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Los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea (Ecofin) han llegado divididos a la reunión de este martes en Bruselas, en la que deberían dar los últimos retoques al proyecto de creación de un sistema de supervisión de la banca europea centrado en el BCE. Ese nuevo organismo debería rartificarse en el próximo Consejo Europeo de los días 13 y 14, si se quiere cumplir con el calendario aprobado por los propios jefes de Estado y de Gobierno.

El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, ha asegurado este viernes que se va de la cumbre europea "razonablemente satisfecho" por la mejor posición de España y por la "voluntad política para llegar un acuerdo" que han mostrado los jefes de Estado y de Gobierno de la UE. El jefe del Ejecutivo ha restado trascendencia al hecho de que no haya sido posible llegar a un acuerdo para el presupuesto comunitario para el periodo 2014-2020 y ha destacado que todavía hay tiempo para alcanzarlo. "No cerrar un acuerdo a la primera era lo previsible. Al fin y al cabo lo habitual es que un acuerdo requiera de más rondas de negociaciones para adecuar los intereses de 27 países", ha asegurado Rajoy en rueda de prensa.

Durante más de once horas, los ministros de Finanzas de la zona euro han buscado la cuadratura del círculo: cómo aligerar el peso de la deuda griega sin perdonar parte de esa deuda ni inyectar dinero fresco. Pasadas las cuatro de la madrugada, el presidente del Eurogrupo ha admitido que la 'fórmula mágica' se resiente. "Estamos cerca de un acuerdo, pero hay que hacer verificaciones, cálculos, y no es posible hacerlos a estas horas", decía Juncker a la salida de la reunión. Entre las opciones encima de la mesa, rebajar los tipos de interés de la ayuda, prolongar los plazos de devolución y, quizá, un programa para que Grecia recompre parte de su propia deuda. El FMI defiende una solución más tajante: una quita, un perdón de parte de la deuda griega, pero los gobiernos europeos no están por la labor, informa Antonio Delgado, corresponsal de RNE en Bruselas.