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¿Por qué nos preocupa tanto la gripe A?

  • El "bombardeo informativo constante" crea preocupación excesiva por la salud
  • La posibilidad de contagiarnos, real o no, nos hace sentir temor ante la gripe A
  • Por eso adoptamos medidas 'exageradas' para proteger la salud
  • Factores socioambientales nos predisponen a pensar que la amenaza es real
  • El consumismo y la poca tolerancia al dolor alimentan la "psicosis social"
  • Ante la enfermedad, los psicólogos recomiendan calma y el sentido común
  • Déjanos tu opinión: ¿Has perdido el miedo a la gripe A?

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¿Por qué nos preocupa tanto la gripe A?
El 73% de los españoles dice que le preocupa contagiarse o que lo hagan sus familiares.

Desde que comenzó el goteo de contagios y muertes por el nuevo virus de la gripe A, la mayoría de las personas se han mostrado preocupadas por la pandemia.

En las farmacias, los centros de salud o en las paradas de autobuses hay carteles con mensajes alusivos para prevenir la gripe A.

Hablamos con familiares, vecinos y amigos de los riesgos que corremos en el trabajo, o de los riesgos que corren nuestros hijos en los colegios.

La gripe A está presente en la prensa, la televisión, la radio y como no también en internet.

Los psicólogos afirman que este "bombardeo informativo constante" genera un estado de preocupación excesiva por la salud.

El choque de manos tras el partido Robredo - Llodra en Shanghai, con victoria del español, estuvo cargado de tensión porque el francés creía tener la gripe A.

"Todas las situaciones que nos hacen pensar en la posibilidad de contagiarnos del virus de la gripe A y en las consecuencias de padecer la enfermedad, nos hacen experimentar temor, miedo, ansiedad, preocupación", explica Sandra Salsón Martín, psicóloga de Idealoga Intervención Comunitaria.

¿Es tan grave la amenaza?

Nos sentimos mal, así que tratamos de evitar esos sentimientos negativos intentando protegernos del virus con todo lo que tenemos a nuestro alcance.

Sandra Salsón defiende que hay una combinación de factores -personales, sociales y ambientales- que nos predisponen a pensar que "la amenaza ante la que nos encontramos es terrible y que es necesario protegerse a toda costa porque está en juego nuestra propia vida".

Por eso nos mostramos irracionales y poco realistas ante la posibilidad de contagio del virus H1N1 y buscamos aliviar nuestro malestar emocional con conductas de protección desmesuradas.

"Lo importante es tener salud"

Todas las personas deseamos preservar nuestra salud y asegurar nuestra supervivencia y, en este sentido, indica la experta, "el valor de la salud es uno de los motivos esenciales que organizan la conducta de la mayoría de la gente".

Para Salsón, existe una percepción generalizada de falta de control sobre nuestra salud que facilita que invirtamos muchos recursos en medios de protección externos. "Es más fácil comprar un aparato de aire acondicionado especial que purifica el aire, que plantearnos hacer ejercicio de forma regular o dejar de fumar", argumenta.

Poca tolerancia al dolor

Contribuye a crear esa sensación de "psicosis social" ante la pandemia, la escasa tolerancia al dolor y al sufrimiento que manifestamos las personas.

"Hospitales, residencias para personas mayores, tanatorios, 'fórmulas mágicas' contra el envejecimiento, etc., son elementos que nos alejan de procesos naturales como envejecer, enfermar y morir, al alejarnos de ellos se convierten en procesos desconocidos a los que aprendemos a temer y a rechazar.. Y, de nuevo, nos colocan en la necesidad de protegernos a toda costa ante la posibilidad de enfermar", explica la especialista.

Consumo= remedio contra el malestar

"Tener y comprar, cuanto más mejor y mejor cuanto más caro y más exclusivo, produce bienestar y, con más razón si además protege nuestra salud", argumenta Sandra Salsón, como otro factor clave para entender los comportamientos "exagerados" de la población ante la pandemia.

Los pediatras calman por la gripe A

Para recuperar la calma y el sentido común ante este ipo de alertas sanitarias, la psicóloga nos aconseja contrastar la información que nos llega, ajustarnos a las sencillas medidas gratuitas que recomienda Sanidad y reconciliarnos con la naturaleza, con nuestro cuerpo físico, con la enfermedad, la muerte y el dolor para poder incrementar el nivel de control que percibimos sobre nuestro estado de salud.