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Los islamistas egipcios desafían un fuerte despliegue militar y policial

  • Han salido a la calle a pesar de que sus fuerzas están mermadas 
  • Han muerto seis personas y 190 han resultado heridas, según Sanidad

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Decenas de simpatizantes del depuesto presidente egipcio Mohamed Mursi muestran pancartas y gritan consignas durante una protesta convocada por los Hermanos Musulmanes
Decenas de simpatizantes del depuesto presidente egipcio Mohamed Mursi muestran pancartas y gritan consignas durante una protesta convocada por los Hermanos Musulmanes

Aunque sus fuerzas están mermadas tras semanas de arrestos y la muerte de cientos de sus seguidores,  los islamistas egipcios han plantado cara este viernes al imponente despliegue militar y policial con protestas que derivaron en algunos disturbios.

Los partidarios de los Hermanos Musulmanes tratan de mantener viva una  protesta que ha ido apagando la represión. Diseminados en pequeñas marchas de cientos de manifestantes,  y en algunos casos de miles, los partidarios del depuesto presidente Mohamed Morsi han salido un día más a las calles para rechazar el golpe militar del 3 de julio pasado.

Los Hermanos Musulmanes habían llamado a una "intifada" (levantamiento popular) contra "los golpistas", pero inevitablemente su poder de convocatoria se ha visto diezmado por los obstáculos impuestos por las autoridades, que han llenado ciudades como El Cairo de vehículos blindados, barreras y alambradas de espino.

Aunque han incidido en el carácter pacífico de las protestas, a lo largo de la jornada los disturbios han estallado en gran parte de Egipto, causando seis muertos y 190 heridos,  según el Ministerio de Sanidad.

Los enfrentamientos más graves entre islamistas y vecinos detractores de Mursi y policías se han vivido en El Cairo,  en las ciudades mediterráneas de Port Said y Alejandría, y en las localidades del delta del Nilo de Zagazig, Damanhur y Banha.

Tres personas han muerto en choques en Guiza, en el oeste de El Cairo, y un hombre ha fallecido de un disparo en Port Said. En la capital, dos agentes han perecido además en un ataque de desconocidos contra un puesto policial.

También se han sucedido las detenciones en las citadas poblaciones del delta del Nilo, donde los servicios de seguridad han arrestado a unos 180 simpatizantes de los Hermanos Musulmanes, la mayoría en Banha.

'La presión no nos hará claudicar'

A pesar de la persecución policial y judicial que han sufrido los partidarios de los Hermanos Musulmanes en los últimos dos meses, los que han salido este viernes a la calle aseguran que seguirán haciéndolo y que seguirán denunciando el golpe militar.

Los disturbios en la capital se han centrado en los barrios de Mohandisin y de Guiza,  donde las fuerzas de seguridad han intervenido para dispersar las protestas, que crecían en número al caer la tarde.

Los policías han lanzado gases lacrimógenos y disparado al aire en Mohandisin, cerca de la emblemática mezquita de Mohamed Mahmud, mientras que los manifestantes encendían varias hogueras.

En este barrio, convertido por la tarde en un campo de batalla, cientos de personas se congregaron tras el rezo del mediodía en la plaza Sphinx, en el marco de las marchas bautizadas "El pueblo recupera su revolución".

Además, se ha producido un tiroteo entre los manifestantes y los policías apostados en la zona, que han acabado expulsando a los islamistas, según los testigos.

Para evitar los controles de las fuerzas de seguridad, que han cortado algunas de las principales arterias de El Cairo, los partidarios de Mursi se han desperdigado por calles aledañas.

En una de esas calles, el miembro de los Hermanos Musulmanes Mahmud Saleh lamentaba que el despliegue policial y militar está asfixiando las protestas.

"La presión no nos hará claudicar, seguiremos con nuestras reivindicaciones pese a la violencia de las autoridades", ha asegurado a Efe Saleh con orgullo.

En las marchas han predominado las banderas egipcias, las fotos de Mursi y las pancartas amarillas con una mano con cuatro dedos estirados salvo el pulgar, en homenaje a la acampada de Rabea al Adauiya, cuya primera palabra significa en árabe "el cuarto".

Más de mil muertos

Desde el golpe militar contra Mursi, más de mil personas han fallecido en Egipto, la mayoría en el desalojo de las acampadas de los islamistas en El Cairo el 14 de agosto y en los posteriores disturbios.

La campaña de detenciones también ha sido muy intensa -la última, este mismo jueves, del dirigente Mohamed el Beltagui-, y ha logrado descabezar a la cofradía con el arresto de sus principales dirigentes, entre ellos el guía espiritual, Mohamed Badía.

Para Saleh, esta actuación de las autoridades solo demuestra que tienen "miedo" y quieren que Egipto vuelva al "régimen policial y autoritario" de la época de Hosni Mubarak.

El ministerio del Interior ya advirtió la víspera de las manifestaciones de que sus fuerzas estaban "totalmente preparadas" para afrontar cualquier conato de violencia y que emplearían munición real en caso de legítima defensa.

Egipto se encuentra, además, bajo el estado de emergencia y el toque de queda, que comienza a partir de las nueve de la noche, aunque en esta jornada se adelantó dos horas para evitar el caos.

Pese a dos semanas de relativa calma, los sucesos de este viernes vuelven a poner de relieve la precaria estabilidad de Egipto, donde la sociedad está polarizada y ambos bandos se acusan de "traidores" y "terroristas".