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España marca un nuevo mínimo histórico en el ránking de corrupción

  • Nuestro país cae un punto y un puesto, y queda a la altura de Chipre y Chequia
  • Aprueba con 57 puntos de 100, pero ha perdido ocho desde el año 2011
  • La presidenta de Transparencia Internacional alerta del "desapego" de la ciudadanía
  • Apunta a la "deuda" de la clase política y al "déficit" de concienciación pública

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Somalia es el país más corrupto y Nueva Zelanda el menos, según Transparencia Internacional

España obtiene 57 puntos en el ránking global de la ONG Transparencia Internacional (TI) publicado este miércoles, con lo que, pese a aprobar, acumula una pérdida de ocho enteros en los seis últimos años y marca un nuevo mínimo histórico.

El último Índice de Percepción de la Corrupción (CPI) sitúa a España en el puesto 42 de un total de 180 países, tras ceder un punto y un puesto con respecto a la edición previa de este estudio, lo que le sitúa en el vagón de cola de la UE, a la altura de Chipre, la República Checa, Dominica y Georgia.

Como en las últimas ediciones, Somalia y Sudán del sur cierran la tabla, con nueve y 12 puntos sobre un máximo de 100; mientras que en el otro extremo Nueva Zelanda y Dinamarca alcanzan los 89 y 88 enteros respectivamente.

Aun en sus mínimos históricos, al menos España pertenece a la minoría de países que aprueba, ya que 124 Estados -donde viven unos 6.000 millones de personas, el 79 % de la población mundial- no pasan el corte.

El vagón de cola está repleto de países en guerra, estados fallidos y regímenes totalitarios: Siria (14), Afganistán (15), el Yemen y Sudán (16) y Libia, Corea del Norte, Guinea Bissau y Guinea Ecuatorial (17). En el ranking suspende el 69% de los 180 Estados analizados.

Mapa del ranking de corrupción mundial de Transparencia Internacional, año 2017

Mapa de la corrupción mundial, donde los tonos amarillos equivalen a mayor transparencia y los rojos a mayor corrupcion. EFE

Pérdida de ejemplaridad de España

En el conjunto de la UE, tras Dinamarca, sobresalen por arriba en el índice Finlandia (85), Suecia (84), Luxemburgo, Holanda, Reino Unido (82) y Alemania (81).

Por debajo de España (57 puntos), se sitúan Malta (56), Italia y Eslovaquia (50), Croacia (49), Rumanía y Grecia (48), Hungría (48) y Bulgaria (43).

Entre las grandes potencias, Estados Unidos se sitúa en el puesto 16º, con 75 puntos, seguido por Japón (en el 20º, con 73), China (en el 77º, con 41), India (en el 81º, con 40) y Rusia (en el 135º, con 29).

La presidenta de TI, la argentina Delia Ferreira, ha lamentado en declaraciones a Efe el cambio que se ha operado en España en las últimas décadas, de ser un "paradigma" de cómo salir de una larga dictadura y construir instituciones consensualmente", con una "política más sana", a la actual situación, con el riesgo de "desapego ciudadano" por saturación.

"Cuando hay mucha corrupción en un país, se da el riesgo de que la gente se desentienda del problema. Algo tiene realmente que cambiar desde la demanda de la sociedad y desde la respuesta de la clase política, que debe entender que no puede seguir así", asegura.

No es el de España el único caso de retroceso. Transparencia Internacional denuncia que "la mayoría de países se está moviendo demasiado despacio en sus esfuerzos" para combatir las prácticas ilícitas y que "en los últimos seis años muchos países han progresado poco o nada".

"Las leyes de transparencia no bastan"

En opinión de Ferreira, "la diferencia entre países es cómo se reacciona. La reacción social es importante y marca diferencias", sostiene la presidenta de la ONG, que desea que la sociedad asuma su "responsabilidad" en esta tarea.

"Las reglas son necesarias, pero no son suficientes" y las leyes contra la corrupción "no pueden servir como servilleta para tapar las manchas", considera.

"Las leyes se hacen para prevenir y sancionar y para cumplirlas efectivamente. Pero con eso solo no alcanza. Se puede aprobar el mayor número de leyes de transparencia y ser un gobierno corrupto. Una cosa no quita la otra. Las leyes no significan real compromiso".

La presidenta de TI considera que "hay una deuda realmente fenomenal de la clase política española" en este ámbito y apunta que percibe un "déficit" de concienciación en la ciudadanía española. "La gente es clave para mejorar la situación porque debería poder cambiar exigiendo, demandando, y participando activamente en la política", ha señalado.