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Alicia Keys enamora al público madrileño con ritmos de jazz y soul en un vibrante concierto

  • La cantante estadounidense presentó su nuevo disco en la capital
  • Apareció en el escenario con su clásico piano negro
  • Keys convenció a la audiencia con su chorro de voz

Por
Alicia Keys

Bautizada por los medios como la nueva reina del soul, Alicia Keys ha revalidado su título en el madrileño Palacio de los Deportes, en el segundo de los dos conciertos que ha ofrecido en España para presentar su tercer álbum, As I am.

   Si ayer el público catalán se rendía a los pies de la neoyorquina en el Pavelló Olímpic de Badalona, el madrileño hacía lo propio durante un concierto en el que la cantante dejó boquiabiertos a su seguidores con su torrente de voz, y levantó al personal con sus éxitos Fallin y No one.

   Keys aparecía de entre el blanco inmaculado del escenario precedida, como no, de su piano. Con un formación musical clásica en este instrumento, el piano de cola negro con el que la neoyorquina se presentó ante sus seguidores se convirtió en un elemento imprescindible durante todo el recital.

   Sonaban en el Palacio de los Deportes los primeros acordes de Guetto story, que la cantante transformó en todo un alarde de ritmo nada más abandonar el teclado.

   Rodeada de seis bailarines, Keys recorría de punta a punta el escenario en las primeras canciones animando al público, jaleándolo para subir la temperatura y dando palmas. Pasaron así temas como Waiting for your love, Where do we go from here o Teeneage love affair.

   Y tras mostrar su faceta más movida, la neoyorquina desató el verdadero secreto de su éxito: un chorro de voz que ya le ha hecho vender más de 20 millones de discos en todo el mundo y conseguir varios premios Grammy.

   Para ello volvía nuevamente al piano y, sin más acompañamiento, la cantante deleitaba a sus seguidores con Go to be there, Heartburn, Sure look good to me o How comes.

Una infancia entre acordes

   Entre gorgoritos imposibles y desgarrando su voz Keys había creado una atmósfera íntima ideal para interpretar "Butterflies", una canción por la que reconoce sentir predilección al ser la primera que compuso.

   Tenía entonces 14 años y la música con la que hoy disfrutan millones de personas le servía entonces a Alicia Keys para poner distancia del conflictivo mundo que le rodeaba en Harlem, donde se crió.

   Con estos antecedentes no extraña la faceta solidaria que ejerce desde hace años con la organización Keep a Child Alive, dedicada a ayudar a los niños que padecen sida. Para ellos también tuvo un recuerdo en esta noche al ritmo de Send me an angel.

   La cantante no ha olvidado nunca a sus fans españoles en sus citas internacionales; de hecho, hace menos de seis meses actuaba en Barcelona con motivo de la mención especial que recibió en los pasados premios Ondas. Sin embargo, la neoyorquina solo atinó a vocalizar en español un escueto "hola, me llamo Alicia Keys", entre sus largas presentaciones.

   Algo que su público sin duda perdonó escuchándola desgranar un repertorio de casi dos horas en el que recordó temas como "Superwoman", "Rockless love" -con la que despertó su lado más sexy-, I need you, Like you'll never o Gotta give it up, que llevó una fiesta al escenario con bailarines y coristas improvisando sobre la canción.

   Keys encauzaba así la recta final del espectáculo, no sin antes interpretar A Woman's Worth, un tema con profundas inquietudes sociales, Karma o So simple, que la artista bailó acompañada de un bastón de brillantes.

   Pero la verdadera apoteosis llegó tras Thing about love, que concluía a ritmo de jazz y con nuevas improvisaciones vocales de la neoyorquina.

   Acto seguido el griterío de las gradas acompañaban los primeros acordes de Fallin, una canción incluida en su primer disco Songs in a Minor y que constituyó su primer éxito.

   Era el anuncio de que llegaba el fin del concierto, aunque los presentes no estaban dispuestos a marcharse sin escuchar No one, el primer sencillo de su nuevo disco que colocó a la neoyorquina en el número 1 del Billboard americano, sólo diez horas después de que comenzase a sonar en las radios.

   Pero este tema no sólo gusta al otro lado del Atlántico y Keys lo pudo comprobar al concluir su actuación con el público en pie contoneándose al ritmo del No one.