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Este es el primero de una serie de reportajes que va a emitir ‘Informe Semanal’ a lo largo del mes de noviembre, coincidiendo con el 50º aniversario de la muerte de Franco. Es una mirada al pasado para comprobar lo que ya se reivindicaba y la sociedad cambiante del momento. Resulta curioso que, ya entonces, tal y como reflejaba el programa en aquel 1975, había preocupación por la contaminación en las ciudades. El aumento del parque automovilístico se había disparado, con ocho millones de vehículos circulando por las carreteras de nuestro país. Eso sí, aún no eran muchas las conductoras al volante. Las mujeres casadas necesitaban el permiso de sus maridos para abrir una cuenta en un banco o, sin ir más lejos, para poder sacarse el carnet. Todo cambió con la ley que reconoció un nuevo estatus para ellas, poniendo fin a la llamada "licencia marital". Fue el primer paso hacia la igualdad jurídica. "Todas hicimos una pira funeraria. Quemamos las licencias y dijimos "ya somos libres"", recuerda Cristina Almeida. Reflejo de una sociedad en pleno cambio, que se aceleraría con el fallecimiento del dictador.

El Gobierno ha iniciado el proceso para pedir la extinción judicial de la Fundación Nacional Francisco Franco (FNFF), un movimiento que ya comenzó en junio de 2024, y así se lo ha trasladado a la entidad, a la que da un plazo de 10 días para alegar. Lo hace en base a la Ley de Fundaciones y la Ley de Memoria Democrática y tras concluir que su actividad hace apología del franquismo, humilla a las víctimas y no persigue fines de interés general. Con todo, será la Justicia quien tenga la última palabra.

Foto: PIERRE-PHILIPPE MARCOU / AFP

Un teniente acostumbrado cumplir órdenes (Mario Casas), un maître conservador y conformista (Alberto San Juan), un fascista de odio ciego (Asier Etxeandia) y una anarquista militante presa (Elvira Mínguez). El Hotel Palace de Madrid sirve como parábola de España al terminar la Guerra Civil en La cena, sátira en la que Manuel Gómez Pereira adapta la obra teatral de José Luis Alonso de Santos con una original premisa ficticia: Franco quiere celebrar con un banquete su victoria y los personajes citados deben organizarlo en tiempo récord, con el inconveniente de que los mejores cocineros de Madrid son republicanos a punto de ser ejecutados.

El 11 de septiembre de 1973, Augusto Pinochet puso fin a la democracia en Chile con un golpe de Estado. Tras esto, vino la tortura y la desaparición de opositores al régimen.

El historiador Julián Casanova inaugura en el programa La noche en 24h una sección de efemérides históricas. En este caso, por otra parte, busca la conexión con la dictadura española de Franco: "Para Pinochet, era el modelo; de él aprendió mucho de los instrumentos para aferrarse al poder".

Además, 52 años después de la asonada en Chile, el historiador señala que esa dictadura sirvió también de modelo para otras que llegarían después en Latinoamérica, como Uruguay y Argentina. "Fue el ejemplo de terror de Estado, con detenciones, torturas y desaparecidos", explica Casanova.

Sobre el papel de Estados Unidos, señala un documento filtrado por Wikileaks que reveló una conversación de Henry Kissinger, en esa época, consejero de Seguridad en el Gobierno de EE.UU.: "Nosotros no hicimos el golpe, pero creamos las condiciones".

Foto: Serge Plantureux/Corbis via Getty Images.

Luis A. Ruiz Casero, doctor en Historia y arqueólogo, nos presenta 'Carabanchel: La Estrella de la Muerte del franquismo'. "Este libro nace de un encargo y un escollo que pensábamos que era insalvable, que era la destrucción del archivo documental de la cárcel". La prisión de Carabanchel, símbolo de la represión franquista, fue levantada por presos políticos. Casero trata de poner "nombres, apellidos y caras conocidas" a algo que padecieron cerca de un millar de presos y destaca uno de los testimonios más sobrecogedores, el de Miguel Gila. "Les trataban básicamente como ganado. Les desnudaron, les rociaron de zotal, de insecticida, les dejaron ahí durmiendo en un suelo y mal alimentados... Y fueron trasladados a las obras de la cárcel de Carabanchel, a establecer unos turnos eternos".

Casero asegura que la masificación era una de las constantes de la cárcel, ya que llegó a albergar hasta 5.000 presos en condiciones de hacinamiento. "Era un edificio que no reunía unas condiciones dignas para funcionar como cárcel". El historiador apunta que "por una cuestión práctica" se decidió mantener el edificio, aunque considera "tendría que haber acabado sus días mucho antes". La cárcel se derribó en 2008 "con nocturnidad y alevosía, ya que es algo incómodo para todos los gobiernos democráticos", perdiendo así un edificio relevante a nivel arquitectónico y un símbolo de la represión fascista.

Las calles por las que discurrió el llamado Desfile de la Victoria, con un Francisco Franco muerto hace medio siglo, son otras. En estos años, ya en democracia, también ha ido cambiando la manera de analizar la dictadura.

Giles Tremlett, hispanista, reflexiona en 500 páginas sobre cómo era la sociedad española y qué arrastra aún de aquello. "Empieza a haber estudios más sociológicos, muy interesantes, de historiadores que también son sociólogos o antropólogos y que empiezan a estudiar la cultura popular del franquismo", explica a TVE.

Julián Casanova es considerado uno de los historiadores españoles más respetados de este tiempo, y es miembro del Comité de expertos del Gobierno para los actos de España en libertad.

En su último libro, expone dos claves: profundizar en el contacto de Franco con líderes internacionales y un repaso divulgativo, una especie de manual para los que no han nacido en el régimen. "Se han introducido nuevas categorías, las mujeres, los personajes que antes eran anónimos, y ha cambiado también la forma de narrarlo y las fuentes", cuenta.

En lo que va de año se han publicado, como mínimo, al menos una veintena de libros más las reediciones para elegir qué contar y cómo hacerlo.