Enlaces accesibilidad
arriba Ir arriba

Al menos 39 personas han muerto y otras 69 han resultado heridas este domingo en un ataque armado contra una multitud que celebraba la fiesta de Año Nuevo en una conocida discoteca de Estambul. Las autoridades aseguran que ya han identificado a 21 de los fallecidos, de los que "15 o 16 son extranjeros", según ha confirmado el ministro turco del Interior, l'Intérieur Süleyman Soylu.

Moscú está convencido de que el asesinato de ayer pretende torpedear las relaciones entre Rusia y Turquía. Pero las autoridades rusas han dejado claro que apuestan por incrementar la colaboración con Ankara para buscar una salida al conflicto sirio. Expertos rusos han viajado a Turquía para colaborar en la investigación del atentado, según ha anunciado el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov. El ministro ha subrayado que "lo importante es saber quién está detrás de este crimen".

El objetivo de los atacantes, según Lavrov, era "socavar el proceso de normalización de las relaciones entre Rusia y Turquía con el objetivo de frustrar la lucha eficaz contra el terrorismo en Siria". Lavrov ha mantenido una conversación telefónica con su homólogo turco, Mevlüt Cavusoglu, en la que ambos han mostrado su voluntad de combatir el terrorismo.

Las relaciones bilaterales entre Rusia y Turquía han vivido en estos últimos años uno de sus períodos más turbulentos, especialmente tras el derribo a finales de 2015 de un bombardero ruso en la frontera turco-siria, aunque en los últimos meses ha habido un nuevo acercamiento. Este martes está convocada en Moscú una reunión de los jefes de la diplomacia de Rusia, Irán y Turquía para discutir la guerra en Siria. Los dos primeros países apoyan a Bachar al Asad mientras Turquía apoya a los rebeldes.