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El Senado de EE.UU. pide que se revele un resumen de su informe sobre las torturas de la CIA

  • Para el Senado la CIA cometió errores muy serios que les persiguen hasta hoy
  • Apunta que los interrogatorios no sirvieron para obtener información de valor
  • HRW pide conocer el texto completo que podría afectar a presos de Guantánamo

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El Comité de Inteligencia del Senado de Estados Unidos ha aprobado la divulgación de un informe de 480 páginas sobre las detenciones e interrogatorios de la CIA durante ocho años de guerra sucia contra el terrorismo, que podría tener profundas consecuencias y exponer el pasado más oscuro del espionaje estadounidense.

Según el diario The Washington Post, que ha tenido acceso al resumen que se pretende desclasificar, el informe concluye que la CIA exageró ante el Congreso y el Departamento de Justicia la utilidad de técnicas como el ahogamiento simulado, consistente en verter agua en la cara de un detenido para provocarle sensación de asfixia.

Entre otras cosas, señala que los duros interrogatorios no sirvieron para obtener información de verdadero valor que permitiera dar con el paradero del líder del Al Qaeda Osama bin Laden, capturado y abatido en mayo de 2011 en una operación de las fuerza especiales en su guarida de Pakistán.

La presidenta del comité, la senadora demócrata Dianne Feinstein, ha dicho que los resultados de la exhaustiva investigación de cinco años y que originalmente consta de 6.200 páginas "han resultado ser escandalosos".

"Se cometieron errores que nos persiguen"

"El informe expone una brutalidad que está en contra de nuestros valores como país, es una crónica de una mancha en nuestra historia que no debemos permitir que vuelva a suceder", ha afirmado la senadora por California.

"La CIA cometió errores muy serios que nos persiguen hasta el día de hoy", ha indicado Feinstein después de la aprobación, que ha contado con el apoyo de once senadores y la oposición de solo tres.

Las conclusiones del comité solo se harán públicas tras una revisión del contenido por parte del Pentágono, el FBI y la propia parte interesada, la CIA, que deben determinar si se exponen secretos que afecten a la seguridad nacional. Feinstein ha pedido que es proceso de revisión no lleve más de 30 días.

Asimismo, el presidente Barack Obama apoya la publicación del informe y, según el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, una vez se revise adecuadamente, ayudará a la opinión pública a entender por qué el mandatario puso fin a esas prácticas cuandollegó al poder e intenta cerrar, con peor fortuna, el penal de Guantánamo, creado en 2002.

Acusaciones cruzadas para vergüenza de las administraciones

El informe previsiblemente sacará los colores a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y los funcionarios tanto de la administración de George W. Bush como la de Barack Obama que promovieron, defendieron o actuaron con tibieza ante los abusos cometidos.

La CIA ha defendido su pasado y ha acusado a miembros de los equipos de los senadores de acceder a información de manera ilegal, mientras que el comité ha asegurado que la agencia de inteligencia les ha estado espiando.

Tras los traumáticos atentados del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos se embarcó en una guerra contra el terrorismo islamista y contra Al Qaeda para la que se desechó el marco de derecho existente por otro que permitió el secuestro y transporte de sospechosos por terceros países, interrogatorios con técnicas consideradas como tortura o la creación de prisiones secretas fuera de la legalidad.

HRW pide la publicación del informe completo

Por su parte, la organización Human Right Watch (HRW) ha celebrado en un comunicado "el paso adelante" dado por la comisión y ha pedido que vaya más allá y publique el informe original con la mínima cantidad de borrones posible.

"La CIA ha llegado muy lejos en sus intentos para que los detalles de un programa de tortura ilegal se mantenga en secreto", ha indicado en un comunicado Andrea Parsow, asesora en temas de seguridad nacional de HRW.

El informe podría ser utilizado por las defensas de algunos de los detenidos de más alto valor en la prisión de Guantánamo, que vivieron en carne propia el nuevo entramado tejido por la CIA en todo el mundo.