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"La monogamia ya no se sostiene": el poliamor y las relaciones abiertas, una filosofía de vida más allá del tabú

  • Más del 40% de los españoles cree en este tipo de vínculos, según la última encuesta del CIS
  • Aun así, muchas personas que mantienen relaciones 'no monógamas éticas' aseguran que los prejuicios continúan existiendo

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Poliamor y relaciones abiertas: lustración de un grupo de siluetas de personas con corazones en sus cabezas
Ilustración de un grupo de siluetas de personas con corazones en sus cabezas

El poliamor y las relaciones abiertas cada vez convencen más a los españoles. Así lo asegura la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sobre vínculos sociales y afectivos tras la pandemia: más del 40% de los participantes está de acuerdo con esas filosofías de vida. Un dato que, si bien no significa que casi la mitad de la población las practique, sí podría reflejar el comienzo del adiós al tabú y al estigma.

“Lo que está claro es que la monogamia como la hemos entendido hasta hoy no se sostiene”, sugiere la terapeuta Gestalt y periodista creadora de Hablemos de poliamor Sandra Bravo. “La idea de una relación con exclusividad para toda la vida ha dejado de ser el único modelo posible”, celebra al recordar, además, que el “imaginario” de esta forma de vida es de “una riqueza muy grande” y que puede representar distintos acuerdos.

Por su parte, la música e influencer Gemma Pérez afirma que persisten los prejuicios pese a la interesante cifra. Tras más de cinco años en una relación abierta, compartió la historia de su vínculo en sus redes sociales y, desde entonces, no ha parado de recibir críticas cuando aborda el tema. "Se piensan que cada día quedo con tres personas, que le estoy poniendo los cuernos a mi pareja (...) No entiendo por qué tantísimo odio si no estoy haciendo daño a nadie", defiende.

Hay quienes, por el contrario, también tienden a idealizar la no monogamia ética creyéndola libre de celos u otros desafíos comunes en las relaciones. "A veces dentro del poliamor, como en la monogamia, lo paso mal", reconoce en contra de esa creencia Lídia Manot, la coach y comunicadora detrás del proyecto Open Mandarina. Pero es la forma de vida con la que se siente plenamente ella, con la que es capaz de explorarse y por eso, dice, las dificultades no son más que aprendizajes.

¿Qué es la 'no monogamia ética' y por qué cada vez es más visible?

Concretamente, la encuesta del CIS asegura que el 41,4% de los españoles piensa que los miembros de una pareja pueden acordar tener relaciones sexuales con otros sin que haya vínculo sentimental, mientras que el 47,4% opina que se pueden mantener dos o más relaciones afectivo-sexuales. Esos enunciados, no obstante, recogen una amplia diversidad de vínculos.

Lídia Manot sugiere que el término más adecuado para servir de paraguas a las distintas formas de relaciones, alejadas de la clásica, es el de "no monogamia ética", que aúna la multitud de acuerdos que pueden alcanzarse en vínculos como el poliamor, las relaciones abiertas o el swinging o intercambio de pareja. "Cuando rompes el modelo tradicional, la forma de entender el amor es exclusiva", explica la coach.

La 'coach' y comunicadora Lídia Manot

La 'coach' y comunicadora Lídia Manot OPEN MANDARINA

Todas esas visiones, no obstante, deben ser consensuadas y estar basadas en el compromiso, en la honestidad y en la comunicación, de ahí la palabra "ética". "No se trata solo de multiplicar tus parejas o de que puedas tener sexo con más de una persona", sino que afecta desde "a tu manera de estructurar tu vida hasta a tu forma de relacionarte" con el resto de la sociedad.

Una sociedad que cada vez parece estar más abierta a este tipo de vínculos. Sobre todo después de la pandemia de coronavirus. Tener que quedarse en casa durante el confinamiento parece haber provocado varias transformaciones, entre ellas una profunda reflexión sobre uno mismo que incluye la sexualidad. "Nos hemos planteado muchas cosas que hacíamos por inercia", la COVID ha sido "un detonante más".

La periodista y terapeuta Sandra Bravo, por su parte, cuenta que durante los últimos años se ha producido un incremento de la información disponible sobre la no monogamia ética, tanto desde asociaciones y grupos como en las redes sociales. Lleva 15 años en el "mundo" del amor libre y desde 2018 ha visto crecer el "interés de generar comunidad". "Cuanto más se visibiliza, más se permite que otras personas lo prueben y a su vez se anima a otras a salir del armario", reflexiona.

Ni "pervertidas", ni "malas" ni "adictas al sexo"

La visibilización y normalización, además, puede contribuir a desterrar mitos, prejuicios y tabúes que dañan a las personas que eligen vivir un amor libre. "Nos machacan constantemente con la idea de que somos pervertidas o malas, adictas al sexo, gente en quien no se puede confiar… Hay una creencia de que lo nuestro es turbio, que no es amor de verdad", pero nada más lejos de la realidad, defiende la autora de Todo eso que no sé cómo explicarle a mi madre: (Poli)amor, sexo y feminismo.

La periodista y terapeuta Sandra Bravo

La periodista y terapeuta Sandra Bravo CEDIDA/HABLEMOS DE POLIAMOR

La influencer y actriz de doblaje Gemma Pérez también ha recibido comentarios similares desde que hizo pública en redes sociales su relación abierta de entonces, de más de cinco años. Aunque recibió el apoyo de su familia, a quien contó la naturaleza de su vínculo poco antes, dice que las críticas de los usuarios llegaron a afectar a su salud mental. "Me hacía muchísimo daño, no entendía por qué la gente era tan cruel", lamenta a RTVE.es.

Ahora, sin embargo, Pérez continúa hablando del tema con la intención de que la información llegue "a quien lo necesite", pues muchas personas han contactado con ella en busca de consejos y experiencias. A ellas les cuenta cómo comenzó su historia: progresivamente, tras algunos meses de relación monógama y después de muchísima comunicación con Pablo, su pareja. Ambos han acordado una serie de normas que han ido flexibilizándose y cambiando según sus necesidades.

"Al principio era algún lío sin más, pero no nos gusta el sexo esporádico, sino conocer a personas especiales que nos nutran", por lo que actualmente han pactado aspectos como la posibilidad de quedar varias veces con el mismo chico o chica. "Para cada pareja se abre un universo de matices", añade al respecto Manot, quien enumera posibilidades como la de convivir también con el otro vínculo o hacer viajes con él. "Se trata de lo que os funciona a vosotros", concluye.

Desafíos y aprendizajes: “No es una panacea”

La no monogamia ética no es por sí misma ni buena ni mala, ni tampoco para todo el mundo. Es beneficiosa para quienes encuentren en ella su filosofía de vida y la mejor forma de explorarse y conocerse, pero hay personas que pueden no necesitar formar un vínculo romántico o tener relaciones sexuales más allá de la pareja, en eso coinciden las entrevistadas. Ahora bien, como cualquier modelo relacional, presenta desafíos y aprendizajes positivos.

El poliamor y las relaciones abiertas, por ejemplo, ayudan a establecer conversaciones sinceras sobre las propias necesidades, a acercarse a la responsabilidad afectiva, a buscar el consenso, a trabajar la gestión emocional y, en definitiva, a desarrollar la comunicación y a realizar un trabajo interior intenso. "Las monógamas también deberían ser así, éticas y transparentes, pero son cosas que han puesto sobre la mesa las no monógamas", afirma Bravo.

A Lídia Manot ese modelo relacional le sirvió para encontrarse a sí misma. Tras seis años de formar parte de una pareja convencional y sentir que se estaba perdiendo una porción importante de su vida, empezó a explorarse. "Hubo un momento en el que estuve convencida de que iba a morir sola", aunque luego la vida superó todas sus expectativas. "He aprendido muchísimo", como la importancia de una comunidad y el valor de la libertad.

No obstante, estos aspectos positivos no significan que la no monogamia ética sea una "panacea", advierte Bravo. "A nosotros nos pinchan y también sangramos. En las relaciones no monógamas puede haber celos, infidelidades, rupturas e incluso romanticismo tóxico", pues, dice, "todas las personas atravesamos las mismas violencias y dificultades". "No somos seres de luz ni superhéroes del amor mínimo. Nada de eso". Son seres humanos viviendo el amor.