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La ciudad francesa de Lille ha vuelto a ser escenario de enfrentamientos entre hinchas violentos que asisten a la Eurocopa 2016.

Ni los 4.000 agentes desplegados ni las restricciones a la venta de alcohol han impedido los enfrentamientos entre los aficionados radicales entre hinchas franceses e ingleses, y eso que sus selecciones no se enfrentaban. 16 detenidos.

Horas antes, rusos e ingleses se enfrentaban en la misma ciudad, con el saldo de 36 detenidos y otros tantos heridos.

La UEFA ha amenazado con expulsar a ambas selecciones, la rusa y la inglesa, si se repiten los altercados.

La suya fue la historia de una obsesión que se preocupó en disimular: matar en nombre de Alá. El minuto de silencio en todas las comisarías de Francia ha pesado como la peor de las impotencias. Mientras los investigadores buscan posibles cómplices de Larossi Abballa. Indicios hubo en 2011. Arrestado por participar en una red yihadista, decía en uno de sus mensajes: "tengo sed de sangre, pongo a Alá por testigo". Hablaba de limpiar infieles y tenía propaganda yihadista y una lista de potenciales objetivos. Junto a otros detenidos, frecuentaba parques, degollaba conejos y se entrenaba física y religiosamente. Pero el perfil limitado e influenciable que Abballa mostró en el juicio, rebajó la alerta. Cumplida la pena de 3 años, abrió un negocio de comida a domicilio. Era, dicen los vecinos, un chico normal. En Febrero pasado su nombre apareció en otra investigación sobre redes yihadistas. Y su teléfono fue intervenido. No hubo conversación sospechosa. Lo que sucedió hasta la noche del lunes, lo contó él mismo en Facebook, tras asesinar al comisario y su pareja: tres semanas antes había jurado lealtad al jefe del estado islámico. El Gobierno dice que sólo se pueden juzgar hechos, no intenciones, y que ese salto es muy difícil de detectar a tiempo.

Dos policías franceses, un hombre y una mujer que eran pareja y padres de un niño, han muerto este lunes en Francia en un nuevo ataque yihadista perpetrado por un ciudadano francés que ya había sido condenado por participar en una red terrorista y que fue finalmente abatido por los cuerpos de élite en la vivienda de los agentes asesinados, donde se había atrincherado.

El atacante, identificado como Larossi Abballa, de 25 años y originario de Mantes-la-Jolie, una localidad de la periferia de París, mató al agente frente a su domicilio en la localidad de Magnaville, otra localidad de los alrededores de la capital, y después retuvo a su compañera y a su hijo dentro del inmueble.  Durante la negociación que mantuvo con la policía reivindicó su pertenencia al Estado Islámico.

  • El atacante ha sido abatido en la casa de ambos, donde se había atrincherado
  • El hijo de la pareja, al que mantenía como rehén, ha sido hallado sano y salvo
  • El asaltante, Larossi Abballa, había cumplido condena por asociación terrorista
  • Había jurado fidelidad al Estado Islámico y tenía una lista de futuros objetivos

Miles de personas se han manifestado este martes en las calles de las principales ciudades de Francia contra la reforma laboral del Gobierno de Manuel Valls. La novena jornada de protesta -que se desarrolla durante la Eurocopa- ha congregado entre 75.000 y 80.000 personas, según la prefectura de París, mientras que el sindicato CGT, principal convocante de la protesta, ha elevado la cifra hasta los 1,3 millones en todo el país. Ha sido la protesta más masiva de todas las desarrolladas hasta ahora al congregar a más gente que la del pasado 31 de marzo, cuando salieron a la calle 1,2 millones de personas, según los sindicatos, y 390.000, según la policía.

Las fuerzas de seguridad de Francia han matado este lunes por la noche al presunto asesino de un agente de policía y de su compañera sentimental en la localidad de Magnanville, a las afueras de París, un suceso que se ha revelado como un nuevo atentado de inspiración yihadista, ya que el agresor, que fue abatido en el domicilio del policía donde se había atrincherado con el hijo de la pareja como rehén, ha sido reconocido como un miembro del Estado Islámico por la agencia Amaq, vinculada al grupo terrorista.

Tres policías franceses patrullan a bordo de una minúscula barquita por las calles inundadas de Chartrettes, una localidad al sureste de París atravesada por el Sena. En un momento dado, los agentes pierden el equilibrio y caen al agua.

La cómica escena fue retransmitida por programa Sept à Huit, del canal francés TF1, y lo que iba a ser un reportaje sobre los esfuerzos de las autoridades para combatir las inundaciones que asolan Francia estos días, se convirtió en un gag viral en las redes en pocos minutos.