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El 'Requiem' de Verdi con Currentzis conquista al Teatro Real

  • Se han ofrecido 2 funciones en 'Las noches del Real'
  • Con el Coro del Real y el de la Comunidad de Madrid
  • Y solistas de primer nivel como Violeta Urmana e Ildebrando D'Arcangelo
  • 'Las noches del Real' rindió homenaje a Verdi en su bicentenario

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De izda. a dcha. Lianna Haroutounian (soprano), Violeta Urmana (mezzosoprano), Jorge de León (tenor ) y Ildebrando D¿Arcangelo (bajo)
De izda. a dcha. Lianna Haroutounian (soprano), Violeta Urmana (mezzosoprano), Jorge de León (tenor ) y Ildebrando D¿Arcangelo (bajo)

En la rueda de prensa de presentación Teodor Currentzis prometía una Misa de Requiem de Verdi diferente a las grabaciones de referencia, más pegada, a su juicio, al original. Y sin embargo escuchando algunos pasajes en las voces de la gran soprano lituana Violeta Urmana o el bajo Ildebrando D'Arcangelo -uno de los cantantes actuales más interesantes- y cerrando los ojos podríamos pensar que estábamos escuchando una grabación clásica.

Junto a ellos estuvieron en las dos funciones -este lunes y miércoles- de Las noches del Real el tinerfeño Jorge de León, un tenor de "spinto verdiano", cómo le definió el director griego y la soprano armenia Lianna Haroutonian.

Y la orquesta titular del TR y su coro titular (Intermezzo) al que se unió el Coro de la Comunidad de Madrid, bajo la dirección de Andrés Máspero, para completar la inmensa plantilla coral que diseño Verdi para esta obra que dedicó a Alessandro Manzoni, héroe del Risorgimiento a quien consideraba el mejor poeta de su época.

Un espectacular viaje hacia la luz

Quizás el director griego plasmó más su visión de la obra en el coro y en la orquesta. Orquesta y coro de envergadura que transitan a lo largo de siete piezas por la piedad, el terror, el conflicto, la alegría, la incertidumbre, realizando un viaje de la oscuridad hacia la luz. El agnóstico Verdí utilizó sus propias dudas -ante la desaparición temprana de su esposa y dos hijos- para crear una obra universal que despierta emociones en oyentes de cualquier lugar y cultura, y que tiene más vocación de ser interpreada en un auditorio como éste que en un lugar de culto.

El público este miércoles aplaudió con ganas al director -que escenificó el final durante varios segundos con los brazos en cruz- y a los intérpretes, aunque también había espectadores que no demostraban entusiasmo. Como suele se habitual, hay opiniones para todos los gustos: "Los solistas estuvieron muy bien, incluso la solista, algo más justa de voz... pero los coros muy exagerados y la cuerda no sonó bien...", comentaba Diego, un profesor universitario abonado al ciclo.

Albert, cantante, en esta ocasión desde el patio de butacas, nos proporcionaba otra visión completamente distinta: "Creo que todos han estado magníficos, coros y orquesta y sobre todo unos solistas excepcionales". "En cuanto al director", comentaba, "he visto a un hombre lleno de energía y muy espectacular y gestual". "Me parece" concluía "que es evidente que ha sido un éxito y el público lo ha reconocido".