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Acaba la luna de miel tecnócrata en Grecia e Italia

  • Monti y Papadimos sufren sus primeras derrotas al frente del Gobierno
  • El primer ministro griego amenaza con dimitir ante las divisiones en su coalición
  • Diputados italianos jalean el primer revés parlamentario del gobierno tecnócrata

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El pasado 10 de noviembre el exvicepresidente del Banco Central Europeo, Lucas Papadimos, asumía las riendas de Grecia con la advertencia de que se enfrentaba a una "encrucijada crucial". Seis días después, el excomisario europeo Mario Monti acababa con el reinado de Berlusconi con un Gobierno tecnócrata y el aviso a los italianos de que serían necesarios "sacrificios".

Ambos eran la muestra del giro a la tecnocracia que los países periféricos del euro se vieron obligados a tomar ante la presión de sus socios del norte -fundamentalmente Alemania- y de los mercados por la crisis de deuda que se acentuó en Europa en el último trimestre del año, llevando a la Unión Europea de nuevo a la recesión.

Casi tres meses después -o, lo que es lo mismo, pasados los cien días de confianza que se le suele dar a todo Gobierno- ambos se han encontrado con sus primeras derrotas parlamentarias, que muestran las grietas que se abren en los endebles apoyos políticos que les sustentan.

Divisiones políticas en Grecia

La situación más grave la vive Papadimos, que se encuentra entre la espada de la "troika" de acreedores internacionales que sustentan el plan de rescate del que vive el país y la pared de los intereses políticos, empresariales y sindicales que se opone a las nuevas reformas draconianas exigidas desde fuera del país.

Y es que aunque los acuerdos sobre la quita de 100.000 millones de la deuda en manos  privadas y sobre el nuevo crédito de la Unión Europea (UE) y el Fondo  Monetario Internacional (FMI) están ya prácticamente cerrados después de  duras negociaciones,  sin embargo falta que el primer ministro se  asegure el voto de los partidos que le apoyan.

Para ello, Papadimos mantendrá el sábado una reunión con Yorgos Papandreu, ex primer ministro y líder del Movimiento Socialista Panhelénico (PASOK); Antonis Samarás, líder de la conservadora Nueva Democracia (ND), y Yorgos Karatzaferis, líder de la ultraderechista Alerta Popular Ortodoxa (LAOS),  ya que algunos diputados de estos partidos han mostrado su rechazo a las impopulares reformas exigidas por la troika formada por el FMI, la Comisión Europea (CE) y el BCE.

"Me opongo frontalmente. No voy a ir a votar y decir 'Oh gran Pope' si hay una reducción de pensiones y salarios. Ya los han degradado completamente", ha criticado el diputado de ND Yerassimos Yakurmatos en declaraciones a la radio NET, en referencia a la exigencia de la troika de eliminar las pagas extras y rebajar el salario mínimo en el sector privado.

La patronal y los sindicatos mayoritarios, que desde hace semanas negocian la reducción de los costes laborales no salariales y han dado pasos hacia un acuerdo de congelación salarial y rebaja de las contribuciones a la Seguridad Social, han enviado una carta al primer ministro en la que se oponen a las medidas de la troika.

El segundo plan de rescate griego, de al menos 130.000 millones de euros, depende de la aplicación de las medidas que exigen los acreedores internacionales.

Impaciencia internacional

Así las cosas, el primer ministro ha reforzado sus amenazas de dimisión, según han informado el diario 'Kathimerini' y la cadena de televisión Skaï.

Preguntado por esta cuestión el portavoz del Gobierno, Pantelis Kapsis, durante una entrevista con la emisora Real FM, ha manifestado su deseo de que el Gobierno llegue alcance un acuerdo.

"Prefiero no ponerme en la situación (de que no se llegue a un acuerdo). Creo que los líderes políticos actuarán junto al primer ministro y acordarán cómo proceder", ha declarado Kapsis.

Las hostilidades se desataron el pasado 25 de enero, cuando una votacion procedimental aparentemente sin importancia sobre el horario de apertura de las farmacias, una de las incontables reformas que ha tenido que presentar el Gobierno de Papadimos para contentar a los acreedores internacionales, fue rechazada ante la rebelión de los diputados de la coalición de gobierno.

El voto fue interpretado como la enésima señal de falta de compromiso en Europa, donde Alemania llegó a plantear la semana pasada que un comisario europeo se dedicase exclusivamente a fiscalizar a Grecia, algo que fue aparcado posteriormente ante las dudas de sus socios y la indignación en Atenas.

Monti, con las barbas a remojo

Esta semana Monti, que hasta ahora había vivido una pequeña luna de miel con la opinión pública italiana por contraste con el berlusconismo, ha empezado a sufrir la división política en sus carnes.

Unas palabras sobre el trabajo de los jóvenes en la televisión pública italiana provocaron indignación en amplios sectores sociales que hasta ahora no habían protestado de forma significativa contra la radical agenda de reformas de Monti, que va desde subir la edad de jubilación, subir impuestos, recorar gastos de la administración pública o acabar con privilegios de abogados, taxistas o farmaceúticos.

Estas reformas han hecho que en Europa se vea a Monti como el salvador de Italia, se le permita reunirse a tres bandas con Merkel y Sarkozy e incluso le hayan premiado en Francia con el título de "Europeo del año".

Sea casualidad o no, apenas dos días después de la polémica sobre el empleo juvenil, el Gobierno Monti ha tenido otra derrota menor similar a la de Papadimos en la cámara baja italiana, también por la deserción de los partidos que dieron al ejecutivo tecnócrata una mayoría abrumadora en el parlamento.

En concreto, la Cámara votó en la noche del jueves por 264 votos a favor y 211 en contra una enmienda legal que hace posible que se demande a los jueces directamente por errores judiciales, una iniciativa presentada por la Liga Norte, la principal formación de la oposición a Monti, y apoyada por el PdL de Berlusconi, siempre dispuesto a apretar las tuercas al poder judicial.

Monti se oponía a la medida y su ministra de Justicia ha mostrado su confianza en que el voto pueda ser revertido en el senado pero la derrota en la cámara baja y la celebración en voz alta de la victoria de algunos diputados subrayaba el descontento entre los políticos por ser eclipsados por un Monti aplaudido en Bruselas y que ha atacado a grupos de intereses a izquierda y derecha con sus reformas.

Hasta ahora, el éxito del antiguo comisario europeo y su Gobierno era, en parte, haber logrado un apoyo sin fisuras de los dos grandes partidos para emprender sus reformas, lo que ha conseguido que los intereses de los bonos a diez años de Italia hayan pasado del 8% que tuvo en la peor época de Berlusconi a un 5,5%.

En este sentido, la derrota puede despertar la misma desconfianza internacional que en Grecia, aunque el Gobiern Monti parace estar mucho más lejos de caer.

"Quien haya votado en contra del Gobierno ha subestimado las repercursiones políticas. Estamos aquí para salvar Italia pero estamos arriesgando todo comportándonos de esta manera", advertía Pierluigi Bersani, el líder del Partido Democrático, el mayor partido de centro-izquierda, tras la votación.