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Belugas en el Sena o buitres en el centro de Madrid: ¿por qué cada vez más animales salen de su hábitat?

  • La búsqueda de refugio, agua y alimentos o el cambio climático son algunas de las razones de este fenómeno
  • Aumenta el número de jabalíes en ciudades y zonas turísticas, como el que mordió a una bañista en una playa de Alicante

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Belugas en el Sena o buitres en el centro de Madrid: ¿por qué cada vez más animales salen de su hábitat?

Este verano ha dejado inusuales escenas de animales desplazados de sus hábitats naturales. Una beluga que nadaba en el Sena o un buitre desorientado en pleno centro de Madrid son los últimos ejemplos de un fenómeno cada vez más frecuente. Estas especies salvajes buscan refugio, agua o alimentos que no pueden encontrar en sus ecosistemas, debido a la ocupación humana o al cambio climático.

"Hay cada vez más casos porque los animales buscan sobrevivir, hacen lo que pueden para hacerlo, y se encuentran con el ser humano a veces metido en su ecosistema", señala a TVE Enrique Baquero, del Instituto de Biodiversidad y Medio Ambiente de la Universidad de Navarra.

Javier Andaluz, de Ecologistas en Acción, apunta en la misma dirección: "O bien como humanos ocupamos sus ecosistemas y al final acaban llegando, o bien la falta de alimento en sus ecosistemas les haga recorrer mucha más distancia para alimentarse". En el primer escenario entran los jabalíes, avistados en núcleos urbanos que eran antiguamente "su zona de campeo", explica a RTVE.es.

Precisamente estos meses se han podido ver imágenes de jabalíes en zonas turísticas como una playa de Alfàs del Pi, Alicante, donde mordió a una bañista, o una terraza de Cadaqués, Girona. "Terminan en estos núcleos porque suele haber agua, charcas, alimentos...", según asegura Ernesto Álvarez, presidente de la ONG Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat (GREFA).

Cambio de hábitat y golpes de calor por el cambio climático

En este hospital animal el número de ingresos ha crecido más de un 40% en los últimos diez años. Muchos de ellos se ven afectados por el cambio climático, que está detrás del aumento de golpes de calor en aves como los buitres. Además, ven cambiar las condiciones de sus ecosistemas, cada vez más cálidos, por lo que se ven obligados a buscar otros espacios. Los animales que rescatan en GREFA "están muy deshidratados, muchos de ellos presentan hipertermia, llevan días sin comer, están desnutridos", relata Virginia Moraleda, veterinaria de la organización.

El caso más reciente es el de un buitre que sorprendió con su presencia en el barrio de Malasaña, el pleno centro de Madrid. Tras la llamada de varios vecinos, la policía rescató al animal, que se encontraba "agotado y desorientado". Para Andaluz este problema va a ir a más, ya que al cambio climático y a la escasez de alimentos se suma la falta de depredadores naturales, como el lince o el lobo. "Nuestras cadenas tróficas en algunos ecosistemas naturales están rotas. La presión humana durante siglos y milenios ha hecho que hayan desaparecido".

El otro caso más sonado de estos meses ha sido el de una ballena beluga que se encontró en el río Sena, en Francia, muy lejos de las heladas aguas del Ártico donde suele nadar. A pesar de la gran operación de rescate, que implicó a 80 personas durante seis horas, su grave estado de salud provocó que tuviera que ser sacrificada. Se encontraba 100 kilómetros río adentro, y estaba muy débil tras pasar días sin comer.

Los especialistas han barajado varias opciones para explicar estos fenómenos, como un exceso de contaminación sonora que los desorienta o que se pierdan por las modificaciones en las corrientes marinas debido al calentamiento global.

"En especies marinas vemos cómo el cambio de las condiciones de temperatura, sobre todo del agua, pueden hacer que se desplacen mucho más al norte", afirma Andaluz. Debido al cambio climático, muchas especies "van incrementando en altitud, bien hacia las montañas o bien en latitud, hacia el norte". Cita, por ejemplo, el caso de las mariposas en la Sierra de Guadarrama, de Madrid, o del pez de San Pedro.