A pesar de que cada vez hay más puntos de recarga en España (en el último trimestre han aumentado un 8,8%), el número de vehículos enchufables no crece tanto como se esperaba. Debido a esto muchas marcas han dado un paso atrás en sus planes de electrificación.
Estas empresas han invertido miles de millones de euros en la electrificación confiando en que la demanda crecería con rapidez, pero no ha sido así. Debido a esto, los grandes fabricantes de coches, como Mercedes, están revisando su estrategia y piden a Bruselas que sea más flexible con las políticas de descarbonización.
Según el jefe de prensa de comunicación de Mercedes-Benz España, Gonzalo Medem, su "compromiso con la descarbonización es total, pero tiene que ser un cambio progresivo y no impuesto". Además, ha asegurado que "necesitamos tiempo y no poner en riesgo nuestra economía y la industria europea del automóvil".
Por otro lado, el grupo Stellantis, dueño de marcas como Opel o Citroën, ha pedido pasar de la discusión a la acción. Señalan que el objetivo de reducción de emisiones para 2035 no se pueden alcanzar y la patronal de los fabricantes alerta de las consecuencias sobre el empleo.
Por su parte, el director de comunicación de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), Félix García, destaca que "se fabrica según se demanda, sino vendemos lo que fabricamos tenemos un problema de empleo y de competitividad y de productividad". Señala que quieren "llegar al 1 de enero 2035, pero manteniendo nuestra competitividad industrial y el empleo.
Asimismo, el sector opina que las condiciones geopolíticas han cambiado en los últimos años y Bruselas se abre a revisar el futuro del coche de combustión.
