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El 'revolucionario' Claudio Abbado fallece en Bolonia a los 80 años

  • La familia ha informado de que Abbado murió "serenamente" a las 8:30h
  • Riccardo Muti, "profundamente dolido por la pérdida de un gran músico"
  • Una de sus máximas: "Para mí, escuchar es lo más importante"

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"Apenas dice nada en los ensayos, habla muy bajo porque es muy tímido, así que la gente puede llegar a aburrirse. Pero esto funciona porque todo el mundo sabe que sus interpretaciones son geniales. Nunca he conocido a nadie tan convincente. Es el director más natural del mundo. Algunos directores necesitan verbalizar lo que que quieren, pero Claudio simplemente lo demuestra, simplemente lo consigue". Con estas palabras definía Clive Gillinson a Claudio Abbado, chelista y representante de la London Symphony Orchestra cuando él era su titular.

El maestro ha fallecido esta mañana a los 80 años. En un breve comunicado, la familia ha informado de que Abbado murió "serenamente" a las 8:30h, hora italiana, tras cancelar en los últimos días todos sus conciertos previstos.

"La batuta revolucionaria", titula en su edición digital el diario La Repubblica al recordar las críticas de Abbado al "egoísta sistema económico actual" y sus alabanzas al sistema venezolano que había conseguido crear centenares de pequeñas orquestas en este país.

Para Abbado la música servía de "rescate social" y su experiencia en Venezuela, en 2010, donde dirigió la Orquesta Juvenil Simón Bolívar de Venezuela, le permitió confirmar que "la música salva a los jóvenes de la criminalidad, la prostitución y la droga".

Muti: "su desaparición empobrece la música y el arte"

Riccardo Muti ha destacado hoy cómo Abbado marcó "durante decenas de años la historia de la dirección de orquesta y de la interpretación musical en el mundo" y afirma estar "profundamente dolido por la perdida de un gran músico".

Muti "enfrentado" con Abbado por los gustos del público, pero nunca antagonista, también ha recordado el "valor" con el que el maestro milanés afrontó su terrible enfermedad (cáncer de estómago) y la "serenidad y severidad" que ha caracterizado su carrera. "Su desaparición empobrece fuertemente el mundo de la música y el arte", ha explicado el napolitano.

A Antonio Moral, actual director del Centro Nacional de Difusión Musical y entonces director artístico del Teatro Real, le cabe el honor de haber convencido a Claudio Abbado para dirigir ópera en España por vez primera. "Fue único", destaca de él.

Abbado según Abbado

Pero probablemente una de las mejores formas de conocer cómo era el Abbado profesional es con sus propias palabras, que esta mañana hemos recordado en el programa La dársena de Radio Clásica.

"Mi abuelo solía llevarme a pasear por la montaña y nunca hablaba mucho. Aprendí de él a escuchar el silencio. Y para mí, escuchar es lo más importante: escucharnos los unos a los otros, escuchar lo que la gente dice, escuchar música."

"Me interesa organizar el trabajo como si se tratara de grupos de cámara. Los músicos, sobre todo los más jóvenes, deben aprender a escucharse entre sí, su trabajo debe ser un diálogo".

"Schubert refleja como nadie la tristeza interior. Siempre me han interesado mucho los compositores que mueren jóvenes, como él o como Mozart y Pergolesi. Nos dieron tantas lecciones y tan maduras antes de irse a la tumba que me resulta misterioso. No sé de dónde les llegaba tanto poder creativo. El grado de sabiduría musical y la profundidad que consiguen no es corriente, es excepcional".

"Para mí, escuchar es lo más importante: escucharnos los unos a los otros, escuchar lo que la gente dice, escuchar música."

"He tenido que cambiar para sobrevivir. Y eso significa que ahora cuando estudio, profundizo más. Por ejemplo, de la Primera Sinfonía de Mahler, que he dirigido tantas veces, ahora he compardo una nueva edición y he descubierto un montón de cosas nuevas."

"Llega un punto en el que sé que he memorizado una obra. Pero es psicológico también. Si no me la sé de memoria, es porque no la conozco suficientemente bien".

Mecenas hasta el final

Nombrado senador vitalicio de Italia el 30 de agosto de 2013, destinó su sueldo a la Escuela de Música de la pequeña localidad de Fiesole, en un gesto más de los muchos que tuvo a lo largo de su vida para promocionar la música clásica.

Abbado ha sido director de La Scala de Milán (1968-1986), de la Orquesta Sinfónica de Londres (1979-1988), de la Ópera de Viena (1986-1991) y de la Filarmónica de Berlín (1989-2002), en la que relevó a Herbert von Karajan.