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El eterno galán de los ojos azules

  • Estudió Económicas y trabajó de granjero, vendedor y de sparring para llegar a fin de mes
  • La muerte de su primogénito por sobredosis fue uno de los golpes más duros de su vida

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Biografía de Paul Newman

Sus irrepetibles ojos azules son, probablemente, los que más suspiros han arrancado en la historia del cine. Paul Newman (Ohio, EE.UU., 1925) puede presumir de haber conquistado a generaciones de madres e hijas en cinco décadas de exitosa carrera.

 

Inconformista, comprometido y valiente (a veces temerario), Newman era uno de esos pocos actores convertidos desde hace mucho tiempo en leyendas vivas. Suyos son algunos de los papeles más recordados del séptimo arte: desde su debut en 1954 con una de romanos, hasta su última aparición en la gran pantalla con Camino a la Perdición (2002), este eterno galán supo ganarse el cariño del público y la admiración de la crítica.

 

Ganó tres Oscar: el Honorífico en 1985, el de Mejor Actor en 1986 por su papel en El color del dinero y 1994 un oscar especial, el Premio Humanitario Jean Hersholt. Además, ha estado nominado a otras nueve estatuillas como intérprete, pero también como director.

Los inicios: chico para todo

 

Esta carrera, cuajada de reconocimientos, empezó a forjarse en los años cuarenta. Después de la Segunda Guerra Mundial, en la que cumplió servicio militar como radio-artillero,  se graduó en Ciencias Económicas. Pero pronto se entregó a su gran pasión: la interpretación.

El joven Newman se enroló en una compañía de teatro de Illinois. Allí conoció a la que se convertiría en su primera esposa, Jacky White, con la que tuvo tres hijos en nueve años de matrimonio: Scott, Susan y Stepahie.

 

Aquellos primeros años como actor de fortuna fueron, sin embargo, muy duros. Newman ganaba tan poco dinero que se vio obligado a compaginar el teatro con mil oficios para llegar a fin de mes: fue vendedor a domilicio, chico de lavandería, jornalero de una granja y hasta sparring de boxeo. En 1950, tras la muerte de su padre, se hizo cargo, además, del negocio familiar: una tienda de material deportivo.

Ha nacido una estrella

Convencido de que lo suyo era el teatro, estudió interpretación en Yale y en el Actor's Studio de Nueva York. Dicho y hecho: en 1953 debutó en Broadway con Picnic, un exitazo que permaneció 14 meses en cartel.

Apenas un año más tarde, Newman ya había dado el salto a la gran pantalla: El cáliz de plata (1954), una película histórica la que más tarde renegaría, fue su bautismo de fuego.

A partir de entonces le llovieron los contratos: Marcado por el odio (1956), un filme en el que encarna al mítico boxeador Rocky Graziano, le catapultó definitivamente al olimpo hollywoodiense. Había nacido una estrella.

En 1958 rodó junto a Joanne Woodward El largo y cálido  verano, un título que parecía destinado a unirles para siempre: Newman y Woodward se casaron ese mismo año y, desde entonces, formaron una de las parejas más sólidas de Hollywood: más de medio siglo de matrimonio y tres hijos, Eleanor, Melissa y Claire, dan prueba de ello.

Dos décadas más tarde, un trágico suceso ensombreció la apacible existencia del actor: la muerte de su primogénito y único hijo varón, Scott, en 1978, por una sobredosis. Newman le dedicó una película, esta vez como director, Harry e hijo (1984), y creó una fundación con su nombre para ayudar a las víctimas de la droga.

Un apasionado de las carreras

Junto con el cine, los coches fueron la otra gran pasión de Paul Newman. Amante de la velocidad y las carreras, Newman tenía su propia escudería y hasta ejerció como corredor aficionado.

Y lo cierto es que no se le daba nada mal: en 1979 el actor dio la campanada al quedar segundo en las 24 Horas de Le Mans, la mítica prueba de resistencia francesa. Hace apenas tres años, cuando tenía 79, salió ileso de un aparatoso accidente cuando el bólido que probaba echó a arder.

Newman también se ha significado como un intenso activista social y político. Simpatizante del Partido Demócrata, ha pertenecido a la Alianza en Defensa del Medio Ambiente y representado a su país ante la ONU en la Conferencia del Desarme en 1978.

Además, ha donado importantes sumas de dinero para fines benéficos, como los 100.000 dólares que entregó para ayudar a las víctimas de los incendios que asolaron California en 2003. También ha cedido todos los beneficios del restautante de comida sana que regentaba y su imagen para una línea de productos ecológicos.

Después de medio siglo en la cresta de la ola, en mayo de 2007 Paul Newman echó el telón. En una entrevista concedida a la cadena estadounidense Abc anunció su retirada: "He actuado durante 50 años, ya basta", dijo entonces el mito. El hombre, según sus propias palabras, sólo "buscó algo de decencia en su vida y ensancharse como ser humano". Parece que lo ha conseguido.