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En Túnez, cinco días después del atentado, las autoridades se vuelcan en la búsqueda de los posibles cómplices del terrorista que hizo los disparos. La Policía tunecina ha arrestado en las últimas horas a varias personas por su supuesta vinculación con el atentado yihadista que el pasado viernes mató a 38 personas, en su mayoría británicos, en un hotel de la ciudad de Susa. El número de ciudadanos británicos muertos en el atentado del viernes en Túnez asciende a 21, pero se estima que hay otros nueve, informó hoy Downing Street, residencia oficial del primer ministro, David Cameron.

A las siete y cuarto de la tarde, Yasin Salhi salía de una comisaría de Lyon con dirección a París. Antes, a mediodía, era trasladado por la policía a su domicilio para un segundo registro. Este, tiene lugar después de que Salhi confesara haber asesinado y decapitado a la víctima en un aparcamiento. En su declaración policial habría insinuado que actuó por motivos personales y familiares y que el día antes del crimen había discutido con su mujer.

En Túnez, el Gobierno intenta desesperadamente lanzar un mensaje tranquilizador al turismo internacional. Miles de turistas han abandonado el país tras la masacre del viernes. Todavía hay 12 personas ingresadas en los hospitales, una de ellas en estado crítico. 

Gran parte de la expectación mediática estaba centrada en la comisaría de Lyon, donde Yasim Saslhi se ha negado a declarar. Saslhi y su familia viven desde hace seis meses en este tranquilo barrio a pocos kilómetros de Lyon. Sus vecinos no daban crédito a lo sucedido.