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La fiesta americana de la NFL que le espera a España

  • New Orleans Saints y Minnesota Vikings jugaron un emocionante partido en Londres
  • Los españoles presentes en el partido esperan ver pronto un duelo NFL en nuestro país

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Londres vibra con el New Orleans Saints - Minnesota Vikings de la NFL

61.000 espectadores llenaron el domingo 2 de octubre el Tottenham Stadium para ver el New Orleans Saints – Minnesota Vikings de la NFL, la liga profesional de fútbol americano de Estados Unidos. No un amistoso, un partido oficial de la temporada regular. La noticia es que se hubieran llenado 5 estadios como el de White Hard Line si hubiera tenido esa capacidad. La cola de venta de entradas en la web oficial era de más de 200.000 personas. Y así para cada partido que la NFL programa en Europa.

La afición por el fútbol americano no para de crecer en el viejo continente. Se demuestra en las audiencias televisivas de cada país y, sobre todo, en los partidos que se juegan aquí. Hace dos años, los propietarios de las franquicias y el sindicato de jugadores acordaron aumentar la temporada regular de 16 a 17 partidos por equipo. El objetivo a medio plazo es jugar 8 partidos como local, 8 como visitante, y ese decimoséptimo fuera de Estados Unidos (También se podría jugar en una región o ciudad norteamericana que no tenga equipo NFL).

Este año se juegan tres partidos en Londres y uno en Munich, además de otro en México D.F. que demuestra que la expansión de la NFL no está solo enfocada hacia Europa. El domingo 2 de octubre se disputó el primero de los 3 encuentros londinenses. Los Minnesota Vikings ganaron 28-25 a los New Orleans Saints en un partido muy igualado resuelto en un final de infarto con un field goal, una patada de 61 yardas, que pegó en un poste y en el soporte inferior de los palos en un epílogo de infarto. De haber entrado hubiera supuesto el empate y la prórroga (a los americanos no les gusta empatar).

Un Tottenham Stadium con adn de la NFL

El partido comenzaba a las 14:30 hora de Londres. A las 10 de la mañana, cuatro horas y media antes del kick off (el saque inicial), la calle High Road era un reguero de camisetas de franquicias de la NFL en dirección al Tottenham Stadium. Este estadio, precioso, remodelado con aportación económica parcial de la NFL, está en el norte de Londres y casi todo el mundo llega en metro. La afición confluye de las dos paradas más cercanas en High Road, repleta de carteles informativos y vendedores de bufandas y programas oficiales del partido.

Es digno de estudio la fidelidad del aficionado NFL y las ganas de adquirir merchandaising de las distintas franquicias. Será porque no lo tienen a mano o porque comprar por internet no es lo mismo que en una tienda, pero el acceso a la NFL Store, la tienda oficial de la NFL en el Estadio del Tottenham, es siempre con una cola como la de cualquier parque de atracciones. A las 9 de la mañana ya había 500 personas o más esperando para acceder y comprar esa camiseta, esa gorra o ese recuerdo de su equipo favorito.

Entre los aficionados, eran mayoría, lógicamente, los de los New Orleans Saints y los Minnesota Vikings, protagonistas del partido. Dicen los más veteranos en los London Games que antes era un festival de camisetas dispares. De los Patriots, de los Packers, de los Dolphins… Y ahora cada vez más ha dejado de ser un espectáculo multicolor para convertirse en un partido digamos más tradicional (dos equipos, dos aficiones). Con matices, sigue habiendo camisetas de todos los equipos pero infinitamente más de las franquicias protagonistas.

Los Saints de Kamara y el eterno Brees

Por cierto, la policía estaba de adorno, en el buen sentido. No hubo ningún problema entre las aficiones. Respeto, colegueo, complicidad, amistad. Fotos entre unos y otros, risas, brindis… todo lo que el deporte debe ser siempre.Eran mayoría los aficionados negros y dorados. Eran locales y sus socios podían acceder al partido con su abono anual. Eso sí, el viaje desde Nueva Orleans lo paga cada aficionado y por eso solo fueron unos pocos miles de socios de los Saints. Casi todos vestidos con la camiseta 41 de Alvin Kamara, el running back estrella absoluta de la ciudad del carnaval y que, por desgracia, no jugó el partido de Londres por una lesión de última hora. El 41 de Kamara solo competía con el 9 de Drew Brees, el veterano quarterback que se retiró hace dos temporadas pero que hizo historia en Nueva Orleans por su juego y por su carisma y compromiso por la ciudad cuando ésta fue arrasada por el huracán Katrina.

La Casa Saints, los santos españoles

Entre los “santos” había una veintena de españoles, los Casa Saints, un grupo de chavales de entre 20 y 40 años aficionados a la NFL y al equipo de Nueva Orleans que empezaron a compartir pasiones gracias a un chat y que les ahora les conecta vivan donde vivan. Madrid, Vitoria, Murcia, Sevilla, Barcelona… Son 58 pero solo unos 20 pudieron conseguir entrada para el partido de Londres. “Who dat Saints”, gritaban orgullosos en la terraza de una taberna ubicada en la puerta del antiguo White Hard Line.

Josep María nos cuenta que están “muy emocionados” por verse las caras por primera vez. Muchos no se conocían más que por el chat de Telegram. La mayoría de aficionados son hombres en el estadio y entre los Casa Saints también. Solo hay una chica. Se llama Saray Rodríguez y nos cuenta que “se enganchó a la NFL” por su pareja, José Antonio Fábregas, un sevillano apasionado de los Saints. Ambos iban de dorado y negro. Él con la camiseta de Brees, ella con camiseta, bufanda y gorro del equipo de Nueva Orleans.

Si la NFL viene a España, el Moro se afeita la barba

Guillermo, al que todos llaman Moro, nos dice que es muy optimista ante la llegada de la NFL a España. “Yo creo que Florentino Pérez lo va a conseguir más pronto que tarde”. “Cuando pase Moro se afeita la barba”, bromea Sergi, un aficionado ilustre, uno de los impulsores de Spanish Bawl, una referencia para los aficionados españoles a la liga norteamericana de football.

En el grupo también hay otro seguidor muy conocido para la comunidad NFL en España. Es David Formentín, un absoluto gurú en temas fantasy, las ligas virtuales donde cada participante elige en su equipo fantástico a sus jugadores y dependiendo de su rendimiento consiguen más o menos puntos. No hay aficionado a la NFL que no juegue varias ligas fantasy. Formentín, seguidor de los Saints, dirige el podcast Las 1001 Fantasys y colabora en el macro proyecto El Capologist, uno de los podcast imprescindibles para el aficionado español al fútbol americano.

El pre partido, espectacular

Todo lo que el ambiente promete fuera cristaliza dentro del estadio. Gradas llenas de público entregado al espectáculo y al deporte. Con esas “americanadas” que ya no son tan familiares. El respeto con el que se escucharon los himnos, el estadounidense y el inglés, contrastó con el estallido de los fuegos artificiales rojos, azules y blancos, los colores de las banderas de ambos países.

El partido es mucho más intenso que en la tele. Primero porque, a pesar del ruido, casi se pueden sentir los placajes. Es asombrosa la fuerza y velocidad que demuestran estos súper atletas en cada acción ofensiva o defensiva.

Otra de las ventajas del directo es que no te aburres. En la tele, los parones, los tiempos muertos, son para los anuncios, pero en el campo puedes aprovechar para fijarte en la cantidad de detalles extradeportivos que rodean el césped. Los poblados banquillos (las plantillas son de 53 jugadores más los del equipo de prácticas que pueden ser convocados en caso de necesidad). Los grupos de animación, ahora mixtos ya que muchos bailarines masculinos se han sumado al habitual grupo de cheerleaders. Y, por supuesto, la grada. Llena de aficionados de lo más peculiar que a veces bailan, otras se besan cuando les enfoca la famosa Kiss cam y sobre todo comen y beben, sin parar.

Exhibición de Justin Jefferson

El partido (que no se me enfaden los entendidos por los somero del repaso) fue lo que quiso Justin Jefferson, el receptor estrella de los Vikings. Hizo lo que quiso a pesar de estar cubierto por uno de los mejores defensores uno contra uno de la Liga, el cornerback Marshon Lattimore. Su duelo fue espectacular pero lo ganó claramente Jefferson, abriendo espacios primero para sus compañeros Thielen y Osborn, y sentenciando el después con alguna recepción digna de lo que es, uno de los 3 o 4 mejores receptores de la liga.

Las defensas estuvieron muy bien y obligaron muchas veces a chutar field goals a los kickers, el vikingo Joseph y el santo Lutz. Estas patadas suman 3 puntos, un buen botín cuando tienes imposible llegar hasta la end zone del rival. Cruzarla te otorga 6 puntos y la posibilidad de un punto extra con una patada muy cercana y asequible. El kicker de los Saints, Wil Lutz, tuvo el empate en su pierna derecha pero su chut, como ya hemos dicho, golpeó dos de los tres postes de la portería para acabar saliendo fuera.

Con la adrenalina por las nubes, los pubs junto al estadio volvieron a llenarse de aficionados ansiosos de compartir la excitación vivida. A las 19:30 horas todavía había miles de aficionados al fútbol americano en los alrededores del Tottenham Stadium. El partido dura 3 horas y cuarto aproximadamente, pero la experiencia se extiende más allá de las 9 horas. Mucho más, muchos años, en el recuerdo de los que lo han vivido.

Muy pronto, todo apunta que antes de 2025, esa experiencia americana llegará a España y los aficionados que hoy suben por High Road lo hará por la Castellana llenando Madrid de camisetas de los Seahawks, de los Rams, de los Patriots, de los Giants, de los Ravens… o hasta de los Chargers (que alguno hay).