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La Guardia Civil desmantela una red internacional que introducía almeja contaminada en España

  • En esta operación han sido detenidos e investigados 39 españoles y 4 portugueses
  • Este grupo organizado se dedicaba a la pesca ilegal y a su posterior comercialización en viveros españoles

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Almejas asiáticas colman el cauce del río Ebro
Millones de almejas asiáticas colman el cauce del río Ebro y desplazan a las especies autóctonas.

La Guardia Civil ha desmantelado una red internacional que introducía almeja japónica contaminada. En esta operación 43 personas han sido detenidas e investigadas, de las cuales 39 eran españoles y 4 portugueses.

En la operación, denominada 'Txuspas´ y coordinada por Europol, se han intervenido 38,5 toneladas donde más de once empresas están involucradas. En concreto, se ha localizado una guardería como almacén clandestino, donde almacenaban la almeja japónica procedente de Portugal.

La investigación ha permitido conocer la connivencia entre los suministradores de la almeja japónica y los responsables de los viveros, los cuales mezclaban los bivalvos intoxicados con la almeja adquirida legalmente, con el objetivo de perder la trazabilidad.

Los grupos de furtivos, dedicados a la recolección de los bivalvos intervenidos, estaban compuestos principalmente por personas de diferentes nacionalidades de Europa del Este, con escasos recursos económicos, que actuaban al margen de la legislación.

Los principales dirigentes y transportistas han sido detenidos en España y en Portugal tras ser objeto de seguimiento y control de las entregas, de los cobros de dinero y verificar tanto la falta de asentamiento como de trazabilidad de la mercancía.

Intoxicadas 27 personas en Cantabria y Asturias

La investigación llevada a cabo por el Seprona se inició el año pasado a raíz de la intoxicación de veintisiete personas en distintos restaurantes de Cantabria y Asturias.

Este grupo organizado se dedicaba a la pesca ilegal de los moluscos en Portugal y su posterior comercialización a través de viveros españoles.

Para ello, utilizaban dos rutas de entrada en España con destino final Huelva y Cantabria. La almeja contaminada era puesta en el mercado a través de comercios vinculados con la venta de moluscos y restaurantes.

Asimismo, los responsables de los viveros utilizaban documentos falsos de estuarios portugueses con el fin de enmascarar la procedencia real de la almeja.

La comercialización de la almeja japónica contaminada fue detectada en restaurantes y comercios dedicados a la venta de moluscos, que desconocían la procedencia real, debido a que las depuradoras españolas enmascaraban su origen.