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Moción de censura

PNV, 25 años dando (y quitando) gobiernos a PSOE y PP

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El sistema político y electoral español era, hasta hace unos pocos años, eminentemente bipartidista, pero en él se daba la paradoja de que, al tiempo que impedía la presencia de un tercer partido moderador entre los polos de izquierda y derecha que representan respectivamente PSOE y PP, dejaba que los partidos nacionalistas, beneficiados en representación política debido a la concentración territorial de su voto, fueran la única alternativa para pactar.

Y en este privilegiado papel no han faltado virajes bruscos en sus apoyos, como el del PNV en este mayo de 2018, que ha pasado de dar dos años de vida al PP votando a favor de los Presupuestos Generales del Estado a derribar de un día para otro el Gobierno de Mariano Rajoy apoyando la moción de censura de Pedro Sánchez por "responsabilidad" y "ética" y porque su voto en contra "no traería más estabilidad", tras oír por la mañana de labios del líder del PSOE que mantendría los Presupuestos aprobados la semana pasada "para garantizar la gobernabilidad".

A la postre, y merced al resto de apoyos que ha congregado la iniciativa de censura del líder socialista, los 286.000 votos que dieron al PNV sus actuales cinco diputados servirán para expulsar de la Moncloa a su actual inquilino, votado directamente en las urnas por casi ocho millones de ciudadanos, aunque el portavoz del partido vasco en el Congreso, Aitor Esteban, ha rechazado que el futuro del PNV estuviera "en manos" de su formación.

Apoyo a los gobiernos de González, Aznar y Zapatero

En la práctica, caída la última mayoría absoluta de Felipe González, y tras el paréntesis de las legislaturas 2000-2004 de José María Aznar y 2011-2015 de Mariano Rajoy, los nacionalistas catalanes y vascos, en ocasiones ambos al mismo tiempo, han tenido y usado su capacidad de bisagra para dar y quitar estabilidad a un Gobierno, ora del PSOE ora del PP, vía pactos de gobernabilidad o vía aprobación de los Presupuestos.

Esta historia de alianzas de ida y vuelta comienza en 1993, en la ‘dulce derrota’ de Felipe González, que ganó sus cuartas elecciones pero le faltaban 16 escaños para la mayoría absoluta, que tuvieron que "prestarle" la CiU de Jordi Pujol y el PNV de Xabier Arzalluz.

Gobernabilidad estatal al precio de numerosas concesiones a las reivindicaciones de estos partidos para sus respectivas comunidades, fundamentalmente económicas y de ampliación de competencias exclusivas. Un peaje al que también contribuyeron los siguientes presidentes del Gobierno.

En 1996, el PP de José María Aznar, con 156 escaños, tuvo que pactar también con CiU en el conocido 'pacto del Majestic', y con el PNV (aunque no era necesario) en el afán de lograr el apoyo de los nacionalistas vascos en la lucha contra el terrorismo etarra.

Los cinco diputados que también tenía entonces el PNV sirvieron para obtener un acuerdo fiscal muy ventajoso para el País Vasco. Sin embargo, otro pacto, el de Lizarra, acabó con la sintonía entre ambas formaciones conservadoras.

José Luis Rodríguez Zapatero tuvo que pactar con los nacionalistas en sus dos legislaturas. El turno del PNV llegó en la segunda, en 2008, en la que los nacionalistas vascos sostuvieron su gobierno, que penetraba ya en la crisis financiera y económica, a cambio de un acuerdo en el que entonces destacaba la inversión en políticas de empleo. En Madrid, la formación 'jeltzale' sostuvo a Zapatero, y años más tarde, en 2016, el PSE apoyó a Íñigo Urkullu en la Lehendakaritza.

Estabilidad al PP de Rajoy vía presupuestaria

La mayoría absoluta obtenida en las elecciones generales de 2011 por Mariano Rajoy dejó al PNV al margen de la política nacional, hasta que tras las de 2016 ha necesitado su apoyo para aprobar los Presupuestos de 2017, con un nuevo y muy ventajoso cálculo del Cupo Vasco hasta 2021, a costa de abrir una brecha en las relaciones del PP con Ciudadanos, su principal sostén en el Gobierno.

La situación se repitió este año, con otra tortuosa negociación de las cuentas públicas, que salieron adelante en el Congreso el pasado 23 de mayo tras arrancar el voto a favor del PNV.

Lo hacía a cambio de una subida generalizada en las pensiones que Rajoy negaba semanas antes con los pensionistas manifestándose por toda España -con presencia destacada en las calles de Euskadi- y de la expectativa de que se iba a levantar de manera inminente la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña –mientras en el País Vasco PNV y Bildu aprobaban incluir el "derecho a decidir" en su futuro Estatuto de autonomía.

Promesas de "diálogo" y "mantener" los presupuestos

"El PNV no es un partido de vocación de gobierno en España, nuestra responsabilidad política está con Euskadi", ha recordado en el Congreso Aitor Esteban. Sin embargo, la sentencia del caso Gürtel condenando al PP como partícipe a título lucrativo ha motivado su cambio de apoyo a favor de la aspiración de Pedro Sánchez de convertirse en nuevo presidente del Gobierno.

"Creemos que respondemos a lo que mayoritariamente demanda la sociedad vasca y la responsabilidad votando sí, confío en que el diálogo que ha prometido sea cierto y que no abuse de la prerrogativa que le estamos dando", le ha pedido Esteban a Sánchez, dando continuidad al cuarto de siglo que llevan los nacionalistas vascos cincelando gobiernos en Madrid.

"Ustedes han sabido trabajar en la diversidad y en la fragmentación", "tónica habitual" en otros países de la Unión Europea, le ha contestado Pedro Sánchez, que ha apuntado al PNV como "socio preferente" en las reformas legislativas que plantee. La historia se repite.