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El dispositivo de seguridad de la final de la Copa Libertadores, River Plate-Boca Juniors, es uno de los mayores de la historia, con unos 4.000 efectivos.

Es un encuentro de riesgo muy elevado. Fue suspendido dos veces en Argentina por la violencia de sus hinchadas así que las claves son dos: mantenerlas separadas y tenerlas muy vigiladas.

El jugador de River Plate Javier Pínola ha sido muy duro con la imagen que dio su país con los incidentes de la final de la Libertadores y ha asegurado que "no se va a limpiar con lo que se haga este fin de semana". Tanto los jugadores de River como los de Boca se sienten tristes en una previa de una final en la que apenas se está hablando de fútbol.