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Molinos más potentes y más viento que en tierra: ¿cómo funciona la eólica marina que arranca ahora en España?

  • El Gobierno ha aprobado el plan que permite instalar por primera vez parques eólicos comerciales en nuestro mar
  • La industria ya se prepara para el despliegue, mientras que pescadores y plataformas locales lo miran con recelo

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La profundidad marina no había permitido el desarrollo de la eólica 'offshore' hasta ahora en España
La profundidad marina no había permitido el desarrollo de la eólica 'offshore' hasta ahora en España

Desde hace años, España se ha consolidado como un referente internacional en la energía eólica terrestre, que marca récord tras récord de generación eléctrica. Sin embargo, no existe aún en nuestras aguas ningún parque eólico marino más allá de proyectos piloto, a diferencia de otros países, como Dinamarca, Alemania o Reino Unido, donde los molinos en el mar son una fuente destacada en su mix energético.

Para cambiar esta situación, el Gobierno aprobó el pasado 28 de febrero el Plan de Ordenación del Espacio Marítimo (POEM), largamente reclamado por la industria eólica para empezar a operar en el mar, y que regula las zonas donde se podrán instalar los parques eólicos marinos. El plan plantea 19 polígonos en varios puntos del litoral en los que se permitirá el despliegue de esta energía. Regula además cómo estas áreas, que ocupan algo menos de 5.000 km² -un 0,46% de todo el espacio marítimo español-, convivirán con otras actividades como la pesca, la defensa, o con el respeto a la biodiversidad marina.

Para saber por qué no había llegado antes esta tecnología a nuestro país, cuando llevamos más de dos décadas de expansión de la eólica onshore (o terrestre), hay que mirar al fondo del mar. A diferencia del Mar del Norte, donde está instalada prácticamente toda la eólica marina de Europa, la plataforma continental española es muy corta. Esto significa que a pocos kilómetros de la costa hay una gran profundidad marina, lo que hace inviable instalar aerogeneradores anclados al fondo, la tecnología más consolidad hasta el momento, por lo que las novedosas plataformas flotantes han supuesto un impulso clave.


Entre uno y tres GW en 2030

"Eso ha hecho que España vaya más retrasada que de otros países de Europa. Sí que tenemos bastante labor en el ámbito de la investigación, pero en parques comerciales y generación de electricidad está todo por hacer", asegura a RTVE.es Sergio Fernández, ingeniero en el sector eólico y autor de la newsletter Windletter.

El POEM prevé la instalación de entre uno y tres GW de potencia de aquí a 2030, muy lejos aún de los casi 30 GW de la terrestre -que le han permitido convertirse en la principal fuente del mix eléctrico en el inicio de este año-. Actualmente, en Europa hay una potencia instalada de eólcia marina de 12 GW, aunque la Comisión ha proyectado que al final de la década se llegue a los 60 GW.

Aunque estos tres GW no parezcan números muy altos en comparación con la eólica terrestre, la electricidad que produce un solo aerogenerador marino es mucho mayor que la que produce un molino en tierra, por lo que la parte de generación renovable en el mix puede "aumentar sustancialmente", asegura Jorge Morales, ingeniero y director de Próxima Energía. Eso sí, se tardará aún hasta que estén funcionando los primeros aerogeneradores offshore: "Siendo muy optimistas, dos años, pero yo no creo que menos de cinco", considera.

Molinos más grandes, parques más extensos y más viento que en tierra

En la eólica offshore o marina, todas las magnitudes se multiplican respecto a las de la terrestre. Mientras que el diámetro de las aspas en tierra es de 170 en sus aerogeneradores más grandes, en los molinos en el mar puede ser de hasta 250 metros, una altura mayor que la de los rascacielos más altos de España, las cuatro torres de Madrid. "Estamos hablando de monstruos de 120 o 150 metros de altura", afirma Morales.

Los molinos en tierra más modernos tienen una potencia de entre cuatro y siete MW, por los 15 MW que pueden tener los de la eólica marina que se están proyectando para 2030, explica Fernández. El tamaño de los parques también es mayor: de los 50 MW que suelen tener los instalados en tierra a los varios cientos de megavatios que pueden llegar a tener en el mar -en Europa hay parques que superan los 1.000 MW-. Todo ello, para reducir costes -otra magnitud que crece en esta tecnología-, pero sobre todo para aprovechar mejor un recurso mucho más accesible en el mar que en tierra: el viento.

"En general es muy fácil encontrar parques eólicos de 3.500 horas al año en el mar y, sin embargo, en la Península es prácticamente imposible, salvo Tarifa", señala Morales. Los parques instalados en el litoral, especialmente en zonas muy ventosas como Galicia, el Empordà en Girona o Canarias, podrían funcionar casi la mitad de las horas que tiene un año, lo que además daría más estabilidad al mix eléctrico.

Pescadores y plataformas locales: primera oposición a estos parques

Precisamente en estas zonas, donde el plan aprobado por el Gobierno permitirá la instalación de varios parques eólicos, han visto surgir la oposición de algunos sectores. Es el caso de las cofradías de pescadores del Cantábrico, que se han unido en una plataforma para denunciar que "los polígonos industriales de energía eólica marina son incompatibles con la actividad pesquera".

Se trata del "mayor ultraje del Gobierno contra la pesca de los últimos tiempos", ha criticado el presidente de la Federación Nacional de Cofradías Pesqueras (FNCP), Basilio Otero. En declaraciones a EFE, ha argumentado que, en España, la convivencia entre la pesca y las eólicas no es comparable a la de otros países europeos, como defienden desde el Miteco, porque, por un lado, el número de navíos de bajura es muy superior y por otro "los kilómetros de plataforma continental son muy inferiores".

Los parques proyectados cerca del Cap de Creus, en Girona, también han movilizado en contra a vecinos de la zona, que han creado la plataforma "Stop al macroparque eólico marino". Consideran que los molinos tendrán una "gran afectación de las migraciones de cetáceos y aves marinas" e impactará en el turismo, que tiene en el valor paisajístico de la bahía de Roses su gran activo.

Desde el Ministerio de Transición Ecológica han hecho hincapié en que para trazar las zonas donde se permitirá el despliegue eólico se ha tenido en cuenta la protección del ecosistema marino, y por eso mismo se han reducido o eliminado muchos proyectos de parques en esta demarcación levantino-balear y en otras.

Tampoco se permitirá instalar molinos en la zona del Cabo de Gata, como se preveía en un primer momento, ni en toda la demarcación sudatlántica, en la costa de Huelva y Cádiz, un territorio importante para el paso de cetáceos, pero también para la defensa nacional y el transporte marítimo.

La mayoría de polígonos se instalarán en la demarcación noroccidental, frente a Galicia y Asturias, lo que despierta los recelos no solo de pescadores, sino también de plataformas de defensa del territorio, ya movilizadas en algunos casos contra los parques terrestres. Organizaciones como SEO/Birdlife ya han llamado la atención de los parques en Galicia sobre las aves y el ecosistema marino, de gran valor.

Morales cree que si no se ha desplegado antes la eólica marina también ha sido por "la sensibilidad medioambiental", y la dificultad para conjugar el desarrollo de esta energía con sectores tan importantes en nuestro país como el turismo o la pesca.

La fabricación de componentes, una "oportunidad" para España

Por su parte, el sector eólico ha celebrado el impulso que ha dado el Gobierno a esta tecnología. "Permitirá a nuestro país consolidarse aún más como un polo de referencia para el desarrollo tecnológico, I+D+i y pruebas de prototipos y soluciones de eólica marina en general y en flotante en particular", ha reivindicado en un comunicado la Asociación Empresarial Eólica (AEE).

"España tiene una oportunidad importante" en este ámbito, considera Fernández. Nuestra industria podría aprovechar todo lo que ha avanzado en estos últimos años en el desarrollo tecnológico de la eólica terrestre, también del hecho de "tener muchas empresas establecidas", algunas de las cuales ya exportan a otros países para el despliegue de eólica marina.

Además, se podría aprovechar el potencial de los puertos y astilleros, ya muy activos en la fabricación de componentes de eólica marina para la exportación al norte de Europa. La zona de Ferrol, por ejemplo, ha visto un resurgir de la industria con la apertura de nuevas plantas para producir estos componentes. "Las empresas españolas están muy bien posicionadas a medida que la tecnología flotante vaya creciendo por el mundo", señala este ingeniero. La novedad, ahora, es que estas compañías podrán jugar también en casa.