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Ellas, Las Sinsombrero, protagonizan la revolución femenina española desde la cultura. En los años 20 del siglo XX llegan a España las vanguardias artísticas; por vez primera en la historia de nuestro país las mujeres se incorporan a la vida pública como agentes sociales y culturales.

Las Sinsombrero coinciden, entre otros, con Dalí, García Lorca o Alberti en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en la Residencia de Estudiantes o en el Lyceum Club Femenino de Madrid.

Son pintoras, escultoras, literatas, dramaturgas, ilustradoras, figurinistas, filósofas; comparten tertulias y actividad creativa con sus compañeros de generación, la Generación del 27. Al contrario que ellos, Las Sinsombrero no pasaron a la historia como movimiento intelectual.

En las últimas décadas, e individualmente, sí se ha reconocido la obra de mujeres de esta generación como Rosa ChacelMaría ZambranoMaruja Mallo o Carmen Conde. Sin embargo, muchas otras permanecen más ocultas como Margarita MansoConcha MéndezConsuelo BergesLuisa Carnés,  Ángeles Santos o Lucía Sánchez Saornil. Y falta, además, su reconocimiento social e institucional como colectivo intelectual y artístico.

En Documentos RNE, con guion de Ana José Cancio, contamos por qué se les llama Las Sinsombrero, su rebeldía y lucha por la igualdad como derecho, cuál fue su aportación a la revolución cultural española del primer tercio del siglo XX y cómo el compromiso con la libertad creativa (y en algunos casos con los ideales republicanos) les llevó a sufrir un duro exilio tras la Guerra Civil. Muchas de estas mujeres, artistas y pensadoras de la Generación del 27, perdieron el estímulo creativo en el obligado exilio durante la dictadura de Franco; las que se quedaron en España sufrieron la censura y tuvieron que modificar su literatura y obra plástica para sobrevivir.

Remedios Varo pintó a los Reyes Magos en un trabajo para la farmacéutica Bayer en Venezuela en 1947. La artista española ya era una exiliada en América por entonces. Murió en México con más reconocimiento allí que en España, como demuestran las escasas exposiciones monográficas que se le han dedicado aquí.

Informa Íñigo Picabea

Ha vivido para pintar. Ahora, a sus noventa años, la pintura es su forma de agarrarse a la vida. El sevillano Juan Romero es uno de esos grandes artistas que ha dado nuestra tierra. La galería Birimbao, en Sevilla, acoge sus últimos trabajos. Una veintena de lienzos de una juventud deslumbrante.

Miramos con nuestro ojo a Diego Velázquez gracias a Federico García Serrano. Su libro 'Velázquez en 30 claves' publicado por Larousse nos descubre quién de verdad fue el genuino pintor sevillano. Martín Llade nos adelanta curiosidades del célebre concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena que se celebrará el próximo 1 de enero. Y con Laura Martín Pérez, lingüista computacional, hablamos sobre inteligencia artificial, la palabra del año elegida por la Fundéu.

Diego Velázquez nunca ha dejado de sorprender, considerado por muchos uno de los grandes maestros del arte de todos los tiempos. Federico García Serrano lleva mucho tiempo investigándole. Charlamos con él, sobre su libro 'Velázquez en 30 claves' donde muestra el porque del genio y de la admiración que sigue despertando su obra.

Benjamin Lacombe, uno de los ilustradores más admirados de Europa, regresa con un cuento clásico 'La sirenita' de Andersen en una versión más adulta en la que se habla de género y amores imposibles.

El cuento se une a su universo ilustrado; desde niño, explica, se sintió atraido por ella y por su historia. De niño vio también la película de Disney, con un final más feliz que el original y en la que le divierten personajes como el de Úrsula, inspirada en Divine, a la que también se acerca en su versión.

Foto: TVE

Queda poco para que termine el año y ya empezamos a saber qué exposiciones veremos en 2023. Una de las citas imprescindibles será la retrospectiva de Lucian Freud, en el Museo Thyssen, una muestra que ya se puede ver en la National Gallery de Londres.

Amalia Avia fue una pintora muy reconocida en su tiempo; pintó alrededor de mil cuadros, vendió bastante y expuso en galerías de prestigio como Biosca o Juana Mordó. En los últimos años, sin embargo, había caído en el olvido hasta la exposición dedicada, en 2022, por la sala Alcalá 31 de Madrid.

Aunque nació en el pueblo toledano de Santa Cruz de la Zarza, en 1930, su vida y su obra está muy unida a Madrid, ciudad con la que mantuvo una relación especial.

Sus cuadrosretienen el tiempo de un Madrid ya desaparecido en el que apenas aparecen personas, pero en el que se aprecia, sin embargo, la huella del ser humano; tiendas tradicionales, rótulos envejecidos y puertas con cerraduras oxidadas, escenas del metro, de la Puerta del Sol y otras calles emblemáticas de la capital. Imágenes veladas por el paso del tiempo que despiertan nostalgia en el espectador.

Siendo Amalia niña su familia se traslada a Madrid, pero su vida quedará muy afectada por la Guerra Civil. Su padre, diputado de la CEDA, fue asesinado al comienzo de la contienda. Después, volverá al pueblo junto a su madre para levantar la hacienda familiar como medio de vida. Fue un tiempo duro en el que vio como dos de sus cinco hermanos murieron a causa de la tuberculosis; pasó la posguerra entre lutos, visitas a la iglesia y al cementerio.

Su vida cambió, cuando a mediados de los cincuenta, se instaló en Madrid con su madre y decidió tomar clases de pintura en la Academia Peña. Allí descubrió su vocación y un mundo nuevo. Amalia Avia se abre a un grupo de amigos, más tarde conocidos como Los Realistas de Madrid, que la acompañarán siempre.

Con uno de esos artistas, Lucio Muñoz, que eligió el camino de la pintura abstracta, se casa Amalia Avia en 1960. Tuvieron cuatro hijos y, a pesar de las dificultades que esa época suponía ser mujer y pintora a la vez, nunca abandonó los pinceles. Contó con el apoyo de su marido y, sobre todo, con unaenergía y untesón que la mantuvieron en la profesión contra viento y marea.

Amalia Avia fue una mujer enormemente cálida, recordada por su refrescante risa y su vitalidad, que escondía, tras sus duros años de infancia y adolescencia, un grantemor al paso del tiempo y a la pérdida de la felicidad.