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Tras los atentados en Moscú de la semana pasada, atribuidos a ciudadanos de Tayikistán, muchos migrantes de esa y otras ex repúblicas soviéticas de Asia Central están saliendo de Rusia. Temen que aumenten la discriminación y los ataques que ya sufren en el país. Hacen los trabajos más duros en Rusia. Además de explotación y discriminación, los migrantes de Asia Central denuncian abusos y acoso de la policía.

Foto: Yaroslav Chingayev/Moscow News Agency via AP

Hace una semana del atentado yihadista que sacudió Moscú, dejando más de 140 muertos en la capital rusa. Perpetrado por el Estado Islámico de Jorasán, aunque Putin desde un primer momento apuntaba a Ucrania como país autor de la masacre. Ha estado en Las Mañanas de RNE José María Faraldo, historiador, profesor de la Universidad Complutense de Madrid y autor del libro ‘Sociedad Z. La Rusia de Vladimir Putin’, para analizar el contexto de este ataque.

Faraldo está convencido de que el señalamiento de Rusia a Ucrania como supuestos autores del atentado, primero como autores materiales, y luego como autores intelectuales, es una muestra de su “absoluta desesperación”. “El liderazgo ruso ha puesto tanto esfuerzo en destruir Ucrania que se le ha olvidado que tiene otros enemigos más cercanos. Están intentando ocultar de alguna manera ese error, esa falta de medios que habían puesto en la lucha contra el terrorismo”, explica el profesor. 

También alude a que los servicios de seguridad rusos están empeñados en eliminar toda resistencia y disidencia dentro de Rusia “y no tenían en su mirada qué estaba pasando con los terroristas o con los grupos de resistencias islámicas”, a pesar de que, según explica el profesor, varios países alertaran sobre un posible atentado en Moscú. Aunque se habla de que Putin ha proporcionado seguridad a los rusos y el presidente ha utilizado este argumento como bandera, Faraldo explica que "el gobierno de Putin es experto en crear realidades alternativas". El profesor argumenta que la inseguridad ciudadana está creciendo a pasos agigantados y que Putin ha conseguido dar una sensación de estabilidad que es "bastante falsa". Faraldo destaca que la sociedad rusa es una sociedad “que intenta dejar a un lado todo lo que tenga que ver con la guerra” e intenta no pensar en ello. Es una sociedad que "tiene miedo", pero no tienen ninguna respuesta ni posibilidades de cambiarlo: “La violencia en Rusia es algo, podríamos decir, endémico”, asegura.

La Justicia rusa ha decretado este domingo prisión preventiva por dos meses para los cuatro sospechosos de perpetrar el atentado en la popular sala de conciertos rusa Crocus City Hall.

Los cuatro hombres han sido imputados con cargos de terrorismo y pueden afrontar una cadena perpetua, ha informado la agencia TASS. Los detenidos han sido mostrado a la prensa con heridas en la cara y el cuerpo, y uno de ellos incluso en camilla.

En total, las fuerzas de seguridad rusas han detenido a once personas vinculadas con el atentado, cuatro de las cuales participaron personalmente en la matanza, según las autoridades.

Foto: Olga MALTSEVA / AFP

El Estado Islamico del Jorasán, o el 'ISIS-K', por sus siglas en inglés, al que apunta la inteligencia EE.UU, por su relación con el atentado de Moscú, es una rama local del Daesh enfrentada a los talibanes de Afganistán y a Irán. Son leales al EI, pero funcionan con mucha autonomía.

Nació en 2015 y tomó el nombre de esta región histórica que ya no existe: el Jorasán. Entonces, actuaban a nivel local, sobre todo en Afganistán, pero ahora son más fuertes que el propio ISIS.

Foto: EFE/EPA/MAXIM SHIPENKOV

Flores, velas y fotografías llenan los alrededores del ayuntamiento de Krasnogorsk, a unos 20 kilómetros del centro de Moscú. Pese a la lluvia, las ofrendas - que ya comenzaron el sábado - no han dejado de aumentar desde primera hora de la mañana hasta erigir un memorial improvisado en recuerdo de los 137 muertos, entre ellos, tres niños, en el atentado del viernes en la sala de conciertos Crocus City Hall. Foto: EFE/EPA/ANATOLY MALTSEV

Flores, velas y fotografías llenan los alrededores de la sala de conciertos Crocus City Hall, en la ciudad de Krasnogorsk, a unos 20 kilómetros del centro de Moscú. Las ofrendas - que ya comenzaron el sábado - no han dejado de aumentar desde primera hora de la mañana, hasta erigir un memorial improvisado en recuerdo de los 133 muertos en el atentado del viernes en el edificio, entre ellos, tres niños. Rusia vive así este domingo un día de luto por los afectados, mientras sigue pendiente de las 152 personas que resultaron heridas y de las cuales la mayoría siguen hospitalizadas. Foto: REUTERS/Maxim Shemetov

Informe Semanal se acerca a lo ocurrido, hace tan solo 24 horas, en una sala de conciertos a las afueras de Moscú. A punto de iniciarse un concierto del grupo ruso de rock Piknik, varios hombres armados, encapuchados y fuertemente armados empezaron a disparar indiscriminadamente contra los asistentes. Luego, prendieron fuego al recinto antes de huir. Y, en su huida, dejaron -al menos- 133 muertos y decenas de heridos. El autoproclamado Estado Islámico ha reivindicado la autoría del ataque, aunque Putin -que ha anunciado la detención de 11 personas y, entre ellas, la de 4 autores materiales- ha dicho que irá más allá hasta dar con los autores intelectuales del atentado. Y mira hacia la vecina Ucrania.

El auditorio ha quedado carbonizado. Algunos cuerpos han aparecido entre los escombros. El comité oficial que investiga el ataque busca pruebas en el lugar del suceso y ha mostrado algunas de las armas largas automáticas y la munición que llevaban los terroristas. Los atacantes se dieron a la fuga después de prenderle fuego al edificio usando líquidos inflamables. Un día después de la matanza, las autoridades han detenido a 11 personas, entre ellas los cuatro supuestos autores materiales. Los han capturado cerca de Briansk, en la frontera con Ucrania. El presidente ruso, Vladímir Putin, ha dicho que los detenidos pretendían huir hacia Ucrania, donde tenían contactos que ya les habían preparado una vía de entrada.

Foto: Olga MALTSEVA/AFP

Rusia ha sufrido muchos ataques terroristas en las últimas décadas. Los más graves, a finales de los 90 y principios de los 2000. Precisamente, entonces llegó al poder Vladimir Putin, que acaba de iniciar su quinto mandato. En 1999, varias explosiones en bloques residenciales mataron a más de 300 personas en tres ciudades rusas, incluida Moscú. El Kremlin acusó a terroristas chechenos y sirvió a Putin para justificar la segunda guerra de Chechenia. En 2002, militantes chechenos secuestraron el teatro Dubrovka, en la capital rusa. Hubo 130 muertos, muchos provocados por el gas tóxico que usaron las fuerzas rusas, tras una crisis de rehenes que duró varios días. 2004 fue uno de los peores años. Hubo varios ataques: terroristas suicidas causaron la muerte a decenas de personas en el metro de Moscú y provocaron explosiones en dos aviones. La masacre en la escuela de Beslán conmocionó al país. Militantes chechenos armados irrumpieron en una fiesta de inicio de curso. Hubo 334 muertos, más de la mitad niños. Los atentados suicidas se repitieron en el metro de Moscú en 2010, por parte de grupos rebeldes del Cáucaso Norte, con 40 víctimas mortales. En 2011, en un aeropuerto moscovita murieron más de 40 personas. En 2015, el grupo terrorista Estado Islámico derribó un avión de pasajeros ruso cuando sobrevolaba Egipto y mató a 224 personas . En 2017, otro atentado suicida golpeó el metro de San Petersburgo. Dejó 14 muertos.

Foto: Bomberos y trabajadores de los servicios de emergencias transportan a una mujer, víctima del atentado terrorista ocurrido en el metro de San Petersburgo el 3 de abril de 2017 (EFE/Anton Vaganov)

El terrorismo yihadista no es nuevo en Rusia. Grupos procedentes de Asia Central y del Cáucaso ya han cometido atentados en el pasado. Según informes de Inteligencia, durante la guerra civil en Siria muchos yihadistas salieron de la Federación Rusa y otras ex repúblicas soviéticas para combatir a Bachar Al Asad, apoyado por el presidente ruso, Vladímir Putin. Por eso, los terroristas podrían poner de nuevo su foco en Moscú. Ucrania, por su parte, niega cualquier relación con este atentado.

Foto: RUSSIAN INVESTIGATIVE COMMITTEE/AFP

Algunos de los cuerpos han sido encontrados entre los escombros de este edificio que ha quedado calcinado después de ese incendio de grandes proporciones que provocaron los asaltantes tras el tiroteo. El fuego ya está completamente extinguido.

El Servicio Federal de Seguridad (FSB) ruso ha detenido a once personas relacionadas con el atentado perpetrado en una sala de conciertos a las afueras Moscú, una masacre que ha dejado 133 muertos y cientos de heridos. El presidente ruso, Vladímir Putin, ha prometido castigar a los responsables en su primer intervención televisada tras el ataque.

Foto: UGC/AFP

Manuel Gazapo Lapayese, director del Observatorio Internacional de Seguridad, nos cuenta en '14 Horas Fin de semana' que el atentado en Moscú "tiene marca de agua del terrorismo de etiología yihadista" por su modus operandi. "El ISIS-K tiene diferentes bases y está enfrentando con el Kremlin por su apoyo indudable a Tayikistán. Rusia se ha convertido en uno de los principales objetivos del terrorismo de etiología yihadista", explica Lapayese. Considera que hay argumentos suficientemente válidos para que Putin plantee como hipótesis la autoría de Daesh, pero "no lo hace porque no le interesa". "Sería reconocer un fallo dentro de su estrategia de seguridad", y asegura quiere utilizar este atentado como "un arma de munición en su guerra contra Ucrania".

El Servicio Federal de Seguridad ruso ha detenido a once personas relacionadas con el atentado en la sala de conciertos en Moscú, un ataque cuya autoría ha reivindicado el autodenominado Estado Islámico del Gran Jorasán o ISIS-K. Esta facción se fundó en 2015, eran talibanes pakistaníes que decidieron abrazar una rama más radical del Islam, y han amenazado permanentemente a Irán, Afganistán y Pakistán. Los analistas expertos consideran que están tratando de expandir su acción hacia Estados Unidos, Europa y Rusia, por sus intervenciones en Siria, Chechenia y Afganistán. Informa Fernando Martínez.