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Día Mundial Sin Tabaco

El precio medioambiental del tabaco: toneladas de colillas, microplásticos y deforestación

  • La industria tabacalera cuesta al mundo 600 millones de árboles y 22.00 millones de toneladas de agua, según la OMS
  • El tabaquismo genera más de 600.000 toneladas de colillas que contribuyen a aumentar el calentamiento global

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Varias colillas de tabaco en el suelo junto a una pequeña planta
Varias colillas de tabaco en el suelo junto a una pequeña planta

Los nocivos efectos del tabaco causan unas ocho millones de muertes anuales, según recoge la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero el coste de fumar va más allá de la salud. La Tierra también sufre sus consecuencias. El tabaquismo genera toneladas de colillas que acaban convirtiéndose en microplásticos, destruyen los bosques y contribuyen al calentamiento global.

De acuerdo al nuevo informe de la OMS El tabaco envenena nuestro planeta, la industria tabacalera genera en todas sus etapas cerca de 25 millones de toneladas métricas de desechos y cuesta al mundo 600 millones de árboles, 200.000 hectáreas de tierra y 22.000 millones de toneladas de agua, es decir, 3,5 veces el volumen del lago Chad.

Estos datos se han obtenido gracias al análisis del ciclo de vida del tabaco, es decir, al estudio de todo el producto desde su cultivo hasta su procesamiento y distribución, explica la ambientóloga Paula Baldó a RTVE.es. "Incluso la fabricación de las cajetillas, el estampado con tinta de la marca de tabaco y lo que mantiene pegado los cigarrillos influye y tiene un impacto medioambiental", apunta.

Hasta 10 años en desintegrarse y más de 7.000 químicos tóxicos

Una colilla tarda aproximadamente 10 años en desintegrarse, según cifras de la OMS, un tiempo que puede no parecer demasiado largo, pero que es suficiente para que los más de 7.000 químicos tóxicos que contiene se filtren en los ecosistemas circundantes. De ellos, al menos 70 son cancerígenos.

Aproximadamente 4,5 billones de filtros de cigarrillos contaminan los océanos, ríos, aceras de las ciudades, parques, suelo y playas cada año, lamenta el investigador y activista de Ecoligstas en Acción, Tom Kucharz. Algo que se ve incrementado por la mala gestión de los residuos, pues el 65% de los fumadores desecha las colillas de forma inadecuada. En consecuencia, el tabaco es uno de los residuos más predominante (25-40%).

Asimismo, casi todos los cigarrillos del mercado incorporan un filtro de acetato de celulosa, una sustancia que se degrada muy lentamente liberando microplásticos al medio ambiente y que constituye la segunda forma de contaminación plástica más importante en todo el mundo. La industria tabacalera ha incidido en numerosas ocasiones en que estos filtros reportan beneficios para la salud de los fumadores, pero no existen evidencias científicas al respecto.

La fauna es una de las principales afectadas por los desechos del tabaco. Según explican los expertos consultados por RTVE.es, también las cajetillas y vapeadores pueden acabar degradándose en microplásticos y formando parte de la cadena trófica hasta llegar a nuestro propio plato. Además, apunta Baldó, los tóxicos de las colillas tiradas al suelo, un hábito habitual en España, envenenan directamente a los animales al disolverse parcial o totalmente con la lluvia y al pasar al suelo.

En total, los residuos anuales generados por productos del tabaco comprenden 680.388 toneladas de colillas de cigarrillos, 907.184 toneladas de la fabricación y aproximadamente 25 millones de toneladas del total ciclo de vida. Y un solo de estos cigarrillos genera 14 gramos de CO₂, o que perjudica aún más al calentamiento mundial, especifica la OMS.

El tabaco causa el 5% de la deforestación mundial

Desde la década de 1970 se han perdido en todo el mundo 1.500 millones de hectáreas de bosques a causa del tabaco, principalmente tropicales, y su cultivo provoca actualmente alrededor del 5% de la desforestación. De acuerdo al informe de la OMS, esto ha contribuido notablemente al 20% del aumento anual de los gases de efecto invernadero.

Para fabricar 300 cigarrillos, se necesita aproximadamente un árbol entero. Por eso, cada año se talan unas 200.000 hectáreas de tierra para cultivar, lo que implica también quemar madera para curar las hojas de tabaco después de la cosecha, como detalla el militante de Ecologistas en Acción, que hace hincapié en el grave impacto que esto tiene en países como China, Zimbabue, Malaui y Bangladés.

El tabaco, igualmente, se planta en tierra fértil que podría destinarse a para cultivos alimenticios y a las que termina causando una desertificación muy costosa de solucionar. Por ejemplo, y de acuerdo con los datos recogidos en 2014, revertir los efectos perjudiciales causados en el suelo de Bangladés durante un año de cultivo de tabaco costaría unos 20,6 millones de dólares.

Pero el frenético cultivo tiene efectos también sobre el ser humano, señala Kucharz. En países como Brasil, los trabajadores de la industria tabacalera viven bajo una "esclavitud moderna" en la que carecen de contratos estables, no tienen derechos laborales, viven en condiciones infrahumanas, no tienen disponible atención médica y pasan semanas e incluso meses sin comunicarse con sus familias.

Dejar de fumar ahorra hasta 74 litros de agua al día por persona

En el cultivo, la fabricación, la distribución, el consumo y la eliminación de un solo cigarrillo llegan a utilizarse 3,7 litros de agua, algo que la ambientóloga Paula Baldó califica de una "salvajada". Si un fumador promedio abandonara el hábito, se podrían ahorrar hasta 74 litros de agua al día.

"Lo peor es que esto suele suceder en áreas donde el agua es un bien escaso y necesario", añade Baldó. De hecho, y como recoge El tabaco envenena nuestro planeta, en Brasil, el tercer fabricante de tabaco del mundo y que en 2021 pasó por la peor sequía de los últimos 91 años, se emplean 263.813.700.000 litros de agua para obtener el número de cigarrillos fabricados en el país en un año.

Teniendo en cuenta que cada persona bebe un promedio de 700 litros de agua al año, si esa cantidad se convirtiera en agua potable se podría dar de beber a 3,7 millones de personas, que es la población de Brasilia, la capital.