Enlaces accesibilidad

'Paseo astral', la última genialidad del dibujante Max

  • Un cómic que realizó paraexponer en el stand del diario El País en ARCO 2013
  • "En mi cabeza tengo más ideas de las que puedo dibujar", asegura

Por
Fragmento de una página de 'Paseo astral', de Max
Fragmento de una página de 'Paseo astral', de Max

En una entrevista concedida al programa El ojo crítico (RNE)Max ha presentado el cómic que realizó para exponer en el stand del diario El País en ARCO 2013 y que saldrá a la venta este viernes: Paseo astral (La Cúpula). 56 paginas a cuatricromía "y no hay nada informático, el dibujo es sobre papel en blanco o sobre la página del periódico del día 2 de enero de 2013 y con collages hechos con las páginas del periódico pegados junto al dibujo", explica el primer Premio Nacional de Cómic (en 2007) y uno de los autores españoles más reconocidos internacionalmente en el mundo del cómic y la ilustración.

Un 'Paseo astral', con el dibujante Max

"Encuentro la inspiración en la realidad, en los periódicos o en mi cabeza" -asegura Max-, que en esta nueva obra combina dos temas ya clásicos en el arte: el creador en busca de la musa y el pacto con el diablo en el cruce de caminos, y con múltiples referencias, guiños y homenajes a la literatura, el cómic y las artes visuales.

"El cómic es un arte mestizo, no un pura sangre"

"Estoy contento del resultado de la exposición en ARCO -comenta el dibujante-, era un desafío, la primera vez que se exponía un cómic en la Feria del Arte Contemporáneo. Y las relaciones entre cómic y el arte contemporáneo siempre han sido un poco tensas. No es una actitud general pero parece que hay un Arte con Mayúsculas y otro con minúsculas. El cómic es una de las artes más jóvenes, apenas tiene ciento y pico años, y causa desconfianza. También por su carácter híbrido entre texto e imagen, que es único y que le hace parecer un mestizo, no un pura sangre".

"Por suerte hace años que no padezco ningún momento de sequía creativa -asegura Max-. Aunque esa sequía puede reaparecer en cualquier momento y de hecho nos pasa a todos. Pero llevo una larga temporada en la que no tengo tiempo para dibujar todo lo que se me ocurre, lo cual también es un problema dramático. Pero es bueno porque así hago una criba y elijo solo los mejores proyectos".

Por cierto que, cuando el protagonista de Paseo astral encuentra a su musa no es, para nada, como se la imaginaba. "Ese es el gag final que no podemos desvelar aquí -bromea Max-. Es como las musas, que son impredecibles del todo. Y como decía alguien, el artista no puede buscar a la musa, es ella la que le elige. Aún así, yo estoy de acuerdo con Picasso en que la inspiración te tiene que pillar trabajando".

"Todos buscamos nuestro refugio frente a la realidad"

En el libro Max interpreta a la realidad como un leviatán, una gran ballena dispuesta a devorarlo todo. "Todos nos buscamos nuestros pequeños refugios frente a esa realidad -asegura el dibujante- porque es imposible asimilar todo lo que flota en los medios de comunicación y en el arte, por todas partes. Hemos llegado a un punto de saturación de todo, de las noticias... de las interpretaciones de las noticias... de las interpretaciones de las interpretaciones... y pienso que corremos el riesgo de volvernos locos. Por eso debemos buscar fórmulas de protección, aunque no sean permanentes, porque tampoco abogo por un escapismo continuo, pero si tenemos que mantener espacios donde estemos a solas con nosotros mismos y tengamos tiempo de asimilar lo que pueda haber interesante por ahí".

En cuanto a la relación del cómic y la prensa, leiv motiv de este Paseo astral,  Max ha recordado que se inició a finales del siglo XIX, cuando el cómic nació en los periódicos estadounidenses y que "Fue como la edad dorada del cómic, los primeros años en los cuales los pioneros, entre 1910 y 1930, cuando se publicaban cómics revolucionarios y vanguardistas. Era un arte nuevo y entre una decena de artistas inventaron ese medio, ese nuevo lenguaje con una imaginación desbordante e incluso vanguardista. Y encima captando absolutamente la atención de los lectores. Yo tengo mucha envidia de esa época, porque actualmente parece que la vanguardia es algo alejado de los gustos de la sociedad y en aquellos años no era así".

Little Nemo in Slumberland (Norma), de Windsor McCay es uno de los grandes cómics de esa época, y también ha servido de inspiración a Max para este trabajo. "Es un guiño-homenaje a una de las cumbres de la historieta".

"No he usado la informática"

"En Paseo astral no he usado los ordenadores para nada -asegura Max-. He dibujado sobre papel blanco, sobre el papel del periódico y he hecho collage. Tijeras, pegamento, lápiz y tinta, eso es lo que he empleado".

"Yo uso habitualmente la informática, no tengo manías ni complejos con eso -confiesa Max. Pero como este cómic era para ser expuesto en una feria de arte, me pareció lógico usar originales físicos. Y me olvidé del ordenador y sus trucos fantásticos, que son una maravilla para los ilustradores".

Max también ha confesado como se forjó su estilo: "Empecé a tener ganas de hacer cómics con los tebeos underground americanos, que trataban temas adultos. Pero al poco tiempo empecé a rescatar cómics que ya había leído de pequeño y entre ellos estaban Tintín la escuela Bruguera, como Pulgarcito o el DDT. Y es que cuando te pasas la infancia con esto, inevitablemente acaba saliendo. Y mi dibujo se fue estilizando, limpiando y haciéndose minimalista, aunque esa no sea una definición que me guste. Realmente lo que intento es transmitir las máximas emociones con los mínimos recursos gráficos".

Y vuelve a conseguirlo en este fantástico trabajo. Si a alguien le quedaba alguna duda de que el cómic es arte, solo tiene que acompañar a Max en este Paseo astral.

.