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García Bragado: "No sé lo que tengo, supongo que mucha ilusión"

  • El atleta madrileño ha logrado su cuarta medalla mundialista
  • "La verdad es que me he quedado con fuerzas de más"

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Jesús Ángel García Bragado, que con casi 40 años ha logrado su cuarta medalla mundialista con el bronce en los 50 kilómetros marcha de Berlín'09, ha manifestado que no sabe lo que tiene para seguir en la cima, aunque supone que "mucha ilusión" por trabajar y continuar en el atletismo al primer nivel.

"No lo sé qué es lo que tengo, supongo que mucha ilusión", indica el madrileño, quien en tono jocoso ha comentado que un amigo le dice que está hecho de un "acero" que "ya no hay en las minas". El madrileño afirma que lo que le motiva a seguir es que disfruta "haciendo esto" y anuncia que para celebrar su 40 cumpleaños correrá el maratón de Nueva York para "disfrutar con la gente".

Dieciséis años después de subirse a su primer podio mundialista en Sttutgart'93, García Bragado estaba muy "feliz" por el éxito alcanzado, del que realmente fue consciente cuando, al poco de cruzar la meta, primero conversó con el atleta que le precedió, el noruego Trond Nymark, y el fisioterapeuta de la selección, Miguel Angel Cos, le acercó a sus dos hijas, María y Amelia.

"La verdad es que me he quedado con fuerzas de más, pero los jueces han estado muy exigentes conmigo y había que ser muy prudente", dijo junto a la Puerta de Brandenburgo. "La verdad es que no tenía muy claro ni el puesto en el que iba, sólo iba pensando en coger a los que tenía por delante. Había mucha gente histérica, uno decía una cosa, otro decía otra, y entonces las referencias eran una locura", explica.

García Bragado admite que en los últimos kilómetros, como los jueces estaban siendo "muy estrictos",  no quiso forzar más la máquina porque temía la tercera descalificación consecutiva en unos Mundiales. "Pensé en el refrán de no hay dos sin tres y a ver si me van a echar en el tercer Mundial seguido", reconoció el madrileño, que logró romper esta "dinámica" ahora tiene "todas las expectativas para el año que viene en Barcelona (en los Europeos)".

Su próximo objetivo

"Estoy en el camino", continuó, "he hecho una marca muy buena que no hacía en años (3h41:37) y me he visto con fuerza para mejorar incluso mi marca personal. En Barcelona estarán (sus rivales) en mi terreno, y el calor y la humedad se lo van a poner difícil, y yo un poquito más.

Ese es su próximo principal objetivo y por tanto aún no sabe cuándo terminará su carrera.  "Iré año a año. Es posible que no vaya al Mundial de Corea (Daegu), pero, quién sabe, por alcanzar esos diez mundiales me marco ese objetivo. Será una prueba muy dura, porque en Daegu el clima es muy duro con mucha humedad y lo he comprobado en algún entrenamiento en España en clima parecido, en el delta del Ebro, en arrozales. No sé si estaré. Tal vez tenga otros proyectos más importantes en la vida y no tenga esa motivación".

No quiso valorar el hecho de ser de nuevo el mejor español de la selección nacional, como en los Juegos de Pekín ("eso es anecdótico, cada palo tiene que aguantar su vela y no vengo a arreglar los desaguisados de nadie"), pero sí que indicó que a veces cuando ve "a los chavales de 18-20 años" "les falta un poco de espíritu u otras referencias".

"A lo mejor vengo de otra generación. Esperemos que ahora, en tiempos de crisis, se vuelva a recuperar esto. Nos cambien los valores", precisó. Subraya que volver a Alemania le hacía recuperar el espíritu de Stuttgart, porque tuvo a su lado a sus hijas, primos y tíos que emigraron hace años, y que también quiso aprovechar el hecho de tener la sensación de que podía ser su último mundial.

Asegura que sus problemas en las caderas, por los que ha tenido que ser intervenido dos veces, estaban olvidados y agradeció este hecho al doctor Manuel Ribas, el que le operó en 2006 y 2008. "Ha hecho un trabajo de artesanía", dijo el madrileño, quien también expresó el trabajo que había hecho todo el equipo que estaba a su lado.

En cuanto al ritmo que se impuso en la prueba de Berlín, indica que tenía un compañero del INEF que le iba dando los ritmos de cabeza y sabía que la mayoría de los que tomaron la iniciativa no iban a aguantar. "Vi esperanzas al ver (al italiano Alex) Schwazer que no estaba en carrera, y pensé que estaba muy abierta y que posibilidades había todas".

"Les ha matado el hecho de ver que el italiano no estaba bien y todos se han sentido ganadores y a todos les ha podido la ambición. Sabía que al final alguno lo pagaba", agrega. Explica que para establecer su marcha había trabajado mucho y tenía claro que debía tener la "cabeza fría" y mantener un ritmo constante que regulaba por el pulso sin pasarse lo marcado. No obstante, considera que si entre el kilómetro 30 y el 40 el chino Faguang Xu y el mexicano Jesús Sánchez hubieran colaborado más "habría estado un poco más cerca de la cabeza".