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Rabaneda irrumpe con fuerza en Cibeles

  • Ángel Schlesser describe la belleza de un instante
  • Ailanto y Victorio&Lucchino arriesgan con las mezclas
  • Ailanto visten a la mujer con un collage de estampados arty
  • Rabaneda se estrena entre veteranos como Verino
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Por
Desfile Daniel Rabaneda en la Cibeles Fashion Week Madrid 2013

La principal novedad de Ángel Schlesser es el tratamiento de los tejidos. Si en anteriores colecciones eran muy planos, ahora vemos que llevan una gran labor de encofrado o de texturizado. Otra novedad es el volumen oversized que recorre la propuesta, remezclando los looks con un estilo urbano.

“Lo que he pretendido es hacer del vestuario normal algo especial”, cuenta. Y lo demuestra con superposiciones de siluetas y colores. Cazadoras, pantalones y camisas se mezclan con prendas despegadas del cuerpo, intercambiando códigos femeninos y masculinos.

También colores. Vemos blancos y negros en total look o en juegos de dominó, y siempre en diferentes terminaciones, desde las lanas al astracán. Grises, azules y hasta rojo (hacía tiempo que no lo utilizaba) se mezclan con un camel, también masculino en abrigos XXL.

Para el coctel, Schlesser propone organzas en verde agua; para la noche solo tres vestidos largos, muy largos. “Me creo poco la noche”, dice. Imposible, la suya es muy elegante, atemporal. Solo él sabe vestir de belleza esos momentos especiales.

Un cierre explosivo

Vuelve Aristocrazy, la firma de joyería, y lo hace con una colección que se divide en cuatro partes. La primera habla del luto refinado y se materializa en piezas de textura textil, muy trabajadas con el cincel, como pecheras y brazaletes en plata de aire retro. Sigue otra que se llama Duelo Punk, con un toque gótico de rosas y espinas que muestran un reflejo oxidado.

Sigue una parte inspirada en los animales. De las gárgolas vemos plumas y escamas en plata bañado en oro rosa, con un laborioso trabajo de ensamblaje hecho a mano. De los ciervos vemos armaduras de cuernos que se integran en los vestidos.

La cuarta historia habla de la fuerza de las mujeres medievales, las musas de Aristocrazy, eternas luchadoras que llevan corsés- joya perforados para dibujar en ellos la flor de lis. Mención aparte merecen los visuales que se han proyectado sobre la pasarela: palacios, jardines nocturnos y fuegos artificiales.

De vinos con Verino

Roberto Verino quiere vender esperanza y crea una colección con final feliz. Vemos prendas en tonos suaves que visten en las 24 horas del día. La noche, todo fantasía, se articula en tres actos.

El primero lo marca el negro absoluto, con prendas estampadas en devoré de oro y plata. El segundo en prendas barrocas muy trabajadas con aplicaciones de piel. El tercero se centra en el color y vemos toda la gama de tonos que adquiere el vino: blancos, tintos e incluso añejo.

New Ambient

“Es una colección más conceptual pero sin dejar atrás las tradiciones”. Así explican Victorio&Lucchino ese nuevo ambiente que envuelve su armario. El proceso de elaboración ha sido “divertido”, cuenta José Luis, porque “hemos jugado a enfrentar texturas”.

Así vemos tejidos tecnológicos con otros de naturaleza noble. Por ejemplo, vestidos con cuerpo de pelo, falda de paillettes y espalda en lana con lúrex; también prendas en lana fría de rayas, muy masculina, con forro de lentejuelas que se adivina al caminar.

Hay más tejidos masculinos pero siempre tocados por bordados de flores o un cuello de piel. Destaca las líneas, tanto despegada del cuerpo como aferrada a él. No vemos pantalones (todo faldas para lucir las medias de malla) pero sí vestidos en crin de seda de textura tecnológica, y abrigos. Los vemos tipo vestido o con códigos muy españoles. La noche, sofisticada e impredecibles, desprende un aroma vintage.

Rabaneda, joven de culto

Aires frescos y renovados llegan a Cibeles, entre ellos el que provoca Rabaneda. Tiene 26 años y viene pisando fuerte. En esta colección ha hecho una fuerte apuesta por los tejidos tecnológicos, algo inusual en sus propuestas que suelen estar creadas con materiales naturales.

El diseñador utiliza neoprenos y lúrex, punto de algodón y lanas, y rafia tejida con hilo de plata. ”Un contraste entre texturas ricas y otras secas”, dice. El gris, color asociado a la casa, es la base de su maquillaje en el que vemos brochazos de negro, blanco y marino. También de un rojo, color que no suele utilizar, aunque lo vemos oscuro, urbano, casi metálico, customizado por Rabaneda.

La línea es vertical, todas las prendas llevan patrones rectos. Las camisas, faldas, pantalones y vestidos parecen juegos infantiles de piezas geométricas que, Rabaneda, une con la maestría de los grandes. “Todo lleva un look institutriz, parecen uniformes”, cuenta. Y por eso sobresale, por el volumen, una falda de doble capa de corte lady. Un guiño a la feminidad contenida.

Las faldas van cortas o muy largas, y destaca un estampado de cuadros bordado con paillettes transparentes. Con él vemos una camisa que se combina con una gabardina de neopreno, uno de los looks favoritos del diseñador junto a un vestido negro, de línea sencilla y casi marcial, que sale con una capa en su especial rojo degradado en negro, un efecto que casi parece un estampado.

Tras la ovación, el diseñador ha regresado llorando al backstage. Lágrimas provocadas por la emoción, los nervios y la satisfacción de que el esfuerzo ha merecido la pena.

All that´s Jazz

A ritmo de jazz ha hecho desfilar María Barros a sus modelos. La diseñadora se inspira en las partituras de los 20, 40 y 50 para tintar su propuesta con colores vibrantes, entre los que destaca el amarillo. “Y eso que soy supersticiosa”, confiesa.

Destacan los complementos. Los guantes se adornan con teclas de saxofón y lo mismo la joyería, obra del mexicano Daniel Espinosa.

Ailanto, estampados con arte

Ailanto vuelve a mirar al pasado en busca de inspiración y, de nuevo, es el arte su fuente: la obra de la ucraniana Sonia Delanuay se plasma en vestidos y pantalones estampados con un collage de distintos colores.

En la colección destaca, por encima de todo, la paleta de colores que lleva cálidos amarillos y mostazas, delicados lilas, rosa y coral, fuertes negros, azules y verdes. La bandera de tejidos es ligera, suave, y se combina con mohair y jacquards metalizados. Los detalles dorados, los complementos de cobre y los de efecto esmaltado completan el look arty que desprende la colección.

Flores tatuadas

Roberto Torreta tiene una idea clara, concisa y potente. Su mujer es sofisticada, pero dentro de los márgenes de la elegancia. Las faldas se alargan y llevan el bajo a la rodilla pero los pantalones se acortan para que se vea el tobillo, siempre en la tarea de dibujar una nueva silueta.

El mono es la pieza estrella, y la vemos hasta en tres versiones. El más especial, en cuero negro, va pintado a mano con un delicado oro vintage, casi como un tatuaje. No es el único detalle de lujo. Vemos brocados en abrigos, visones con cortes que parecen rayas y, abrigos de astracán tintado en azul.

El negro marca y con él rojos, marinos y gris, a veces en combinaciones irresistibles. El pistacho, en toques, completa la reducida carta cromática. Los tejidos rizados que tanto gustan al argentino se decoran con franjas de cuero o piel, rasguños de costura para conquistar la calle, a la que su mujer sale bien armada con unos fantásticos sttillettos.