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La UE se tiñe de azul por el Día de Europa mientras Rusia saca su ejército en memoria de los soldados soviéticos

  • Los países de la UE celebran el día con eventos y actos conmemorativos de la Declaración Schuman
  • A 3.000 kilómetros, Putin saca a las calles de Moscú su arsenal por el Día de la victoria

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La celebración del día de Europa en Bruselas, Bélgica.
La celebración del día de Europa en Bruselas, Bélgica. Olivier Matthys / EPA

En Plaza del Castillo y en Plaza de la Villa, en Madrid, se han izado sendas banderas de la Unión Europea para celebrar el Día de Europa bajo un sol generoso, una tradición que, igual que la enseña estrellada, el himno y el lema, comparten sus Estados miembros. A más de 3.000 kilómetros, la Plaza Roja de Moscú se ha convertido en el escenario del desfile militar que se organiza anualmente en la misma fecha, con aviones de combate Sukhoi Su-25, un misil intercontinental RS- 24 Yars con ojivas termonucleares y un único tanque T34 que acompañan a los soldados de numerosos cuerpos, varios de los cuales vuelven de operar en el territorio ucraniano, invadido hace ya más de dos años y escenario de la última gran guerra convencional.

Protegido del aguanieve que cae sobre las tropas, el presidente ruso, Vladímir Putin, ha acusado a la "arrogancia" y las "ambiciones" de occidente de promover un "choque global" en la fecha que conmemora la Declaración Schuman, que hace 74 años ponía los cimientos para que una futura guerra entre Alemania y Francia, rivales con una historia de varios siglos, se volviera "no sólo impensable, sino materialmente imposible".

A poco menos de un mes de las elecciones que definirán a los 720 diputados en el Parlamento Europeo durante los próximos cinco años, los Estados miembros organizan conciertos, charlas y diferentes actividades para "celebrar la paz y la unidad en Europa", como explica la página de la representación española de la UE. En Bruselas, los edificios institucionales de la Unión abren sus puertas para invitar a los ciudadanos a conocer más sobre la entidad supranacional.

Así evocan el documento fundacional de la UE, firmado el 9 de mayo de 1950 por quien era entonces el ministro francés de Asuntos Exteriores, Robert Schuman. Esta declaración proponía la cooperación en la producción de carbón y acero entre Francia y Alemania, que se encontraban en complejos procesos de recuperación para superar los destrozos de la Segunda Guerra Mundial.

El primer pilar de la UE

Con esta nueva Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), cuyos primeros miembros fueron Francia, Alemania Occidental, Italia, los Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo, se comprometían a "garantizar inmediatamente la creación de bases comunes de desarrollo económico, primera etapa de la federación europea, y cambiar el destino de esas regiones, que durante tanto tiempo se han dedicado a la fabricación de armas, de las que ellas mismas han sido las primeras víctimas", como reza el documento.

La apertura a los demás países del continente y la instauración de una Alta Autoridad común constituyeron precedentes claros de la UE, pero esta no se conformaría hasta que la CECA no se integrara con la Comunidad Europea de Energía Atómica (Euratom) y la Comunidad Económica Europea (CEE) para conformar en 1967 las Comunidades Europeas, que a su vez se convertirían en el primer pilar de la Unión Europea, como estableció el Tratado de Maastricht, que entró en vigor en 1993.

El establecimiento de símbolos que recogieran la identidad europea respondía a la necesidad de un acercamiento que no se había producido en el pasado y cuyo fracaso derivó en consecuencias desastrosas y trágicas, como apuntó el mismo Schuman: "Europa no se construyó y hubo la guerra". Así, el afán de integración e identificación dio paso a la celebración del día de Europa, que adoptaron las Comunidades Europeas y retomó la UE. Su seguimiento varía entre países: es día de fiesta en Luxemburgo, Kosovo, así como para los empleados de las instituciones europeas, y también en Ucrania fue señalado en el calendario por su presidente, Volodímir Zelenski, a pesar de no formar parte de la UE.

Este 9 de mayo, el apego a la UE es un elemento esencial ante la proximidad de las elecciones europeas. En declaraciones en Las mañanas de RNE, Ignacio Molina, investigador principal para Europa del Real Instituto Elcano, afirma que "uno de los elementos de la competición es precisamente la relación con el proceso de integración europea, con partidos euroescépticos y europeístas, y eso afecta a la estructura del Parlamento Europeo".

Las mañanas de RNE con Íñigo Alfonso - Celebración del Día de Europa en pleno mes de comicios europeos - Escuchar ahora

La identidad rusa y la victoria en la guerra

Aunque la UE celebra el día de Europa mirando al futuro, el 9 de mayo es una jornada en la que Rusia se dedica a recordar el pasado. Evocan la rendición incondicional de la Alemania nazi durante la "gran guerra patria", como se denomina la Segunda Guerra Mundial en el país. El Día de la Victoria es hoy una de las fiestas más importantes del año, aunque los numerosos ataques con drones de Ucrania en territorio ruso han obligado a Rusia a fortalecer las medidas de seguridad ante el desfile militar que conmemora las acciones del ejército de la Unión Soviética hace más de 80 años.

Los esfuerzos de Putin de ligar la identidad rusa con la victoria militar contra los nazis ha llevado a una exageración del rol de la Unión Soviética en la misma, a la vez que censura las menciones de la colaboración entre los soviéticos y los nazis, cristalizada en el pacto de no agresión firmado entre por los ministros de Asuntos Exteriores Viacheslav Mólotov y Joachim von Ribbentrop, antes de que Alemania lo rompiera con un ataque en junio de 1941. De hecho, las enmiendas a la Constitución rusa rubricadas en 2020 prohíben que los ciudadanos rusos cuestionen la narrativa impuesta por el Estado e imponen la defensa de la llamada "verdad histórica".

Este enfoque propagandístico para acercarse a la historia es un reflejo de los valores nacionalistas adoptados por el Gobierno actual, que usa un vocabulario lleno de referencias a la Segunda Guerra Mundial para justificar la invasión de Ucrania iniciada en 2022 con la marcha del ejército ruso sobre el Donbás y hacia Kyiv. Uno de los objetivos clave de Rusia con esta guerra es, según la nomenclatura oficial que rodea la invasión, es la supuesta "desnazificación" de Ucrania. Además, varios soldados rusos lucen la cinta de San Jorge, con bandas de color naranja y negro, empleada por los militares soviéticos durante la contienda con Alemania; ahora la invasión de Ucrania también forma parte de esta simbología patriótica.

Pero el enfrentamiento contra los países que Putin identifica como "occidente", encarnado en los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se ha vuelto central en el discurso nacionalista de Rusia, especialmente en cuanto a los motivos que expone para enviar a su ejército a Ucrania y amenazar a los países que incrementen su apoyo armamentístico al país invadido, de los cuales destacan Francia, Reino Unido y Estados Unidos, cuyos misiles de largo alcance ATACMS son fundamentales en las maniobras de las fuerzas ucranianas.

Según Molina, investigador principal para Europa del Real Instituto Elcano, "la opinión pública y los gobiernos, con la excepción de Hungría, han mantenido unidad en cuanto a las sanciones y la determinación frente a Rusia". El despliegue de armas nucleares tácticas en un ejercicio militar es la última muestra de fuerza de Putin contra la UE y OTAN, por mucho que el presidente diga que no se trata de "nada inusual", según la agencia de noticias estatal TASS, y que la Directora de Inteligencia Nacional de EE.UU., Avril Haines, califique de "improbable" un ataque nuclear.

"Rusia hará todo lo que pueda para evitar un choque global, pero no permitiremos que nadie nos amenace; nuestras fuerzas estratégicas siempre están listas para el combate", ha advertido el presidente ruso en su discurso. En una situación de tensión extrema, dos celebraciones que coinciden en fecha marcan un punto más en el abismo que separa a la Unión Europea que nació para buscar la paz, de la Rusia de Putin enfrascada en la guerra.

* Virgilio González Briceño es alumno del máster de Reporterismo Internacional RTVE/in y UAH.