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El mariscal Hafter anuncia la liberación de Bengasi tras tres años de asedio

  • Expulsa a los afines a Trípoli y a los yihadistas de la segunda ciudad de Libia
  • La victoria supone un impulso para el general, que aspira al control del país

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Soldados de las fuerzas de Hafter se hacen una foto antes de entrar en combate con las milicias islamistas en Bengasi
Soldados de las fuerzas de Hafter se hacen una foto antes de entrar en combate con las milicias islamistas en Bengasi.

El general Jalifa Hafter, hombre fuerte del este de Libia, ha anunciado este miércoles la liberación de la ciudad de Bengasi, capital del alzamiento contra Muamar al Gadafi, que asediaba desde mayo de 2014.

En un discurso a la nación divulgado a través de la televisión regional, el militar aseguró que sus hombres lograron romper las líneas en el barrio de Sabri y expulsaron a las fuerzas afines al antiguo gobierno islamista en Trípoli, declarado rebelde en la misma fecha.

En el interior de Bengasi, la segunda ciudad en importancia de Libia, resistían además yihadistas vinculados a la Organización del Al Qaida en el Magreb Islámico (AQMI), el grupo tunecino Ansar al Sharia y la rama libia del Estado Islámico.

"Las Fuerzas Armadas que os protegen os informan de que se ha liberado la ciudad de Bengasi del terrorismo, una victoria completa que es fruto de la dignidad", nombre con el que bautizó su ofensiva. "A partir de Ahora, Bengasi entrará en una era de paz y de estabilidad", ha agregado el militar, exmiembro de la cúpula militar que aupó al poder a Gadafi, que hoy vestía un elegante uniforme blanco de gala.

Cientos de muertos y miles de desplazados

Horas antes, un portavoz castrense ya había adelantado a Efe que las fuerzas de Hafter habían logrado esta mañana conquistar el hospital Al Ghomhuriya y el hotel Regency", los dos edificios en el que resistían los islamistas.

"Hemos tenido algunas bajas y quedan algunos edificios aún por limpiar, pero se puede decir que la ciudad ha sido tomada", agregó la fuente antes de indicar que los dos edificios tomados "había decenas de cadáveres".

Esos presuntos remanentes se sitúan en una zona de viviendas del distrito de Sidi Akribesh, donde aún se escucha de forma dispersa el sonido de las balas y los morteros, admitió.

Los tres años que ha durado el cerco y los combates han segado la vida de cientos de personas, obligado a miles más a huir y convertirse en desplazados internos y causado una tragedia humanitaria similar a la que sufrió la ciudad siria de Alepo.

Esta misma tarde, los medios de comunicación del este de Libia han comenzado a difundir imágenes de soldados que bailaban y cantaban para celebrar la victoria entre montones de cascotes y edificios destruidos por la guerra.

Un espaldarazo a las ambiciones de Hafter

La supuesta victoria, favorecida por la intervención desde hace dos semanas de las fuerzas aéreas de Emiratos Árabes Unidos (EAU) y de Egipto -junto a Arabia Saudí los principales apoyos del mariscal- supone un espaldarazo para las ambiciones políticas de Hafter, que aspira a controlar todo el país.

El militar, que en la década de los ochenta fue reclutado por la CIA y se convirtió en su principal opositor a Gadafi en el exilio, controla ya el este del país y la mayor parte de los recursos petroleros.

Además, en las últimas semanas ha puesto cerca a la ciudad de Sebha, capital del sur, donde se ha topado con la oposición de las milicias de la ciudad estado de Misrata (norte), que le consideran un criminal de guerra.

Asimismo, hombres de Hafter negocian desde hace meses la enmienda del pacto nacional de reconciliación libio con el llamado gobierno de unidad sostenido por la ONU en Trípoli, cuya autoridad el mariscal no reconoce.

Libia es un estado fallido, víctima del caos y de la guerra civil, desde que en 2011 la OTAN contribuyera a la victoria de los rebeldes frente a la larga dictadura de Al Gadafi.

En la actualidad, dos gobiernos se disputan el poder apoyados por distintas milicias: uno sostenido por la ONU en Trípoli y otro en el este bajo la ascendencia militar de Hafter, que domina cerca del 60% del territorio nacional. De la anarquía sacan beneficio los grupos yihadistas y las mafias dedicadas al contrabando de combustible, armas y personas.