¿Qué ha sido de Julio?

Julio no siente arrepentimiento. Hubiese preferido no haber tenido que engañar a Vicenta, pero lo volvería a hacer mil veces si ello le iba a proporcionar el fin de la precariedad de su vida. Con el dinero que el marqués le dio por la venta de la finca de Vicenta, Julio se ha instalado en el protectorado español de Marruecos. Allí ha convencido a todos de que es un señor. Podría haber vivido desahogadamente sin hacer nada más, pero Julio no es un hombre dispuesto a desperdiciar las oportunidades que se le presentan. Ha conseguido contactos dentro del descontento ejército colonial y consigue vender sus excedentes a un buen precio. Sus negocios, casi nunca limpios, se extienden a diversos ámbitos y su forma de llevarlos le ha creado importantes enemigos cuya peligrosidad Julio desprecia.