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Obama apuesta por una nueva política de seguridad con los nombramientos de Hagel y Brennan

  • El nuevo secretario de Defensa no es partidario de las intervenciones militares
  • La CIA podría volver a centrarse en labores de información
  • Israel recela de Hagel mientras Irán espera que mejoren las relaciones

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El presidente de EE.UU., Barack Obama, entre el actual secretario de Defensa, Leon Panetta (izda) y su candidato al puesto, Chuck Hagel
El presidente de EE.UU., Barack Obama, entre el actual secretario de Defensa, Leon Panetta (izda) y su candidato al puesto, Chuck Hagel.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, no ha obrado a la ligera al elegir a Chuck Hagel como nuevo secretario de Defensa.

Hagel, un republicano heterodoxo muy criticado a ambos lados del espectro político, y que tradicionalmente ha chocado con la línea oficial de su partido, aún ha de pasar una difícil confirmación en el Senado. Obama ya se echó atrás ante una perspectiva similar en el caso de Susan Rice, su opción para sustituir a Hillary Clinton al frente de la diplomacia. En su lugar eligió a John Kerry.

Sin embargo, como veterano del Vietnam (es el primer exsoldado que llega a dirigir el Pentágono), Hagel desconfía de las aventuras militares en el extranjero, y por tanto puede ser un valioso aliado del presidente en configurar una nueva política exterior y de seguridad en este segundo mandato.

El primer periodo de Obama en la Casa Blanca estuvo marcado por la crisis económica, la herencia de George W. Bush, la salida de Irak y la voluntad de no enervar a aquella parte del país que no le había votado, y que podía impedir su reelección.

Por el contrario, los próximos cuatro años pueden ser la oportunidad para dejar su propia huella en la relación de su país con el mundo (y también en el interior, si cumple su promesa de controlar las armas de fuego).

Una presidencia más segura

"Esta es claramente una presidencia que se siente de alguna manera al margen de la política electoral, piensa que tiene capital político para gastar, y no pierde más tiempo", ha declarado a Reuters Costas Panagopoulos, profesor de ciencia política de la Universidad de Fordham, en Nueva York.

Varios medios estadounidenses comparten esta interpretación de que la elección de Hagel y de John Brennan, nuevo director de la CIA, puede abrir una nueva etapa. En el New York Times, Scott Shane y David E. Sanger destacan que el nuevo jefe del Pentágono proveerá a Obama de "cobertura política para los planes presidenciales de salir de Afganistán y recortar un presupuesto de defensa que se ha doblado prácticamente desde los ataques terroristas de 2001".

Los articulistas del Washington Post Greg Miller y Scott Wilson aseguran que el tamdem Hagel-Brennan está diseñado para "una era de conflicto reducido pero duradero", en la que Obama preferirá usar las sanciones, las acciones encubiertas y la ciberguerra en lugar del envío de tropas.

Los autores del artículo del WP suponen que la CIA volverá a su labor principal, la recopilación de información, aunque mantendrá su flota de aviones no tripulados o dronesBrennan es el arquitecto del programa que ha llevado al uso masivo de estos aparatos,  que han causado centenares de víctimas civiles en las regiones tribales de Pakistán.

Por último, la revista Foreign Policy compara en su análisis principal, escrito por David Rothkopf, las trayectorias de John Kerry y Hagel. Tras servir en Vietnam, explica Rothkopf, ambos llegaron a la política con la firme convicción de que la labor diplomática, y no la guerra convencional, es la mejor arma para defender los intereses de EE.UU. en el mundo.

Israel e Irán

Más improbable es que la elección de Hagel implique un cambio real de la relación con Israel, pese a algunas declaraciones críticas con el lobby pro-israeli en Washington. Lo mismo puede decirse de Irán, pese a que el exsenador por Nebraska se opusiera a la imposición de sanciones unilaterales y haya propuesto dialogar con Teherán.

Las grandes líneas estratégicas respecto a ambos países (continuación de la "relación especial", en el primer caso; sanciones económicas por el programa nuclear, en el segundo) son marcadas desde arriba por el presidente, como ha reconocido el propio Hagel.

Otra cuestión es cómo será recibida la elección del exsenador republicano en estos países, algo de lo que ya hay algunas pistas. El presidente del parlamento israelí, Rubén Rivlin, ha mostrado su "inquietud". "La nominación no influye solo en Israel, sino sobre todo el equilibrio estratégico mundial. La teoría de 'espléndido aislamiento' de Hagel modifica la estrategia americana en el mundo", ha explicado Rivlin.

La nominación llega además apenas dos semanas antes de las elecciones en Israel, en las que la coalición derechista encabezada por Benjamín Netanyahu y Avigdor Lieberman parte como favorita. Conocida es la fría relación entre Netanyahu y Obama.

En este contexto, el columnista del NYT Thomas L. Friedman cree que el nombramiento de Hagel puede ser positivo incluso para el propio estado hebreo.

"La mayoría de los senadores de EE.UU. - escribe Friedman -  legisladores y judíos prefieren esconder la cabeza, porque enfrentarse a  Israel es desagradable y políticamente peligroso. Hagel al menos se  preocupa tanto por Israel para ser una excepción".

Irán, por su parte, ha mostrado su esperanza de que el nombramiento ayude a mejorar las relaciones. "Esperamos que haya cambios prácticos en la política exterior estadounidense y que Washington se más respetuoso con los derechos de las naciones", ha declarado el portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Ramin Mehmanparast.