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¿Quiénes están detrás de las protestas violentas en Francia? "No entienden que destruir su escuela es destruir su futuro"

  • Alientan a seguir con esta revuelta de las 'banlieues', como se llama en Francia a los barrios periféricos
  • "Es una competición, un ranking de la destrucción: una noche yo destruyo un colegio, otra un Ayuntamiento"

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¿Quiénes están detrás de las protestas violentas en Francia?

"Es tiempo de crear un verdadero movimiento interbarrial", así han convocado un ataque en los Campos Elíseos, en pleno corazón de París, durante la quinta jornada consecutiva de disturbios en el país galo.

Alientan a seguir con esta revuelta de las 'banlieues', como se llama en Francia a los barrios periféricos, con gran índice de desempleo y población multiétnica. Así es una parte de Nanterre, de donde era el adolescente de origen magrebí muerto por el disparo de un policía.

Es una competición, un ranking de la destrucción

El perfil de los que están tomando las calles: muy jóvenes, adolescentes, que utilizan las redes sociales para organizarse y alardean en ellas de la destrucción que provocan.

"Es una competición, un ranking de la destrucción: una noche yo destruyo un colegio, otra un Ayuntamiento", describe el politólogo Jean-Christophe Gallien, que considera que a diferencia de la revuelta de 2005, ahora hay un sentimiento de odio diferente que les mueve. Se ha pasado del 'Francia me trata mal' de entonces, a expresar "no me siento francés aunque tenga la nacionalidad", explica Gallien.

"Es un nivel más alto, es como decir 'Francia no es nuestro país, no formamos parte de esta experiencia nacional'. Estos niños no entienden que destruir su escuela es destruir su futuro", añade Gallien.

Años de discriminación y brutalidad policial

Y a esto, coinciden otros expertos, se ha llegado tras años de sentir discriminación y brutalidad policial. A los migrantes que llegaron en el siglo pasado, se suman los que llevan solo algo más de una década, una creciente identidad religiosa y la presencia en estos suburbios de los negocios soterrados de la droga.

Un caldo de cultivo que hace que esa tensión exista de forma cotidiana, señalan, y estalle con detonantes como la muerte de Nahel.