros de altitud y 70 kilómetros de la costa de Almería se encuentra la localidad de Vélez-Rubio, hogar de las parras de tempranillo de Paco. Esta zona tiene un singular microclima, con inviernos continentales y veranos mediterráneos, algo perfecto para las viñas. En el caso de Paco, sus vides se cultivan en laderas para mejorar la ventilación de las mismas, reduciendo así el riesgo de heladas al mismo tiempo que se produce una mejor maduración.

Caminar con Paco por el campo es recorrer la historia de su familia. Estas tierras han sido mimadas y cuidadas por su padre y su abuelo. Las uvas de color malva esperan a la vendimia y con cada paso, aprendemos algo nuevo. “¿Sabes cuándo una la parra tiene sed?” nos pregunta Paco “si la parra mira al suelo está bien de agua, si mira al cielo espera que llueva y entonces sabemos que tiene sed”.

“¿Sabes cuándo una la parra tiene sed?” nos pregunta Paco “si la parra mira al suelo está bien de agua, si mira al cielo espera que llueva y entonces sabemos que tiene sed”.

Paco cultiva uvas tempranillo, una variedad que se caracteriza por poseer un sabor único que recuerda a las cerezas de la primavera. Esta uva aporta a los vinos que se producen en esta bodega un sabor suave y único que se ve intensificado por su proceso de maduración.

Resurrección

La maduración de estos vinos es única. “Lo mejor está por venir” dice Paco “con esa idea, de un futuro por delante pensé en poner los vinos en cápsulas del tiempo para su último tramo de maduración”.

Arqueólogos examinan botellas envueltas en una excavación.  Dos mujeres y un hombre manipulan con cuidado los objetos desenterrados en un terreno rocoso.

Tras envejecer en barrica, los dos últimos años de maduración de estos vinos se produce en una capsula del tiempo que se entierra a cuatro metros bajo tierra. Este gesto aporta gran estabilidad al vino dado que las variaciones de temperatura y de presión atmosférica son tan paulatinas que afectan positivamente al resultado.

En Aquí la Tierra enterramos un vino con Paco en junio de 2023 y ha llegado el momento de resucitarlo. Este caldo ha pasado dos años a cuatro metros bajo el suelo ¿cómo será su resurrección?