Enlaces accesibilidad

Indies del Siglo XIX

  • Los museos del Romanticismo y Cerralbo recuperan y actualizan el espíritu de las veladas musicales decimonónicas
  • Las bandas actuarán en acustico acompañadas de instrumentos de cuerda o pianos
  • The Bright inauguró la sexta edición de los ciclos a las A las veinte cero cero

Por
Salón de baile del Museo del Romanticismo.
Salón de baile del Museo del Romanticismo.

Transportar al público a una velada musical decimonónica es -aunque suene a una historia propia de La máquina del tiempo de H.G. Wells- el objetivo del ciclo A las veinte cero cero que organizan desde hace cuatro años el Museo del Romanticismo y el Museo Cerralbo.

Una cita que inauguraron los leoneses The Bright presentando nuevo disco ante poco mas de 100 afortunados en el salón de baile del Museo Cerralbo. Y que continuará en noviembre con una vieja conocida de los ciclos, Alondra Bentley y, ya el próximo año, con el dúo asturiano Elle Belga y Nerval. Conciertos a los que sólo se podrá asistir a través de invitación y que podremos escuchar gracias a la emisión en diferido de Disco Grande.

Para recuperar y actualizar ese espíritu de las veladas musicales celebradas durante el Romanticismo en palacios como el que acoge el Museo Cerralbo, han pasado en anteriores ediciones artistas ya consolidados en el panorama independiente como Hydrogenesse, Tulsa o Sr. Chinarro acompañados por instrumentos de cuerda o pianos, singularidad que han logrado convertir estos ciclos en un clásico de la capital.

El XIX es considerado musicalmente una de las épocas más brillantes de la historia en el que destacaron los conciertos en los salones privados de las casas de la burguesía y, fiel reflejo de lo que fueron son tanto el salón de baile del Museo Cerralbo como el auditorio decimonónico del Museo del Romanticismo.

"Nueva lectura del espacio y género musical"

Dos escenarios que junto al pop independiente ofrecen, según la responsable del Departamento de Difusión y Comunicación del Museo Cerralbo, Carmen Sanz, "una nueva lectura tanto del espacio como del género musical que atraen hacia el museo otro tipo de público que no solía venir a visitarnos".

La iniciativa surgió en el Museo Cerralbo cuando una técnico de Museo con mucho acierto vio en esta conjunción una fórmula atractiva y diferente de acercarse al público tras cuatro años cerrado y en la segunda edición se sumó el museo del Romanticismo, que también había permanecido cerrado por reformas durante ocho años.

Ambos han encontrado en estos ciclos un modelo de éxito, "por ahora la cosa funciona bien y la gente ya tiene claro a lo que viene" asegura Sanz. Los organizadores han intentado extenderlo a otros museos pero, según explica Sanz, "al no contar con un patrocinador externo resulta más difícil por lo que la oferta se suele reducir a dos conciertos por museo".

Grandes desconocidos para el gran público

Una propuesta pequeña y muy cuidada que ha servido para acercar estos dos grandes desconocidos para el gran público. Dos referentes obligatorios para conocer la forma de vida de finales del siglo XIX y comienzos del XX que han visto cómo han aumentado poco a poco sus visitas desde sus respectivas reaperturas.

Concebido desde un primer momento como vivienda y como lugar donde exponer las obras de arte de sus propietarios, el museo Cerralbo se presenta como uno de los pocos palacetes decimonónicos de Madrid que conserva su decoración original.

La casa-museo fue residencia de Enrique de Aguilera y Gamboa, XVII marqués de Cerralbo, coleccionista empedernido que donó al Estado todos los hallazgos arqueológicos y paleontológicos que realizó y dispuso la creación del Museo con las colecciones artísticas que reunió a lo largo de su vida, consideradas por la calidad y diversidad de géneros que abarcan, como la colección privada de arte más completa del país.

Entre los objetos que podemos contemplar se encuentran esculturas, cerámicas, cristal, tapices, muebles, monedas, medallas, dibujos, estampas, relojes o armaduras, pero sobre todo destacan las pinturas. Del conjunto pictórico, casi la mitad pertenece a la escuela española, pero también cuenta con lienzos de maestros de la pintura italiana o flamenca como Tintoretto o Van Dyck.

Cápsula del tiempo

Una visión algo más global de la época ofrece el Museo del Romanticismo, cuyas colecciones, según explica Rebeca Benito, del departamento de Difusión y Comunicación, son de una gran heterogeneidad ya que van desde pintura y escultura hasta objetos de ajuar doméstico y personal, que permiten reconstruir el momento histórico y los hechos sociales y políticos más relevantes del siglo XIX en España

Según apunta Benito, a través de la visita al museo se pueden ver cómo eran las estancias de una casa de la época, pero también los principales géneros artísticos del Romanticismo, reflejados principalmente en la pintura: el retrato, el paisaje, el costumbrismo, el orientalismo y el exotismo o la pintura religiosa, y los principales artistas y literatos españoles del momento.

Sala de literatura y teatro del Museo del Romanticismo

Sala de literatura y teatro del Museo del Romanticismo. Museo del Romanticismo

Uno de estos artistas es Federico de Madrazo, considerado uno de los mejores retratistas del siglo XIX español y cuyo bicentenario de su nacimiento se celebra este año. De él conserva una interesante colección que incluyen retratos de la reina Isabel II o del duque de Rivas, y durante un tiempo limitado cuenta con un lienzo más -Luisa, Rosa y Raimundo, hijos del pintor- gracias a los ciclos Obra Invitada.

Iniciativa nacida en 2012 para mostrar al público piezas procedentes de otros museos o de colecciones habitualmente no expuestas al público y contextualizarlas en su época.

Una autentica cápsula del tiempo en un entorno idílico fuera del circuito de las grandes pinacotecas.