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Trabajar menos horas podría ayudar al planeta: "Necesitamos un mundo más lento para combatir la crisis climática"

  • A más horas de trabajo, hay más actividad económica y mayor degradación ambiental, señalan los expertos
  • Reducir la jornada laboral podría promover, entre otras cosas, la reutilización y la concienciación al disponer de mayor tiempo

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Una ilustración de un trabajador rodeado de gases contaminantes
Una ilustración de un trabajador rodeado de gases contaminantes

Cada vez con más ímpetu, los científicos advierten de que el cambio climático está acelerándose a pasos agigantados. Con las extremas temperaturas y la ola de incendios como ejemplos, pasar a la acción se ha vuelto más indispensable que nunca. Y, entre las soluciones que algunos proponen, una llama especialmente la atención: trabajar menos. "Nos abriría la puerta a un futuro con más tiempo", defiende el ambientólogo Andreu Escrivá, y, precisamente, "necesitamos un mundo más lento para combatir la crisis climática".

Cuanto más trabajamos, mayor es la huella de carbono. "A más horas de trabajo, hay más actividad económica y, por tanto, mayor degradación ambiental", añade el Doctor en Química y miembro de Ecologistas en Acción Luis González. Esto se debe, dice, a un modelo energético dependiente de los combustibles fósiles que, unido al actual sistema socioeconómico, que "necesita consumir energía constantemente para crecer", es gravemente dañino para el planeta.

Pero, como recogió el investigador Philipp Frey en Los límites ecológicos del trabajo, la reducción de la jornada laboral por sí misma no es el santo grial contra el cambio climático. Es necesario un cambio completo en nuestro estilo de vida que pase desde apostar por medios de transportes alternativos al avión y al coche hasta consumir menos, más local y mejor. Algo para lo que sí sería muy beneficioso disponer de más tiempo y calma. Aunque, advierte el economista Joan Sanchis, no debe pasar por una disminución del sueldo, ni tampoco necesariamente por una bajada en la productividad.

¿Cuánto trabajamos ahora y cuánto sería sostenible trabajar?

En la sociedad actual, el trabajo es el centro "de todo", opina Sanchis. "Es como una especie de DNI que mostramos frente a los otros, una manera de sentirnos reconocidos e identificados", lo que, en muchas ocasiones, acaba en "dinámicas perversas", como echar horas de más sin remuneración o trabajar incluso los fines de semana. "Creemos que el empleo es el bien supremo a proteger" y, como consecuencia, "tenemos sin lugar a dudas un exceso de horas de trabajo", concluye.

En datos, ese "exceso" es una media de 1.700 horas anuales por persona empleada en los países que pertenecen a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). España está un poco por debajo de dicha media, pero los españoles trabajan más de 1.600 horas frente a las 1.300 de Dinamarca, Luxemburgo y Alemania. Concretamente y de acuerdo a la Encuesta de Población Activa de 2020, los hombres españoles trabajaron 38,6 horas semanales y las mujeres 33,8.

Del trío de países con jornadas laborales más cortas que las de España, solo está entre aquellos con mayores emisiones de CO₂ del informe Statistical Review of World Energy 2021 Alemania, por su gran dependencia del carbón. España, sin embargo, se encuentra en la octava posición de las naciones que emiten mayor volumen por habitante con seis toneladas. Una situación multifactorial, pero a la que, creen los expertos, podría ayudar reducir las horas de trabajo.

De hecho, recopila el investigador Philipp Frey, una disminución del 1% en las horas de trabajo podría conducir a una bajada del 0,8% en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Además, mantener estas emisiones en unos 1610 kg de CO₂ al año per cápita ayudaría a limitar el calentamiento global a los dos grados que marcó como objetivo el informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC).

Pero no hay una fórmula secreta de cuántas horas sería sostenible trabajar, señala el economista y autor del libro Cuatro días: Trabajar menos para vivir en un mundo mejor, Joan Sanchis. "No es tanto una cuestión de horas, sino que tiene que ajustarse al entorno, los tipos de trabajo y a lo que implican", explica a RTVE.es, "es algo que tenemos que valorar socialmente". Por ejemplo, si son empleos en los que se puede utilizar el teletrabajo, sería una muy buena opción añadida para evitar la contaminación.

Los efectos de trabajar menos: reutilización, concienciación y menor contaminación

Para Sanchis, trabajar menos tendría principalmente dos efectos: la reducción de la contaminación por los desplazamientos y por el gasto energético en las oficinas y una alta probabilidad de favorecer estilos de vidas más sostenibles con el medio ambiente. Opinión que comparte el ambientólogo Andreu Escrivá, pues disponer de más tiempo para compatibilizar la vida familiar con la profesional, aseguran, sería un paso muy importante para parar la destrucción medioambiental.

Remendar un pantalón, por ejemplo, es mucho más costoso que comprar uno nuevo, y no únicamente por su precio. "Lo que más cuesta es el tiempo": hay que llevarlo hasta el costurero más cercano -o arreglarlo uno mismo- y encontrar un hueco para volver a recogerlo. "Pero si tuviésemos un día extra o trabajásemos menos durante toda la semana, tendríamos una mayor probabilidad de hacerlo", sugiere Escrivá. Un recado que ejemplifica la reutilización por encima del consumismo tan necesaria para cuidar la Tierra. De hecho, la ONU estima que la industria de la moda rápida es responsable de hasta un 8% de las emisiones.

Los seres humanos no desperdiciamos solo ropa, sino también comida, un problema clave para la huella de carbono. Solo en 2020, los españoles arrojaron a la basura una media de 31 kilos/litros de alimentos por persona y, según Naciones Unidas, tirar comida supone entre el 8% y el 10% de las emisiones mundiales de GEI. Los motivos, señalan los expertos, suelen ser la falta de planificación y las prisas al hacer la compra. Así que contar con más tiempo también ayudaría a disminuir estas cifras.

Trabajar menos podría conllevar igualmente una mayor concienciación, opina el experto en ciencias ambientales. Quizás más personas se animarían a modificar su dieta para consumir menos carne - un alimento que produjo un 14,5% de los GEI en 2013 - al poder tener más tiempo para pensar su carro de la compra. Algo que posiblemente se reflejaría también en la elección del transporte y en la afluencia del mismo, bajando notablemente la contaminación. Un asunto tan grave que la OMS calcula que provocó aproximadamente 4,2 millones de muertes en 2016.

Una mejora que no implicaría renunciar a los salarios y a la "productividad"

Una de las principales críticas que ha recibido la propuesta de reducir las horas de trabajo, contemplada ya en el proyecto de Agenda 2050 del Ejecutivo español, es que implicaría una reducción en el salario, tal y como probó Telefónica con su jornada de cuatro días en la que los empleados perdieron un 15% del sueldo. "Pero esto es totalmente falso, no debería ser así", apunta el economista, pues tampoco se espera necesariamente una bajada de la productividad.

El debate sobre la jornada laboral de cuatro días: ¿más productividad o una medida "electoralista"?

"Precisamente, cuando se reduce la jornada, muchas veces la productividad mejora en determinados ámbitos", sobre todo en aquellos donde es más "intelectual". Una productividad entendida desde un punto cualitativo y no cuantitativo, específica, pues se busca precisamente alejarse del consumismo que está dañando la Tierra. "Tendríamos que revisar nuestro concepto de productividad, mejorarla no siempre implica consumir más materias primas, sino que hay un componente creativo e intelectual", afirma al recordar cómo los avances tecnológicos de las últimas décadas logran un impacto medioambiental menor.

Por otro lado, el doctor en Química y coautor de En la espiral de la energía, Luis González, explica que, de todos modos, producir menos bienes y servicios no tendría por qué significar una calidad de vida más baja. "Lo descubrimos de forma patente durante el confinamiento por la COVID, cuando la economía se paralizó y nuestras necesidades no se vieron resentidas". Avanzar hacia la sostenibilidad, sugiere, "requiere cambios en nuestros modelos de vida y en nuestra concepción del bienestar", pero no debe suponer nunca el desabastecimiento.

Otros cambios necesarios para un futuro sostenible

Rebajar la jornada laboral es como la primera ficha de dominó de una larga fila. Una "oportunidad" para empezar a hablar de muchos otros cambios que son necesarios para cuidar el medioambiente. "Tenemos mucho trabajo y habría quizás incluso de abordar una reorganización de los horarios sociales para buscar modelos de vida más sostenibles", dice el economista Sanchis. "Y comenzar a reducir el tiempo de trabajo es empezar a abrir todos estos melones".

Por su parte, entre las otras modificaciones para lograr un futuro sostenible, González señala la probable reducción de la actividad e incluso la desaparición de algunas industrias relacionadas, como las relacionadas con los pesticidas o la automoción: "Mucho de lo que estamos produciendo ahora es profundamente dañino para el entorno".

Además, en ciertas situaciones la solución no pasa concretamente por trabajar menos, sino mejor. "Acciones que ahora realizamos con algunas máquinas posiblemente deberíamos hacerlas con trabajo humano o animal, formas mucho más sostenibles", pese a que de esta manera se empleen más horas. De hecho, algunas actividades sostenibles requieren más tiempo "a corto plazo", como las energías renovables, que "son más intensivas en el trabajo humano que las combustibles fósiles", o el transporte público y el reciclado de desechos.

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