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Coronavirus

Europa, América y el Sudeste Asiático concentran el 84% del exceso de mortalidad durante la pandemia

  • La OMS calcula casi 15 millones de muertes asociadas a la COVID en los dos primeros años de crisis sanitaria

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Los países de renta media representan el 81% del exceso de mortalidad asociado a la COVID-19 observado por la OMS.
Los países de renta media representan el 81% del exceso de mortalidad asociado a la COVID-19 observado por la OMS.

El mundo había contabilizado 5,4 millones de fallecimientos causados por la COVID-19 en los dos primeros años de pandemia. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima ahora que las muertes asociadas al SARS-CoV-2 durante 2020 y 2021 podrían triplicar esta cifra.

Una estimación de 14,9 muertes directas o indirectas -ya que la OMS también contempla los fallecimientos que no se produjeron directamente por la enfermedad, sino por los efectos secundarios que ha generado el virus- que señala deficiencias del sistema de salud en algunos países y dibuja con mayor precisión el mapa global del coronavirus.

Según el modelo desarrollado por la OMS, los países de renta media representan el 81% del exceso observado. La brecha entre las notificaciones oficiales y el exceso de mortalidad se incrementa en las regiones con menos recursos.

Además, los datos confirman algunos patrones que se atisbaban en los recuentos país por país: la COVID ha causado más muertes en hombres que en mujeres y afecta de forma más significativa a los mayores de 60 años.

Exceso de mortalidad por regiones

A finales de 2020, la variante Delta de la COVID-19 se extendía rápidamente por Europa y Norteamérica mientras Latinoamérica y Oceanía vivían una situación más estable. Sin embargo, en los últimos meses, países como Australia o Nueva Zelanda han vivido los momentos más duros de la pandemia.

Como las olas del coronavirus no han sido uniformes en todo el planeta, la división en grandes regiones es uno de los primeros análisis posibles. De las seis áreas en las que la Organización Mundial de la Salud divide el mundo, Europa, América y el Sudeste Asiático concentran el 84% del exceso de mortalidad.

Este dato concuerda con los más de 2,4 millones, 1,6 millones y 721.000 muertes COVID que constan en los registros oficiales de Europa, América y el Sudeste Asiático. Sin embargo, mientras las notificaciones de las dos primeras regiones representan el 75 y el 52 % de su exceso de mortalidad, respectivamente; los decesos oficiales del Sudeste Asiático apenas reflejan un 12% de la estimación realizada para esta región.

Con 1,2 millones de muertes por encima de lo previsto, África acumula el 8,4% del exceso de mortalidad global, pero solo atribuye directamente a la COVID-19 el 12,5%. Le siguen el mediterráneo oriental, con el 7,2% del exceso, y el Pacífico Occidental, con menos de un uno por ciento.

En palabras del director general de la OMS, Tedros Adhanom, que el exceso de muertes supere a las notificaciones COVID de varias regiones pone de manifiesto la necesidad de sistemas de información sanitaria más fuertes. Esta información -puntualiza el organismo- debe "guiar las políticas para reducir la mortalidad y prevenir crisis futuras".

Más muertes entre hombres y mayores de 60 años

Por géneros, casi todas las regiones presentan un mayor exceso de muertes asociadas al coronavirus entre los hombres. A escala global, el 57% de los fallecidos fueron de sexo masculino, mientras que el 43% fueron mujeres.

En cuanto a la edad, el grueso del exceso de mortalidad coincide con el patrón general que ya dibujaban las notificaciones oficiales. Los decesos aumentan a medida que se incrementa la edad en todos los territorios y el incremento es especialmente significativo a partir de los 60 años en África, después de los 80 en el Mediterráneo Oriental y al superarse los 70 años en el resto de regiones.

Las rentas medias registran el 81% de las muertes imprevistas

Si lo que se tiene en cuenta es el nivel de renta, los países de renta media representan cuatro de cada cinco muertes imprevistas. Más de la mitad del exceso de los casi 15 millones de muertes, el 53%, pertenece a los países de renta media-baja como Argelia, Egipto, Camerún, Bolivia, India o Irán. Las rentas altas, por su parte, solo representan el 14,5% del exceso registrado por la OMS.

Como ocurría al enfrentar el exceso de mortalidad global a las notificaciones oficiales de los dos últimos años, las segundas se alejan de las primeras a medida que se reduce el nivel de renta. De este modo, las muertes COVID oficiales de los países de rentas altas representan el 90% de todo el exceso de mortalidad, mientras que en los países de rentas bajas apenas suponen el 6%.

Este desfase se debe a dos factores: una infranotificación en las estadísticas oficiales y limitaciones a la hora de estimar el exceso de mortalidad en algunas regiones. "Debido a las inversiones limitadas en sistemas de datos en muchos países, el verdadero alcance del exceso de mortalidad a menudo permanece oculto", explicaba hace unos días la doctora Samira Asma. Aun así, para la subdirectora general de Datos, Análisis y Entrega de la OMS, medir el exceso de mortalidad es "un componente esencial para comprender el impacto de la pandemia".

Por países, Perú y Bulgaria se llevan la peor parte, con un exceso de más de 400 muertes por cada 100.000 habitantes en los dos primeros años de pandemia. Les siguen otros ocho territorios con estimaciones por encima de 300 muertes: Bolivia, Macedonia del Norte, Rusia, Armenia, Serbia, Lituania, Montenegro, Georgia.

En el polo opuesto, hay una treintena de países o territorios donde no ha habido más muertes de las esperadas. Destacan Australia, Nueva Zelanda, Noruega, China, Vietnam, Japón y Sri Lanka.

No obstante, para interpretar estas cifras es importante tener en cuenta que las métricas y los cálculos utilizados -en este caso por la OMS- influyen considerablemente en el resultado. "Nuestra experiencia con métodos similares sugiere que esta aproximación es extremadamente sensible a fluctuaciones azarosas y a imprecisiones de los datos en el corto plazo", considera el colectivo voluntario COVID-19 Actuaries Response Group en un hilo de Twitter en el que revisa en detalle la metodología usada por la OMS.

Su conclusión es que la medición caso por caso no es suficiente para conocer el efecto real que la pandemia de COVID-19 tiene sobre las muertes a una escala global.