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Todas las fórmulas conducen al PNV

  • Durante treinta años el PNV ha gobernado en Ajuria Enea
  • Lo han hecho en solitario, en coalición con los socialistas y con EA y EB
  • El PSE alcanzó su techo electoral en 1986, cuando superó en escaño al PNV
  • Su decisión de ceder la Lehendakaritza abrió una etapa de once años de pacto
  • La llegada de Ibarretxe rompió esa tendencia, instaurando el tripartito en 2001
  • Los últimos resultados han hecho que PNV, EB y EA tengan que tirar de Aralar 

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Durante treinta años el Partido Nacionalista Vasco ha gobernado en Ajuria Enea de manera ininterrumpida. Carlos Garaikoetxea primero, José Antonio Ardanza después y luego Juan José Ibarretxe han capitaneado el gobierno vasco, sólos o acompañados de otros partidos del espectro político vasco, desde el PSE hasta Eusko Alkartasuna.

  • 1980. Aplastante mayoría nacionalista

Los primeros comicios autonómicos, celebrados un año después de la aprobación del Estatuto de Gernika, supusieron un triunfo claro de las formaciones nacionalistas, representadas por el PNV y por Herri Batasuna. Ambos partidos logran 36 de los 60 escaños de la cámara y son las dos fuerzas más votadas, por encima del PSE y Euskadiko Esquerra.

Durante estos cuatro años, el Gobierno vasco estará formado íntegramente por el PNV, liderado por Carlos Garaikoetxea, gracias a sus 25 escaños en la cámara de Vitoria. Aunque esta cantidad es insuficiente para gobernar en solitario, la suma del resto de fuerzas excepto Herri Batasuna no puede superarles, por lo que de facto es un gobierno minoritario en mayoría. 

Por su parte, los radicales abertzales optan por dar un apoyo pasivo a los nacionalistas vascos, con la fuerza que le dan sus once escaños.

  • 1984. El PNV, fuerza hegemónica

El número de escaños pasa de 60 a 75 en virtud de la nueva ley electoral, que establece un número similar de escaños para las tres provincias (25), un reparto que sobrevalora el voto de los que viven en Álava, la menos poblada, e infravalora los de Vizcaya, la que tiene más votantes.

En este caso, esta circunstancia no influye para nada en los resultados, ya que el PNV con un aplastante 42% de los votos consigue 32 escaños, colocándose a cinco de la mayoría absoluta.

Tras ellos se colocan los socialistas, que se convierten en la segunda fuerza política de Euskadi con 19 escaños, muy por delante de Herri Batasuna, que se queda con once. Del parlamento de Vitoria desaparece UCD, cuyos votos son asumidos por AP, que adelanta a EE como cuarta fuerza.

Sin embargo, esta hegemonía se romperá nada más acabar la legislatura con el cisma entre Garaikoetxea y la dirección del PNV, que culminará con su relevo por José Antonio Ardanza y la firma de un acuerdo con los socialista para mantenerlo en el gobierno por la desbandada en el bando nacionalista.

  • 1986. Los socialistas ceden la presidencia al PNV

La ley electoral muestra sus lagunas al dar más escaños al PSE (19) que al PNV (17) pese a que los nacionalistas obtuvieron más votos. Los nacionalistas vascos pierden quince escaños en dos años, trece de los cuales van a parar al nuevo partido de Garaikoetxea, Eusko Alkartasuna,  mientras que los otros dos los capta Herri Batasuna.

Los socialistas tratan de formar un tripartito con Euskadiko Esquerra y Eusko Alkartasuna, pero se revela imposible. Finalmente, optan por ceder la presidencia a Ardanza y se integran en un gobierno de coalición con los nacionalistas vascos.

  • 1990. El PNV se recupera

El pacto con los nacionalistas hace que el auge de los socialistas como alternativa se disuelva, mientras Ardanza se afianza como lehendakari. El PNV gana cinco escaños mientras el PSE pierde tres.

Por su parte, la novedad de Eusko Alkartasuna se pasa como la gaseosa y pierde cuatro escaños, Herri Batasuna se recupera y el PP y EE empatan como cuarta fuerza política.

  • 1994. Declive socialista mientras se mantiene el tripartito

Los ocho años de gobierno de coalición le siguen pasando factura a los socialistas, que se quedan con doce escaños mientras el PNV se mantiene con sus 22 escaños. Aún así, sigue siendo segunda fuerza, aunque con Herri Batasuna y el PP pisándole los talones.

Y eso pese a que Euskadiko Esquerra se ha integrado en el PSE, lo que no atrae el voto de izquierda a este partido, ya que es asumido casi en su integridad por Ezker Batua, la versión vasca de Izquierda Unida, que logra un resultado histórico de seis escaños.

La aritmética hace necesario un tripartito entre PNV, PSE y EA, no exento de tensiones, que explotan poco antes de las elecciones autonómicas del 98 con la salida de los socialistas del ejecutivo tras la firma del pacto de Estella por parte de las fuerzas nacionalistas y Herri Batasuna.

  • 1998. Ibarretxe abre una nueva etapa de gobierno nacionalista

El nuevo candidato del PNV tras la retirada de Ardanza, Juan José Ibarretxe, pierde un escaño respecto al 94, pero consigue mantener a los nacionalistas vascos como fuerza más votada pese al empuje de la izquierda abertzale, que logra un resultado histórico y supera al PSE como tercera fuerza.

De hecho, la segunda fuera política es ahora el PP, que consigue 16 escaños impulsado por su llegada al poder en Madrid y por el espíritu de Ermua, mientras EA prosigue su declive y se queda con seis escaños.

Las alianzas políticas Ibarretxe se centran en mantener el pacto con EA y buscar apoyos externos de Euskal Herritarrok, algo similar a lo que hizo Garaikoetxea en la primera legislatura vasca. Sin embargo, la ruptura de la tregua y el asesinato del dirigente socialista Fernando Buesa fuerza la ruptura con EH y la convocatoria de elecciones.

  • 2001. El choque de bloques impulsa al PNV

Estas elecciones supusieron el enfrentamiento claro entre dos bloques: el nacionalista liderado por Juan José Ibarretxe y el no nacionalista, encabezado por el ex ministro de Interior, Jaime Mayor Oreja con el apoyo del socialista Redondo Terreros.

El voto del miedo a esta coalición no nacionalista impulsó las expectativas electorales de los nacionalistas, que se presentaron por primera vez en coalición en unas elecciones autonómicas. Ambos partidos lograron la histórica cifra de 600.000 votos y más de 33 escaños.

Por su parte, el PP también logró un resultado histórico, alcanzando la mejor marca de los socialistas, los 19 escaños, pero la suma con los 13 del PSE fue insuficiente para forzar un cambio en Ajuria Enea.

Mientras tanto, Batasuna se quedó con sólo siete representantes debido a la decepción tras el fin de la tregua y la concentración del voto nacionalista, mientras EB se quedaría con tres escaños que serían decisivos para conformar el nuevo gobierno tripartito.

  • 2005. El tripartito se queda en minoría ante el avance socialista 

Los últimos comicios se celebraron en un ambiente muy distinto, con los socialistas en el gobierno, el 'olor' de una nueva tregua en em ambiente y el fracaso de la primera iniciativa soberanista de Ibarretxe.

De hecho, estas elecciones se presentaron como un plebiscito acerca de la reforma del estatuto vasco rechazado por el Congreso de los Diputados y aprobado por la mayoría nacionalista en el parlamento de Vitoria.

El resultado fue una 'bofetada' a Ibarretxe, que vió cómo la coalición con EA perdía cuatro escaños, mientras el desplome del PP era compensado por el auge del PSE, que vuelve a ser segunda fuerza tras siete años.

De esta forma, la unión de PSE y PP consigue 33 escaños frente a los 32 del tripartito, que deberá recurrir al único diputado de Aralar para gobernar y a la abstención de la nueva marca abertzale, el PCTV, que supera en dos asientos los resultados logrados por Batasuna.