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La policía turca ha detenido a más de 200 miembros del Partido Democrático de los Pueblos (HDP), el segundo partido de la oposición, que defiende los derechos de la minoría kurda; les acusan de difundir propaganda o pertenecer al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), al que el gobierno de Erdogán apunta como autor del atentado que el sábado causó la muerte a 44 personas.

En el primer ataque, un coche bomba estalló cerca de un vehículo de transporte de la policía antidisturbios situado frente al estadio del Besiktas. Segundos después, un suicida se inmoló en medio de un grupo de policías.
 

En los últimos dos años, Turquía ha sufrido una escalada de atentados que han causado cientos de muertos, inestabilidad política y daños cuantiosos al turismo y la economía. Se han atribuido bien a la organización armada kurda del PKK, bien a los yihadistas del Estado Islámico.
 

Hemos hablado con Santiago, un español residente en Estambul desde hace cinco años. En el momento del atentado estaba en casa, junto a su mujer. Escucharon la explosión y muy pronto comenzaron a ser conscientes de que se trataba, de nuevo, de un atentado.
 

El primer ataque se llevó a cabo a las 19:30 hora local, cuando un coche boma estalló cerca de un vehículo de transporte de la policía antidisturbios situado frente al estadio del club de fútbol Besiktas. 45 segundos más tarde, en un parque cercano, un kamikaze hizo estallar los explosivos que llevaba encima en medio de un grupo de agentes. 30 de las 38 víctimas son policías.