Enlaces accesibilidad
arriba Ir arriba

Rusia celebra este viernes la victoria del Ejército Rojo en la batalla de Stalingrado, la confrontación más sangrienta de la Segunda Guerra Mundial, y que marcó el curso de la contienda. La ciudad, hoy Volvogrado, será escenario de desfiles y homenajes militares.

En julio de 1942, la ciudad, que recibió su nombre del dictador soviético, Josef Stalin, estaba a punto de caer en manos de los alemanes, por lo que Moscú tuvo que movilizar a cientos de miles de reclutas sin experiencia en combate que apenas duraban en pie 24 horas bajo el infernal bombardeo alemán.

Como resultado, los alemanes se vieron empujados a una batalla callejera, una lucha cuerpo a cuerpo en las ruinas de la ciudad, para la que no estaban equipados y en la que su supremacía en tanques y aviones perdió todo valor.

La consecuencia fue que la ciudad de poco más de medio millón de habitantes prácticamente desapareció de la faz de la tierra debido a los bombardeos alemanes y que en sus calles y en los alrededores perecieron más de dos millones de soldados soviéticos y alemanes.

El 2 de febrero 1943, una veintena de generales alemanes con el mariscal de campo Friedrich von Paulus a la cabeza se rindieron con sus tropas al Ejército soviético tras 200 días y noches de lucha sin cuartel a orillas del Volga.

¿Contribuyó su consumo de drogas a sumir al mundo entero en el horror?

¿Quiénes son los hombres que están a la sombra de Hitler y le ayudan a llevar a cabo sus planes?

Con motivo del Día Internacional en memoria de las víctimas del Holocausto, La Noche Temática nos acerca a las adicciones de Hitler y al papel de su red de colaboradores

  • En La 2, el sábado 27 de enero, a las 23.45h, después de la película "El hijo de Saúl"

Las élites del estado nazi estaban convencidas de la eficacia de las drogas en el futuro del Tercer Reich. Se distribuían a gran escala estimulantes, como las anfetaminas, tanto entre los civiles como entre los militares. Alimentada por las drogas la megalomanía de Hitler no conocía límites. En los 12 años que se mantuvo en el poder propició una guerra mundial, un genocidio y 50 millones de muertos. ¿Contribuyó su consumo de drogas a sumir al mundo entero en el horror? ¿Quiénes son los hombres que están a la sombra de Hitler y le ayudan a llevar a cabo sus planes?

Con motivo del Día Internacional en memoria de las víctimas del Holocausto, hoy La Noche Temática, nos acerca a las adicciones de Hitler, y al papel de su red de colaboradores.

La Noche Temática continúa su emisión con el documental “Hitler y los apóstoles del mal”, una producción francesa de 2016, de 90 minutos de duración, dirigida por Fabien Vinçon y producida por C. Productions.

Para llevar a cabo sus planes Hitler se rodea de una amplia red de colaboradores. En el círculo más próximo Hermann Goering, Joseph Goebbels y Heinrich Himmler. Y entre los hombres que ejecutan las órdenes sobre el terreno: los funcionarios del tercer Reich, que cometen los crímenes y las atrocidades. Como Rudolf Hoess, el verdugo de Auschwitz. Hitler ha tardado más de quince años en reclutarlos. ¿Quiénes son estos hombres que están a la sombra de Hitler? ¿Cuál es el cometido de cada uno de ellos?

En primer lugar, está el círculo íntimo, sólo ellos tienen acceso directo a él. Entre estos fieles se forma un trío central cuyo personaje principal es Hermann Goering, el segundo Joseph Goebbels y el tercero Heinrich Himmler.

Hermann Goering es un ogro que sólo piensa en enriquecerse, es oportunista y drogadicto. Ve despegar su carrera en el nazismo a la edad de veintinueve años. Goering crea una nueva policía política: la Gestapo. En mil novecientos treinta y cuatro se abre el primer campo de concentración, en Dachsu. Los opositores al nazismo son sometidos a trabajos forzados. Goering gana puntos en la estima de Hitler.

A mediados de los años treinta, Hitler va a tomar una decisión estratégica que comparte en principio con su brazo derecho. Es necesario que Alemania se prepare para entrar en guerra dentro de cuatro años. Y para llevar a cabo su programa, crea una nueva administración con un director de programa para cuatro años, que es Hermann Goering. En mil novecientos treinta y seis Goering es catapultado a la dirección de la industria alemana. Los alemanes, sin ejército desde la derrota de la Primera Guerra Mundial, preparan la revancha. Estas nuevas funciones permiten también a Goering enriquecerse. Hitler designa a Goering como su sucesor. Hermann Goering y Emma, su segunda esposa, se convierten en la pareja oficial del régimen.

El segundo es Joseph Goebbels, un escritor fracasado. Se convertirá en el “estratega del odio”, será nombrado Ministro de Propaganda. Su cojera le hace sentirse acomplejado, y se venga proyectando un odio extremo. Vive por y para su ídolo: Hitler. También es un antisemita fanático. Cuando los nazis llegan al poder, los judíos solo representan en Alemania el cero como ocho por ciento de la población, pero Goebbels idea la forma de perseguirlos. Por las calles circulan camiones transmitiendo un mensaje. Seamos alemanes y no judíos. Goebbels decide entonces enviar mensajes a través de las ondas. Y para que la propaganda pueda llegar a todos los hogares, llega incluso a hacer fabricar ex profeso una radio de bajo coste. Joseph Goebbels lo supervisa todo: el teatro, el cine. Las noticias son revisadas previamente por un poderoso comité de censura. Los Goebbels representan la familia modelo del régimen. Los nombres de sus seis hijos comienzan todos por la letra “H”, en honor a Hitler. Sus seis hijos serán utilizados con fines propagandísticos.

El tercero, Heinrich Himmler, frío, obstinado y meticuloso. Un hombre afable que se convertirá en el “asesino del siglo” al organizar lo que los nazis denominan “La solución final”. Es un joven burgués obsesionado con la superioridad de la raza germánica. Su ideología se basaba en un sentimiento de superioridad, el sentimiento de que el pueblo alemán era superior a todos los demás. Himmler crea un club VIP en el seno del partido. Sus disciplinados hombres de negro forman un grupo de élite bajo sus órdenes. Las siglas están formadas por dos letras SS. Todos sus integrantes deben ser obligatoriamente de origen germánico puro. Serán los más fanáticos entre los fanáticos.

El segundo círculo está compuesto por hombres más jóvenes y ambiciosos que se unen a Hitler en los años treinta, cuando asciende al poder y reparte las carteras ministeriales. Entre ellos, Albert Speer, “el arquitecto del tercer Reich” ascenderá hasta la cúspide, llegará a ser nombrado Ministro de Armamento. Bajo la apariencia de un distinguido arquitecto es, de hecho, un gran manipulador que comparte los sueños megalómanos de Hitler y que hará cualquier cosa para convertirse en su favorito. Hitler le hará el encargo del siglo, Germania, la futura capital de su imperio.

Por último, en el círculo exterior están los hombres que ejecutan las órdenes sobre el terreno: los funcionarios del tercer Reich, que cometen los crímenes y las atrocidades. Como Rudolf Hoess, el director del campo de concentración de Austerlitz-Birkenau, un hombre absolutamente frío y altivo. Este hombre de familia, que vive con su esposa y sus cinco hijos en una casa frente al campo de concentración, organizará el exterminio de un millón cien mil personas. Y a su lado, el doctor Joseph Mengele, el encargado de los experimentos médicos, encarna la crueldad nazi. Sin compasión por sus víctimas, este doctor de las SS llevará a cabo las mutilaciones más atroces en los campos de concentración, incluso con niños.

Todos los que están alrededor de Hitler se odian entre sí. Para complacer al Führer compiten entre sí. Es una forma de operar en aquella comunidad, fomentada por Hitler, que suscita la rivalidad y la competencia.

  • Amor y horror nazi recupera romances que tuvieron lugar durante el Holocausto
  • RTVE.es entrevista a la autora Mónica G. Álvarez
  • "Ese amor imparable era su motor para salir adelante en el infierno", señala

Gente desnuda jugando patéticamente en la cámara de gas de un campo de concentración. Son las imágenes que en 1999 mostraba un polémico video del artista Artur Zmijewski, exhibido en el museo de arte contemporáneo de Varsovia y que aún puede verse colgado en su web. En 1999 se exhibió también en Cracovia y levantó ampollas en la comunidad judía que pidió su retirada.

Lo que no se sabía era en qué campo de concentración se había grabado ni a quién pedir explicaciones. Hasta que este verano los Duques de Cambridge visitaron el campo de Stutthof, en Polonia.Un abogado judío que investigaba el video ha reconocido en las imágenes de esa visita el lugar en el que el artista polaco grabó su particular reivindicación de la memoria del holocausto. Este fue el primer campo que se construyó fuera de Alemania y el último que se liberó. Se incluyó en la solución final y en sus cámaras de gas murieron decenas de miles de personas. Ahora algunas de las organizaciones judías en Israel como la Organización de supervivientes del holocausto o el centro Simon Wiesenthal han pedido explicaciones a los gestores del antiguo campo y al gobierno de Polonia.

¿Cómo es posible que el video se grabara y que nadie protestara después?, se preguntan. No es la primera vez que el artista, que pretendía hacer terapia colectiva sobre el trauma a través del juego en el lugar del horror, desata la polémica con su trabajo. Zmijewski también fue noticia cuando grabó a un superviviente retocándose el tatuaje con su número de prisionero en Auschwitz para hablar sobre la memoria.

Alternativa por Alemania ha irrumpido con fuerza en el parlamento alemán, contará con 94 escaños. Es la primera vez desde la segunda guerra mundial que una formación de la extrema derecha entra en el Bundestag. La satisfacción por los resultados no oculta las divisiones internas que ya han provocado una baja importante en la formación.

  • La Segunda Guerra Mundial entraba en su fase final.
  • Refugiados, soldados y líderes nazis huyen hacia "la fortaleza alpina"
  • La mayoría no llevan nada con ellos, salvo sus propias ropas
  • Sin embargo, algunos de ellos llevan oro en sus mochilas

Rendimos homenaje al fotógrafo catalán Francesc Boix, republicano y comunista, que fue testigo tanto de la Guerra Civil como del horror del campo nazi de Mauthausen.